Luis Arce descartó postularse a la presidencia y pidió a Evo Morales que no sea candidato

El presidente de Bolivia, Luis Arce, anunció este martes que no buscará la reelección en los comicios programados para agosto, en medio de una crisis económica persistente, una imagen pública deteriorada y divisiones internas en el Movimiento al Socialismo (MAS), el partido oficialista.

“Doy a conocer al pueblo boliviano mi decisión de declinar mi candidatura”, afirmó el mandatario en un mensaje transmitido por el canal estatal Bolivia TV. En su declaración, también convocó a Evo Morales, su exaliado y hoy principal adversario político, a hacer lo mismo, con el objetivo de alcanzar una candidatura única que preserve la continuidad del proyecto político del oficialismo.

La información fue confirmada seis días antes del cierre del plazo para inscribir candidaturas. Arce, economista de 61 años y presidente desde 2020, instó además al actual titular del Senado, Andrónico Rodríguez, a liderar un proceso de reunificación de la izquierda bajo una sola fórmula. “La dispersión y fragmentación del voto sólo favorecería a la derecha”, aseguró. El mensaje busca contener una crisis de gobernabilidad interna en el MAS, golpeado por la escasez de divisas, el creciente desabastecimiento de combustibles y la pérdida de respaldo popular.

Arce fue proclamado candidato presidencial por el MAS a finales de abril, pero su postulación no logró revertir la percepción de debilidad política. A las dificultades económicas que enfrenta el país se sumaron fuertes disputas con Morales, quien insiste en presentarse a los comicios pese a una inhabilitación judicial. En noviembre de 2020, Arce había llegado al poder con el 55% de los votos tras haber sido ministro de Economía durante la mayor parte del gobierno de Morales (2006-2019). Ese cargo le dio notoriedad pública por haber comandado el periodo de mayor crecimiento económico en la historia reciente de Bolivia.

Las condiciones actuales, sin embargo, muestran un panorama contrastante. La producción de gas, principal fuente de divisas del país, cayó sostenidamente en los últimos años, lo que obligó al gobierno a importar combustibles utilizando reservas internacionales, mientras mantenía una política de subsidios internos. Esto generó una fuerte presión sobre el mercado cambiario, disparó la escasez de dólares y acentuó el malestar social. En abril, la inflación interanual trepó al 15%, la más alta desde 2008.

Durante su mensaje, el mandatario reconoció los efectos de la crisis, pero centró su discurso en la necesidad de evitar una fragmentación electoral que beneficie a sectores opositores. “Llamo a la más amplia unidad de la izquierda”, expresó, en un gesto que apunta directamente a la interna que mantiene con Morales. A su vez, el presidente volvió a interpelar públicamente al líder cocalero: “Desde aquí lanzo un desafío al expresidente Evo Morales de no insistir en ser candidato a la presidencia”.

Morales aún no oficializó la fuerza política con la que pretende competir, dado que no cuenta con el respaldo orgánico del MAS, partido que ayudó a fundar. Además, su candidatura enfrenta un doble impedimento: un fallo del Tribunal Constitucional Plurinacional de fines de 2023 que prohíbe ejercer la presidencia por más de dos mandatos y una causa judicial en su contra, por presunto abuso de una menor de edad durante su gobierno, por la cual pesa una orden de captura. Pese a esto, Morales ratificó que este viernes se presentará en La Paz para inscribirse como candidato, acompañado por una movilización de sus seguidores, aunque permanece recluido en la región del Chapare desde octubre.

El escenario que queda abierto tras el retiro de Arce es el de una puja directa entre Morales y Andrónico Rodríguez. Este último rompió recientemente con Morales y manifestó su intención de postularse en los comicios de agosto. Según las últimas encuestas —que excluyen al expresidente por su inhabilitación— Rodríguez lidera la intención de voto con el 18%.

Las tensiones entre Arce y Morales marcaron buena parte de la dinámica política boliviana en el último año. Mientras el presidente acusaba a Morales de fomentar divisiones, el expresidente lo señalaba por una supuesta persecución judicial que buscaría bloquear su regreso al poder. En paralelo, la oposición no logró consolidar una estrategia común: las principales figuras opositoras, como Carlos Mesa y Luis Fernando Camacho, no alcanzaron un acuerdo para presentar un frente único, incluso ante la posibilidad de una elección polarizada por la crisis del oficialismo.

Tras el anuncio presidencial, cientos de simpatizantes se concentraron frente al Palacio de Gobierno para expresar su apoyo. En medio de cánticos y banderas, Arce salió al balcón y fue cargado en hombros por sus seguidores.

Agencia AP y AFP

El presidente de Bolivia, Luis Arce, anunció este martes que no buscará la reelección en los comicios programados para agosto, en medio de una crisis económica persistente, una imagen pública deteriorada y divisiones internas en el Movimiento al Socialismo (MAS), el partido oficialista.

“Doy a conocer al pueblo boliviano mi decisión de declinar mi candidatura”, afirmó el mandatario en un mensaje transmitido por el canal estatal Bolivia TV. En su declaración, también convocó a Evo Morales, su exaliado y hoy principal adversario político, a hacer lo mismo, con el objetivo de alcanzar una candidatura única que preserve la continuidad del proyecto político del oficialismo.

La información fue confirmada seis días antes del cierre del plazo para inscribir candidaturas. Arce, economista de 61 años y presidente desde 2020, instó además al actual titular del Senado, Andrónico Rodríguez, a liderar un proceso de reunificación de la izquierda bajo una sola fórmula. “La dispersión y fragmentación del voto sólo favorecería a la derecha”, aseguró. El mensaje busca contener una crisis de gobernabilidad interna en el MAS, golpeado por la escasez de divisas, el creciente desabastecimiento de combustibles y la pérdida de respaldo popular.

Arce fue proclamado candidato presidencial por el MAS a finales de abril, pero su postulación no logró revertir la percepción de debilidad política. A las dificultades económicas que enfrenta el país se sumaron fuertes disputas con Morales, quien insiste en presentarse a los comicios pese a una inhabilitación judicial. En noviembre de 2020, Arce había llegado al poder con el 55% de los votos tras haber sido ministro de Economía durante la mayor parte del gobierno de Morales (2006-2019). Ese cargo le dio notoriedad pública por haber comandado el periodo de mayor crecimiento económico en la historia reciente de Bolivia.

Las condiciones actuales, sin embargo, muestran un panorama contrastante. La producción de gas, principal fuente de divisas del país, cayó sostenidamente en los últimos años, lo que obligó al gobierno a importar combustibles utilizando reservas internacionales, mientras mantenía una política de subsidios internos. Esto generó una fuerte presión sobre el mercado cambiario, disparó la escasez de dólares y acentuó el malestar social. En abril, la inflación interanual trepó al 15%, la más alta desde 2008.

Durante su mensaje, el mandatario reconoció los efectos de la crisis, pero centró su discurso en la necesidad de evitar una fragmentación electoral que beneficie a sectores opositores. “Llamo a la más amplia unidad de la izquierda”, expresó, en un gesto que apunta directamente a la interna que mantiene con Morales. A su vez, el presidente volvió a interpelar públicamente al líder cocalero: “Desde aquí lanzo un desafío al expresidente Evo Morales de no insistir en ser candidato a la presidencia”.

Morales aún no oficializó la fuerza política con la que pretende competir, dado que no cuenta con el respaldo orgánico del MAS, partido que ayudó a fundar. Además, su candidatura enfrenta un doble impedimento: un fallo del Tribunal Constitucional Plurinacional de fines de 2023 que prohíbe ejercer la presidencia por más de dos mandatos y una causa judicial en su contra, por presunto abuso de una menor de edad durante su gobierno, por la cual pesa una orden de captura. Pese a esto, Morales ratificó que este viernes se presentará en La Paz para inscribirse como candidato, acompañado por una movilización de sus seguidores, aunque permanece recluido en la región del Chapare desde octubre.

El escenario que queda abierto tras el retiro de Arce es el de una puja directa entre Morales y Andrónico Rodríguez. Este último rompió recientemente con Morales y manifestó su intención de postularse en los comicios de agosto. Según las últimas encuestas —que excluyen al expresidente por su inhabilitación— Rodríguez lidera la intención de voto con el 18%.

Las tensiones entre Arce y Morales marcaron buena parte de la dinámica política boliviana en el último año. Mientras el presidente acusaba a Morales de fomentar divisiones, el expresidente lo señalaba por una supuesta persecución judicial que buscaría bloquear su regreso al poder. En paralelo, la oposición no logró consolidar una estrategia común: las principales figuras opositoras, como Carlos Mesa y Luis Fernando Camacho, no alcanzaron un acuerdo para presentar un frente único, incluso ante la posibilidad de una elección polarizada por la crisis del oficialismo.

Tras el anuncio presidencial, cientos de simpatizantes se concentraron frente al Palacio de Gobierno para expresar su apoyo. En medio de cánticos y banderas, Arce salió al balcón y fue cargado en hombros por sus seguidores.

Agencia AP y AFP

 

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