Racing, con un Juanfer Quintero encendido, se dio un gusto grande ante River: Costas lo sacó y el zurdo se enojó, ¿sigue?

Con un Juan Fernando Quintero encendido en su primer enfrentamiento ante River y Marcelo Gallardo desde que dejó Núñez, Racing superó por 1 a 0 al Millonario en Avellaneda. Una victoria que no cambia nada desde lo deportivo para la Academia pero que sirve para cerrar el año con una sonrisa y darse un gusto grande en medio de la euforia post Copa Sudamericana y el clima caliente de las elecciones de este domingo. Además, es un desquite: hace diez años que no podía superar a River como local. Y desde junio de 2017 que no podía hacerlo en ningún campo.

El último cruce entre estos equipos en esta cancha había sido el del recordado penal fallado por Jonathan Galván. Al partido le sobraban condimentos. Lo dicho: Juan Fernando Quintero enfrente de River y de Gallardo. Marcos Acuña, silbado en su regreso al Cilindro de Avellaneda después de haber elegido Núñez. El clima electoral que se vive en la Academia también le dio otro condimento especial. Desde lo deportivo, sin embargo, no había demasiado en juego, más allá de que el Millonario necesitaba los tres puntos para terminar de asegurarse su lugar en la zona de grupos de la Copa Libertadores. Ahora deberá estar atento a lo que pase en este domingo de definiciones.

Antes del inicio del partido, el banco de suplentes visitante pareció transformarse en un salón de fiestas. Quintero, Bruno Zuculini y Santiago Sosa pasaron a saludar a Gallardo y también al resto de sus excompañeros millonarios. Hasta Gustavo Costas se acercó a reconocer al DT y los elogios fueron mutuos. Una vez que la pelota empezó a rodar, sin embargo, el clima fue caliente. La impericia del árbitro Sebastián Zunino alentó esa temperatura. Apenas iban tres minutos de partido cuando ya habían volado algunas patadas. Roger Martínez fue el primero en ver la amarilla. Hubo cuatro cuando Zunino pitó el final de la primera mitad. Mucho.

En la primera vez que Quintero enfrentaba a River después de haberse ganado para siempre el cielo, con aquel zurdazo de 2018 en Madrid. Los flashes iban a estar sobre el número 8. Y eso, se sabe, al colombiano le encanta. Lo jugó con la misma intensidad que graficó en este último tramo del año, en el que demostró de ser uno de los mejores jugadores del continente, con partidos clave en la consagración de la Copa Sudamericana y la titularidad ganada en la selección Colombia.

Veloz y participativo como en sus mejores noches, Quintero arrancó como siempre contra la raya derecha del ataque en el esquema 3-4-3 de Costas. Pero jugó en toda la cancha. A los 21, dibujó un muy buen desborde como wing, aunque Santiago Simón ahogó el festejo con un buen cierre. Al minuto siguiente, del otro lado de la ofensiva, centró para que Roger Martínez definiera al gol. El VAR anuló bien el tanto por posición fuera de juego. Pero sobre el final de la primera etapa, ejecutó el córner que terminó en el gol de Maximiliano Salas.

Lo mejor del partido

Más allá de esas acciones decisivas, Quintero estuvo siempre en juego, con y sin pelota. También tuvo dos tiros libres: en uno exigió a Franco Armani con un centro que casi se le mete y en el otro casi noquea a González Pirez. Tampoco tuvo problemas para ir a los pies, a recuperar una pelota perdida en la mitad de la cancha. Y se cruzó unas palabras con Gonzalo Martínez, el 10 millonario.

A los 27 del segundo tiempo dibujó la mejor jugada de la noche: un taco para dejar a Gastón Martirena mano a mano con Armani. El derechazo del uruguayo se fue pegado al palo. Fue la última del colombiano. Cuando vio el número 8 pintado de rojo en el cartel electrónico que levantaba el cuarto árbitro Pablo Giménez no ocultó su enojo. Hasta largó algún insulto dirigido a Gustavo Costas. Estaba para más Quintero. Quería su gol desde el primer minuto.

El banco local no fue el único que tuvo movimiento. En el visitante, Gallardo dispuso tres modificaciones en el entretiempo. Ingresaron Rodrigo Aliendro, Gonzalo Martínez y Miguel Borja. Pesos pesados, que le cambiaron la cara al Millonario, que empujó contra el arco de Gabriel Arias en el segundo tiempo. Cuando al juego todavía le quedaba casi media hora, el Muñeco decidió agotar las modificaciones. Un símbolo de lo que fue la excursión a Avellaneda para los de Núñez.

Llovieron los centros sobre el área local cuando el reloj se había pasado de 90 minutos. Pero el resultado no se movió. En el banco, sentado y ya más calmo, Juan Fernando Quintero seguía siendo el centro de atención de la noche. Como en cada receso, su futuro es una incógnita. ¿Racing? ¿River? ¿Brasil? ¿Otro mercado? En la última presentación del 2024 jugó como para que lo quiera cualquiera, para que nadie dude de sus ganas ni de su clase.

Con un Juan Fernando Quintero encendido en su primer enfrentamiento ante River y Marcelo Gallardo desde que dejó Núñez, Racing superó por 1 a 0 al Millonario en Avellaneda. Una victoria que no cambia nada desde lo deportivo para la Academia pero que sirve para cerrar el año con una sonrisa y darse un gusto grande en medio de la euforia post Copa Sudamericana y el clima caliente de las elecciones de este domingo. Además, es un desquite: hace diez años que no podía superar a River como local. Y desde junio de 2017 que no podía hacerlo en ningún campo.

El último cruce entre estos equipos en esta cancha había sido el del recordado penal fallado por Jonathan Galván. Al partido le sobraban condimentos. Lo dicho: Juan Fernando Quintero enfrente de River y de Gallardo. Marcos Acuña, silbado en su regreso al Cilindro de Avellaneda después de haber elegido Núñez. El clima electoral que se vive en la Academia también le dio otro condimento especial. Desde lo deportivo, sin embargo, no había demasiado en juego, más allá de que el Millonario necesitaba los tres puntos para terminar de asegurarse su lugar en la zona de grupos de la Copa Libertadores. Ahora deberá estar atento a lo que pase en este domingo de definiciones.

Antes del inicio del partido, el banco de suplentes visitante pareció transformarse en un salón de fiestas. Quintero, Bruno Zuculini y Santiago Sosa pasaron a saludar a Gallardo y también al resto de sus excompañeros millonarios. Hasta Gustavo Costas se acercó a reconocer al DT y los elogios fueron mutuos. Una vez que la pelota empezó a rodar, sin embargo, el clima fue caliente. La impericia del árbitro Sebastián Zunino alentó esa temperatura. Apenas iban tres minutos de partido cuando ya habían volado algunas patadas. Roger Martínez fue el primero en ver la amarilla. Hubo cuatro cuando Zunino pitó el final de la primera mitad. Mucho.

En la primera vez que Quintero enfrentaba a River después de haberse ganado para siempre el cielo, con aquel zurdazo de 2018 en Madrid. Los flashes iban a estar sobre el número 8. Y eso, se sabe, al colombiano le encanta. Lo jugó con la misma intensidad que graficó en este último tramo del año, en el que demostró de ser uno de los mejores jugadores del continente, con partidos clave en la consagración de la Copa Sudamericana y la titularidad ganada en la selección Colombia.

Veloz y participativo como en sus mejores noches, Quintero arrancó como siempre contra la raya derecha del ataque en el esquema 3-4-3 de Costas. Pero jugó en toda la cancha. A los 21, dibujó un muy buen desborde como wing, aunque Santiago Simón ahogó el festejo con un buen cierre. Al minuto siguiente, del otro lado de la ofensiva, centró para que Roger Martínez definiera al gol. El VAR anuló bien el tanto por posición fuera de juego. Pero sobre el final de la primera etapa, ejecutó el córner que terminó en el gol de Maximiliano Salas.

Lo mejor del partido

Más allá de esas acciones decisivas, Quintero estuvo siempre en juego, con y sin pelota. También tuvo dos tiros libres: en uno exigió a Franco Armani con un centro que casi se le mete y en el otro casi noquea a González Pirez. Tampoco tuvo problemas para ir a los pies, a recuperar una pelota perdida en la mitad de la cancha. Y se cruzó unas palabras con Gonzalo Martínez, el 10 millonario.

A los 27 del segundo tiempo dibujó la mejor jugada de la noche: un taco para dejar a Gastón Martirena mano a mano con Armani. El derechazo del uruguayo se fue pegado al palo. Fue la última del colombiano. Cuando vio el número 8 pintado de rojo en el cartel electrónico que levantaba el cuarto árbitro Pablo Giménez no ocultó su enojo. Hasta largó algún insulto dirigido a Gustavo Costas. Estaba para más Quintero. Quería su gol desde el primer minuto.

El banco local no fue el único que tuvo movimiento. En el visitante, Gallardo dispuso tres modificaciones en el entretiempo. Ingresaron Rodrigo Aliendro, Gonzalo Martínez y Miguel Borja. Pesos pesados, que le cambiaron la cara al Millonario, que empujó contra el arco de Gabriel Arias en el segundo tiempo. Cuando al juego todavía le quedaba casi media hora, el Muñeco decidió agotar las modificaciones. Un símbolo de lo que fue la excursión a Avellaneda para los de Núñez.

Llovieron los centros sobre el área local cuando el reloj se había pasado de 90 minutos. Pero el resultado no se movió. En el banco, sentado y ya más calmo, Juan Fernando Quintero seguía siendo el centro de atención de la noche. Como en cada receso, su futuro es una incógnita. ¿Racing? ¿River? ¿Brasil? ¿Otro mercado? En la última presentación del 2024 jugó como para que lo quiera cualquiera, para que nadie dude de sus ganas ni de su clase.

 

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