La tardía confesión Danny DeVito sobre su experiencia con Michelle Pfeiffer, en Batman: vuelve: “La deseaba”

Era difícil igualar el éxito y las buenas críticas de la primera entrega, pero Batman regresa, en 1992, lo logró, en gran parte, gracias a la participación de Danny DeVito como el Pingüino y a la de Michelle Pfeiffer como Gatúbela. Los actores no solo estuvieron a la altura del recordado Guasón de Jack Nicholson, sino que marcaron la estética de principio de los años noventa.

Aquel film de Tim Burton sigue siendo considerado una de las mejores entregas de las aventuras del hombre murciélago en la pantalla grande y aún hoy las anécdotas de los días de filmación sigue despertando el interés de los medios y de los fans. Esta semana, DeVito realizó una fuerte declaración sobre su compañera de elenco: admitió que al verla enfundada en el traje negro de látex sintió un profundo deseo.

“¡Es tan maravillosa!”, dijo DeVito, de 80 años, en una nueva entrevista sobre su experiencia junto a Pfeiffer, de 67 años, y agregó: “Debo admitir que la deseaba. Era una diosa”, agregó a modo de elogio, sin sonrojarse.

En el artículo de la sección “Actors on Actors”, de Variety, DeVito mantuvo una divertida y profunda conversación con Colin Farrell, el reconocido actor irlandés que interpreta al Pingüino en la serie de Max. Allí, confesó que al ver a Pfeiffer comenzó a preocuparse por su propia apariencia en pantalla: “Si sabía que iba a aparecer en una escena ese día, me ponía colorado. Literalmente, pedía que me pusieran más maquillaje. ‘¡Pónganme otro kilo de maquillaje, por favor!´. ¡Realmente era una situación muy difícil!“, reconoció.

Siguiendo con el tema de la “transformación”, DeVito recordó: “Empezamos con un trabajo de maquillaje de cinco o seis horas, y luego lo fueron reduciendo. Todas las mañanas, me sentaba en la silla tres horas y media. Mi ritual era este: llegaba por la mañana, a las 4:30 o 5:00. Me entretenía un poco, tomaba mi té y entraba en la sala de maquillaje. La maquilladora estaba allí de pie con el pegamento”.

En otro tramo de la charla, DeVito aclaró que era su personaje, Oswald Cobblepot, el que era lujurioso. Cuando Farrell le preguntó en broma si Pfeiffer llamó a seguridad, respondió: “Me da la sensación de que le gustó. Le gustaba Oswald”.

“¿Volverías a interpretar al Pingüino si hubiera una nueva versión? ¿Si Tim Burton te llamara?“, quiso saber Farrell. Y De Vito no lo dudó: ”Absolutamente. Me encantó interpretarlo porque me dio una libertad que se desborda. Se nota que a vos te pasa lo mismo. Podés descontrolarte con cualquier cosa. El elemento operístico de Batman regresa fue lo que más me gustó: la música, los decorados y todo. El Shakespeare de la película: ‘El mundo entero es un escenario’. El reino de Oswald, sus pingüinos, sus secuaces y su pasión. Me encantó“.

En otro momento, Farrell le preguntó si mientras duró la filmación, algún día se llevó “el personaje a su casa”, pero DeVito indicó que no, porque no es muy fanático del método, una técnica o tipo de actuación en la que el actor busca fomentar interpretaciones sinceras y emocionalmente expresivas, haciéndose carne con su personaje. “No, por suerte, volvía sano y salvo a casa con Rhea [Perlman] y los niños”, dijo. “Interpreté personajes realmente despreciables; así que tuve la suerte de poder dejarlos atrás al salir del set”. DeVito y Perlman llevan casados ​​desde 1982 y tienen tres hijos: Lucy, Gracie y Jack. Aunque se separaron en 2017, siguen oficialmente casados.

También hubo tiempo para hablar de temas personales y profundos: otro de los tópicos fue el consumo de alcohol. Mientras el actor irlandés recordó que se mantiene sobrio desde 2005, su par estadounidense reveló que desde hace algún tiempo redujo el consumo de bebidas.

“Actualmente, solo bebo un sorbo de vino”, señaló DeVito. Y aclaró: “Pero soy de tomar Martini. Prefiero la ginebra. Fumo puros. Pero cuando estoy en plan saludable, como ahora, me mantengo alejado del alcohol. Así me siento mucho mejor”, añadió y los dos acordaron que no extrañaban el alcohol.

Era difícil igualar el éxito y las buenas críticas de la primera entrega, pero Batman regresa, en 1992, lo logró, en gran parte, gracias a la participación de Danny DeVito como el Pingüino y a la de Michelle Pfeiffer como Gatúbela. Los actores no solo estuvieron a la altura del recordado Guasón de Jack Nicholson, sino que marcaron la estética de principio de los años noventa.

Aquel film de Tim Burton sigue siendo considerado una de las mejores entregas de las aventuras del hombre murciélago en la pantalla grande y aún hoy las anécdotas de los días de filmación sigue despertando el interés de los medios y de los fans. Esta semana, DeVito realizó una fuerte declaración sobre su compañera de elenco: admitió que al verla enfundada en el traje negro de látex sintió un profundo deseo.

“¡Es tan maravillosa!”, dijo DeVito, de 80 años, en una nueva entrevista sobre su experiencia junto a Pfeiffer, de 67 años, y agregó: “Debo admitir que la deseaba. Era una diosa”, agregó a modo de elogio, sin sonrojarse.

En el artículo de la sección “Actors on Actors”, de Variety, DeVito mantuvo una divertida y profunda conversación con Colin Farrell, el reconocido actor irlandés que interpreta al Pingüino en la serie de Max. Allí, confesó que al ver a Pfeiffer comenzó a preocuparse por su propia apariencia en pantalla: “Si sabía que iba a aparecer en una escena ese día, me ponía colorado. Literalmente, pedía que me pusieran más maquillaje. ‘¡Pónganme otro kilo de maquillaje, por favor!´. ¡Realmente era una situación muy difícil!“, reconoció.

Siguiendo con el tema de la “transformación”, DeVito recordó: “Empezamos con un trabajo de maquillaje de cinco o seis horas, y luego lo fueron reduciendo. Todas las mañanas, me sentaba en la silla tres horas y media. Mi ritual era este: llegaba por la mañana, a las 4:30 o 5:00. Me entretenía un poco, tomaba mi té y entraba en la sala de maquillaje. La maquilladora estaba allí de pie con el pegamento”.

En otro tramo de la charla, DeVito aclaró que era su personaje, Oswald Cobblepot, el que era lujurioso. Cuando Farrell le preguntó en broma si Pfeiffer llamó a seguridad, respondió: “Me da la sensación de que le gustó. Le gustaba Oswald”.

“¿Volverías a interpretar al Pingüino si hubiera una nueva versión? ¿Si Tim Burton te llamara?“, quiso saber Farrell. Y De Vito no lo dudó: ”Absolutamente. Me encantó interpretarlo porque me dio una libertad que se desborda. Se nota que a vos te pasa lo mismo. Podés descontrolarte con cualquier cosa. El elemento operístico de Batman regresa fue lo que más me gustó: la música, los decorados y todo. El Shakespeare de la película: ‘El mundo entero es un escenario’. El reino de Oswald, sus pingüinos, sus secuaces y su pasión. Me encantó“.

En otro momento, Farrell le preguntó si mientras duró la filmación, algún día se llevó “el personaje a su casa”, pero DeVito indicó que no, porque no es muy fanático del método, una técnica o tipo de actuación en la que el actor busca fomentar interpretaciones sinceras y emocionalmente expresivas, haciéndose carne con su personaje. “No, por suerte, volvía sano y salvo a casa con Rhea [Perlman] y los niños”, dijo. “Interpreté personajes realmente despreciables; así que tuve la suerte de poder dejarlos atrás al salir del set”. DeVito y Perlman llevan casados ​​desde 1982 y tienen tres hijos: Lucy, Gracie y Jack. Aunque se separaron en 2017, siguen oficialmente casados.

También hubo tiempo para hablar de temas personales y profundos: otro de los tópicos fue el consumo de alcohol. Mientras el actor irlandés recordó que se mantiene sobrio desde 2005, su par estadounidense reveló que desde hace algún tiempo redujo el consumo de bebidas.

“Actualmente, solo bebo un sorbo de vino”, señaló DeVito. Y aclaró: “Pero soy de tomar Martini. Prefiero la ginebra. Fumo puros. Pero cuando estoy en plan saludable, como ahora, me mantengo alejado del alcohol. Así me siento mucho mejor”, añadió y los dos acordaron que no extrañaban el alcohol.

 

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