Qué dice un nuevo estudio global sobre la felicidad de los jóvenes

Durante décadas, las investigaciones mostraron que la forma en que las personas experimentaban la felicidad a lo largo de sus vidas se parecía a una curva en forma de U. La felicidad tendía a ser alta cuando eran jóvenes, luego caía en la mediana edad, para volver a subir a medida que envejecían.

Sin embargo, encuestas recientes sugieren que los adultos jóvenes no son tan felices como solían ser, y esa curva en forma de U está empezando a aplanarse.

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Este patrón volvió a aparecer en un nuevo estudio, uno de una colección de trabajos publicados en la revista Nature Mental Health. Son las primeras publicaciones basadas en la oleada inicial de datos del Global Flourishing Study, una colaboración entre investigadores de la Universidad de Harvard y la Universidad de Baylor.

Los datos, recopilados principalmente en 2023 por Gallup, se obtuvieron de encuestas autoinformadas de más de 200.000 personas en más de 20 países.

Revelaron que, en promedio, los adultos jóvenes entre 18 y 29 años estaban teniendo dificultades, no solo con la felicidad, sino también con su salud física y mental, la percepción de su propio carácter, el hallazgo de sentido en la vida, la calidad de sus relaciones y su seguridad financiera.

Los investigadores combinaron estas medidas para determinar el grado en que cada participante estaba “floreciendo”, es decir, viviendo en un estado donde todos los aspectos de la vida eran positivos.

Los participantes mostraron niveles relativamente bajos de florecimiento en promedio hasta los 50 años. Esto se observó en varios países, incluidos el Reino Unido, Brasil y Australia. La diferencia entre los adultos jóvenes y mayores fue más marcada en Estados Unidos, dijeron los investigadores.

“Es un panorama bastante crudo”, dijo Tyler J. VanderWeele, autor principal del estudio y director del Programa de Florecimiento Humano de Harvard. “Los hallazgos plantean una pregunta importante: ¿Estamos invirtiendo lo suficiente en el bienestar de los jóvenes?”, planteó.

La adultez joven ha sido durante mucho tiempo considerada una etapa despreocupada, un período de oportunidades ilimitadas y pocas obligaciones. Pero los datos del estudio sobre florecimiento y de otras fuentes sugieren que, para muchas personas, esa noción es más fantasía que realidad.

En un informe de 2023 de la Escuela de Posgrado en Educación de Harvard, por ejemplo, los adultos jóvenes de entre 18 y 25 años en Estados Unidos reportaron el doble de tasas de ansiedad y depresión que los adolescentes.

Además, el perfeccionismo se ha disparado entre los estudiantes universitarios, quienes a menudo reportan sentir presión por cumplir expectativas poco realistas. La participación en organizaciones comunitarias, clubes y grupos religiosos ha disminuido, y la soledad ahora está siendo tan prevalente entre los adultos jóvenes como entre los mayores.

“Estudio tras estudio muestran que la conexión social es fundamental para la felicidad, y los jóvenes están pasando menos tiempo con amigos que hace una década”, dijo Laurie Santos, profesora de psicología en la Universidad de Yale y conductora del pódcast The Happiness Lab. “Además, como las personas de todas las edades, los jóvenes enfrentan un mundo lleno de problemas —desde el clima hasta la economía y la polarización política”.

Emiliana R. Simon-Thomas, directora científica del Greater Good Science Center en la Universidad de California, Berkeley, lo expresó así: “Nuestro bienestar depende del bienestar de todos los demás seres humanos. No podemos ser felices y poner una cerca a nuestro alrededor”.

En su opinión, los datos reflejan las “consecuencias a largo plazo de estar hiperenfocados en el estatus y el poder” en lugar de considerar nuestro lugar dentro de una comunidad más amplia.

Dado que las encuestas se administraron en distintos momentos, idiomas y contextos económicos, políticos y culturales, es difícil comparar directamente los países, señaló VanderWeele. Aunque el alcance geográfico del estudio fue amplio, el análisis actual no incluye a China continental, donde la recolección de datos se retrasó. Además, no se representaron países de bajos ingresos.

No todos los países mostraron un aumento del florecimiento con la edad. Hubo algunos, como Polonia y Tanzania, donde el florecimiento en realidad disminuyó a medida que las personas envejecían. Otros, como Japón y Kenia, mostraron el patrón más tradicional en forma de U: el florecimiento era mayor durante la juventud y la vejez.

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Pero en la mayoría de los países occidentales —y en muchos otros— los adultos jóvenes no parecen estar floreciendo. El Global Flourishing Study seguirá recolectando datos anualmente hasta 2027 e intentará descubrir las razones, dijo VanderWeele.

“Sabemos que los jóvenes están en problemas”, dijo David G. Blanchflower, profesor de economía en el Dartmouth College, quien no participó en el estudio sobre florecimiento pero cuyas propias investigaciones han revelado los mismos patrones.

Blanchflower está ayudando a organizar una conferencia en Dartmouth en colaboración con las Naciones Unidas para que expertos compartan investigaciones e ideas de soluciones a esta tendencia descendente.

Hay varias teorías sobre por qué los jóvenes están en problemas, dijo, pero sospecha que el problema está en gran parte relacionado con lo que no están haciendo porque están ocupados mirando pantallas. “No es que estén jugando al bowling solos”, agregó, en referencia al libro seminal de Robert D. Putnam, publicado hace 25 años, que advertía sobre los peligros del aislamiento social. “Es que directamente no están jugando“.

Durante décadas, las investigaciones mostraron que la forma en que las personas experimentaban la felicidad a lo largo de sus vidas se parecía a una curva en forma de U. La felicidad tendía a ser alta cuando eran jóvenes, luego caía en la mediana edad, para volver a subir a medida que envejecían.

Sin embargo, encuestas recientes sugieren que los adultos jóvenes no son tan felices como solían ser, y esa curva en forma de U está empezando a aplanarse.

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Este patrón volvió a aparecer en un nuevo estudio, uno de una colección de trabajos publicados en la revista Nature Mental Health. Son las primeras publicaciones basadas en la oleada inicial de datos del Global Flourishing Study, una colaboración entre investigadores de la Universidad de Harvard y la Universidad de Baylor.

Los datos, recopilados principalmente en 2023 por Gallup, se obtuvieron de encuestas autoinformadas de más de 200.000 personas en más de 20 países.

Revelaron que, en promedio, los adultos jóvenes entre 18 y 29 años estaban teniendo dificultades, no solo con la felicidad, sino también con su salud física y mental, la percepción de su propio carácter, el hallazgo de sentido en la vida, la calidad de sus relaciones y su seguridad financiera.

Los investigadores combinaron estas medidas para determinar el grado en que cada participante estaba “floreciendo”, es decir, viviendo en un estado donde todos los aspectos de la vida eran positivos.

Los participantes mostraron niveles relativamente bajos de florecimiento en promedio hasta los 50 años. Esto se observó en varios países, incluidos el Reino Unido, Brasil y Australia. La diferencia entre los adultos jóvenes y mayores fue más marcada en Estados Unidos, dijeron los investigadores.

“Es un panorama bastante crudo”, dijo Tyler J. VanderWeele, autor principal del estudio y director del Programa de Florecimiento Humano de Harvard. “Los hallazgos plantean una pregunta importante: ¿Estamos invirtiendo lo suficiente en el bienestar de los jóvenes?”, planteó.

La adultez joven ha sido durante mucho tiempo considerada una etapa despreocupada, un período de oportunidades ilimitadas y pocas obligaciones. Pero los datos del estudio sobre florecimiento y de otras fuentes sugieren que, para muchas personas, esa noción es más fantasía que realidad.

En un informe de 2023 de la Escuela de Posgrado en Educación de Harvard, por ejemplo, los adultos jóvenes de entre 18 y 25 años en Estados Unidos reportaron el doble de tasas de ansiedad y depresión que los adolescentes.

Además, el perfeccionismo se ha disparado entre los estudiantes universitarios, quienes a menudo reportan sentir presión por cumplir expectativas poco realistas. La participación en organizaciones comunitarias, clubes y grupos religiosos ha disminuido, y la soledad ahora está siendo tan prevalente entre los adultos jóvenes como entre los mayores.

“Estudio tras estudio muestran que la conexión social es fundamental para la felicidad, y los jóvenes están pasando menos tiempo con amigos que hace una década”, dijo Laurie Santos, profesora de psicología en la Universidad de Yale y conductora del pódcast The Happiness Lab. “Además, como las personas de todas las edades, los jóvenes enfrentan un mundo lleno de problemas —desde el clima hasta la economía y la polarización política”.

Emiliana R. Simon-Thomas, directora científica del Greater Good Science Center en la Universidad de California, Berkeley, lo expresó así: “Nuestro bienestar depende del bienestar de todos los demás seres humanos. No podemos ser felices y poner una cerca a nuestro alrededor”.

En su opinión, los datos reflejan las “consecuencias a largo plazo de estar hiperenfocados en el estatus y el poder” en lugar de considerar nuestro lugar dentro de una comunidad más amplia.

Dado que las encuestas se administraron en distintos momentos, idiomas y contextos económicos, políticos y culturales, es difícil comparar directamente los países, señaló VanderWeele. Aunque el alcance geográfico del estudio fue amplio, el análisis actual no incluye a China continental, donde la recolección de datos se retrasó. Además, no se representaron países de bajos ingresos.

No todos los países mostraron un aumento del florecimiento con la edad. Hubo algunos, como Polonia y Tanzania, donde el florecimiento en realidad disminuyó a medida que las personas envejecían. Otros, como Japón y Kenia, mostraron el patrón más tradicional en forma de U: el florecimiento era mayor durante la juventud y la vejez.

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Pero en la mayoría de los países occidentales —y en muchos otros— los adultos jóvenes no parecen estar floreciendo. El Global Flourishing Study seguirá recolectando datos anualmente hasta 2027 e intentará descubrir las razones, dijo VanderWeele.

“Sabemos que los jóvenes están en problemas”, dijo David G. Blanchflower, profesor de economía en el Dartmouth College, quien no participó en el estudio sobre florecimiento pero cuyas propias investigaciones han revelado los mismos patrones.

Blanchflower está ayudando a organizar una conferencia en Dartmouth en colaboración con las Naciones Unidas para que expertos compartan investigaciones e ideas de soluciones a esta tendencia descendente.

Hay varias teorías sobre por qué los jóvenes están en problemas, dijo, pero sospecha que el problema está en gran parte relacionado con lo que no están haciendo porque están ocupados mirando pantallas. “No es que estén jugando al bowling solos”, agregó, en referencia al libro seminal de Robert D. Putnam, publicado hace 25 años, que advertía sobre los peligros del aislamiento social. “Es que directamente no están jugando“.

 

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