Lograron duplicar los metros de su casa aplicando claves del diseño japonés y sin alterar el frente tradicional

Durante más de diez años, esta casa funcionó para el día a día de una familia de cuatro. Hasta que dejó de hacerlo. Con los padres haciendo home office y las dos hijas en su nueva etapa adolescente, el hogar empezó a sentirse chico. La pandemia fue el punto de inflexión final, tras lo que decidieron emprender una renovación y ampliación. “La casa tenía muchísimo carácter y estaba en buen estado. Hicimos trabajos estructurales y otros para mejorar la climatización”, explican los arquitectos Andrew Maynard y Mark Austin, codirectores de Austin Maynard Architects, convocados para liderar el proyecto.

Desde la calle, la casa se ve como siempre: la fachada original, que les encantaba a los dueños, mantuvo su estilo Arts & Crafts con su nuevo color. Los cambios fuertes aparecen más atrás.

Partiendo de 104m2, la casa pasó a tener 206m2, prácticamente el doble.

Unir presente y pasado

Inspirados por el año en el que vivieron en Japón, la familia pidió un espacios con propósito. “Por suerte, nuestro enfoque arquitectónico se alinea con principios del diseño japonés como kanso (simplicidad) y seijaku (quietud), que desde luego aplicamos en este proyecto”, dicen los arquitectos de Maynard Austin, señalando afinidades naturales con sus clientes.

Para distinguir la parte original de de la ampliación, el revestimiento de tablones pintados continúa en el interior. Si bien es un gesto poco común, crea una separación visual y espacial entre lo antiguo y lo nuevo, confundiendo la percepción del interior y el exterior.

Fórmulas probadas

Si bien la familia buscaba cambiar muchas cosas, había soluciones que quisieron mantener, como el espacio social integrado. “Fueron muy claros en su deseo de seguir con un área de living-comedor-cocina muy práctica y social”, recuerdan los arquitectos.

Para evitar que el gran espacio de planta abierta se sintiera “demasiado cavernoso”, como temían los propietarios, el living (sobre la izquierda) se extiende ligeramente elevado y sobresale como un pabellón hacia el jardín.

El Estudio proyectó en el contrafrente una pantalla de listones, solución que –además de una marca estética única– da sombra y privacidad tanto para los propietarios como para los vecinos.

Buscaban “algo diferente”: moderno, pero no en forma de caja; luminoso y ventilado, pero también acogedor.

Privacidad y socialización

“El encargo tenía dos objetivos principales: funcionalidad y espacio para coexistir en armonía. El mantra principal era ‘juntos, pero sin invadirse‘”, explican los arquitectos.

El sector de las chicas incluye dos dormitorios, un baño, una sala para hacer manualidades y un espacio multiuso donde estudian, mirar series y películas o descansan en una alucinante hamaca colgante.

“Cuando las chicas no están, muchas veces subimos para leer en la red colgante. Hay una luz preciosa en ese lugar”.

Soluciones en la planta baja

Además del living, comedor y cocina, la nuevo ala de la casa en planta baja tiene un lugar para ver tele, una oficina, el lavadero, una despensa y espacio para clasificar la basura y dejar las bicicletas. ¿Dónde están? Algunos, a la vista; otros, ocultos detrás de las famosas estructuras corredizas con listones.

Tanto el lavadero como la oficina tienen vistas verdes y ventilación cruzada gracias a los jardines internos diseñados por el Estudio.

Durante más de diez años, esta casa funcionó para el día a día de una familia de cuatro. Hasta que dejó de hacerlo. Con los padres haciendo home office y las dos hijas en su nueva etapa adolescente, el hogar empezó a sentirse chico. La pandemia fue el punto de inflexión final, tras lo que decidieron emprender una renovación y ampliación. “La casa tenía muchísimo carácter y estaba en buen estado. Hicimos trabajos estructurales y otros para mejorar la climatización”, explican los arquitectos Andrew Maynard y Mark Austin, codirectores de Austin Maynard Architects, convocados para liderar el proyecto.

Desde la calle, la casa se ve como siempre: la fachada original, que les encantaba a los dueños, mantuvo su estilo Arts & Crafts con su nuevo color. Los cambios fuertes aparecen más atrás.

Partiendo de 104m2, la casa pasó a tener 206m2, prácticamente el doble.

Unir presente y pasado

Inspirados por el año en el que vivieron en Japón, la familia pidió un espacios con propósito. “Por suerte, nuestro enfoque arquitectónico se alinea con principios del diseño japonés como kanso (simplicidad) y seijaku (quietud), que desde luego aplicamos en este proyecto”, dicen los arquitectos de Maynard Austin, señalando afinidades naturales con sus clientes.

Para distinguir la parte original de de la ampliación, el revestimiento de tablones pintados continúa en el interior. Si bien es un gesto poco común, crea una separación visual y espacial entre lo antiguo y lo nuevo, confundiendo la percepción del interior y el exterior.

Fórmulas probadas

Si bien la familia buscaba cambiar muchas cosas, había soluciones que quisieron mantener, como el espacio social integrado. “Fueron muy claros en su deseo de seguir con un área de living-comedor-cocina muy práctica y social”, recuerdan los arquitectos.

Para evitar que el gran espacio de planta abierta se sintiera “demasiado cavernoso”, como temían los propietarios, el living (sobre la izquierda) se extiende ligeramente elevado y sobresale como un pabellón hacia el jardín.

El Estudio proyectó en el contrafrente una pantalla de listones, solución que –además de una marca estética única– da sombra y privacidad tanto para los propietarios como para los vecinos.

Buscaban “algo diferente”: moderno, pero no en forma de caja; luminoso y ventilado, pero también acogedor.

Privacidad y socialización

“El encargo tenía dos objetivos principales: funcionalidad y espacio para coexistir en armonía. El mantra principal era ‘juntos, pero sin invadirse‘”, explican los arquitectos.

El sector de las chicas incluye dos dormitorios, un baño, una sala para hacer manualidades y un espacio multiuso donde estudian, mirar series y películas o descansan en una alucinante hamaca colgante.

“Cuando las chicas no están, muchas veces subimos para leer en la red colgante. Hay una luz preciosa en ese lugar”.

Soluciones en la planta baja

Además del living, comedor y cocina, la nuevo ala de la casa en planta baja tiene un lugar para ver tele, una oficina, el lavadero, una despensa y espacio para clasificar la basura y dejar las bicicletas. ¿Dónde están? Algunos, a la vista; otros, ocultos detrás de las famosas estructuras corredizas con listones.

Tanto el lavadero como la oficina tienen vistas verdes y ventilación cruzada gracias a los jardines internos diseñados por el Estudio.

 

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