“Simplificación” de las operaciones de comercio exterior. “Clarificación” de las “señales de precios” al mercado y los agentes económicos. “Flexibilidad” para enfrentar shocks externos y “extender el horizonte de las decisiones”. Así describió Vladimir Werning, vicepresidente del Banco Central, a la apertura del cepo cambiario en la llamada “fase 3″ del programa económico.
Fue en su exposición en el Congreso IAEF, organizado en el Centro de Convenciones de Buenos Aires, donde el economista enfatizó que el “sesgo restrictivo” de la política monetaria y fiscal sostendrá el sendero de descenso en la tasa de inflación y una tendencia de baja del dólar hacia el piso de la banda de flotación.
“Son cambios radicales y creemos que le van dando forma definitiva a un marco fiscal, monetario y cambiario consistente”, dijo Werning, quien enfatizó que el próximo paso del equipo económico será avanzar en “reformas orientadas a mejorar la eficiencia y la competitividad”.
El economista insistió en que la flexibilización del cepo cambiario siempre fue un objetivo del Gobierno, pero sostuvo que “la secuencia y la implementación elegida, además del diseño general, fue muy importante para encauzar la convergencia”.
En ese sentido, destacó que las etapas 1 y 2, enfocadas en la eliminación del déficit y de la emisión monetaria, se “asimilaron a una demolición controlada de distorsiones y limitaciones a la libertad económica”, mientras que la fase 3, de “eliminación de la brecha cambiaria”, apunta a generar una “transición en el programa de estabilización basado en principios macro sanos como base a un proceso de crecimiento” sostenido en un “esquema de competencia de monedas”.
Al describir las pautas del plan en marcha, Werning planteó que la etapa “representa una mejora cualitativa y cuantitativa en los activos del Banco Central”, a partir del giro de divisas acordado con el FMI. “Eso implica una herramienta cambiaria indispensable para levantar el cepo”, dijo el economista, quien enfatizó: “Eliminar las restricciones a la salida de capitales equivale a eliminar una barrera a la entrada”.
A su vez, insistió en que “las reservas líquidas se seguirán reforzando con desembolsos de organismos y la confianza que ha generado la etapa 3″ y agregó: “Los más de 350 puntos que ha caído el riesgo país nos permiten completar el esquema con un nuevo acuerdo repo con la participación de más bancos internacionales”. Sin brindar definiciones o detalles, confirmó que es una de las apuestas de corto plazo de la entidad monetaria para sumar divisas a las reservas del organismo, dado el esquema acordado con el FMI que establece la “no intervención” dentro de la banda de flotación.
Además, Werning insistió en que ese proceso continuará: “Es cuestión de tiempo para que la caída del riesgo país le abra la oportunidad al Tesoro de acceder a financiamiento internacional que le permita renovar sus vencimientos en el mercado de capitales”.
“Además, la ausencia de déficit fiscal aumenta la oferta de dólares líquidos para el sector privado, fortalece la balanza de pagos y favorece la inversión privada, que permitirá bajar los costos, mejorar la productividad y ampliar la capacidad exportadora”, dijo Werning.
Al describir el plan en marcha, el vicepresidente del BCRA también trazó diferencias con respecto al “plan de estabilización” implementado entre 2016 y 2018. “La actual flexibilizad se combina con un sesgo restrictivo de la política fiscal y monetaria”, dijo Werning, y planteó que durante la gestión de Cambiemos, “con déficit fiscal, la economía crecía menos del 2% anual pero acarreaba un déficit de cuenta corriente del 4% del PBI”.
“Hoy en día la economía se expande mientras que los analistas de mercado esperan que el déficit de cuenta corriente no crezca más allá del 1% del PBI. El país nunca tuvo un programa de estabilización semejante”, insistió.
Y si bien advirtió “riesgos” asociados al “uso del dólar como unidad de cuenta ante la inestabilidad crónica” y a los comportamientos adaptativos de los agentes económicos de “indexar precios por encima del equilibrio” y la “historia muy larga de adaptarse a un régimen de alta inflación por parte del sector privado con represión financiera”, sostuvo que esa tendencia “ha cambiado drásticamente”.
“Hasta el momento, si bien el tipo de cambio es más volátil que con el deslizamiento (crawling peg), lejos de convalidar expectativas negativas, ha operado dentro de la banda con un sesgo hacia el piso”, dijo el economista sobre la evolución del dólar, e insistió en que “los datos de alta frecuencia” sugieren una “tendencia a la baja” de la inflación en mayo.
Por último, Werning reiteró que el BCRA continuará con un “control estricto de la cantidad de pesos en la economía” por lo que “la posición fiscal y monetaria restrictiva no convalida un aumento generalizado de los precios”.
Por último, reiteró críticas a los gobernadores provinciales por el cobro de ingresos brutos a las operaciones financieras. “La tasa promedio aplicada al sistema financiero es del 8%, que duplica a la aplicada al siguiente sector”, dijo Werning, y e insistió: “Es una distorsión de las más importantes que encarece el crédito y baja la tasa a los ahorristas, y que los líderes provinciales entenderán que merece ser revisada”.
“Simplificación” de las operaciones de comercio exterior. “Clarificación” de las “señales de precios” al mercado y los agentes económicos. “Flexibilidad” para enfrentar shocks externos y “extender el horizonte de las decisiones”. Así describió Vladimir Werning, vicepresidente del Banco Central, a la apertura del cepo cambiario en la llamada “fase 3″ del programa económico.
Fue en su exposición en el Congreso IAEF, organizado en el Centro de Convenciones de Buenos Aires, donde el economista enfatizó que el “sesgo restrictivo” de la política monetaria y fiscal sostendrá el sendero de descenso en la tasa de inflación y una tendencia de baja del dólar hacia el piso de la banda de flotación.
“Son cambios radicales y creemos que le van dando forma definitiva a un marco fiscal, monetario y cambiario consistente”, dijo Werning, quien enfatizó que el próximo paso del equipo económico será avanzar en “reformas orientadas a mejorar la eficiencia y la competitividad”.
El economista insistió en que la flexibilización del cepo cambiario siempre fue un objetivo del Gobierno, pero sostuvo que “la secuencia y la implementación elegida, además del diseño general, fue muy importante para encauzar la convergencia”.
En ese sentido, destacó que las etapas 1 y 2, enfocadas en la eliminación del déficit y de la emisión monetaria, se “asimilaron a una demolición controlada de distorsiones y limitaciones a la libertad económica”, mientras que la fase 3, de “eliminación de la brecha cambiaria”, apunta a generar una “transición en el programa de estabilización basado en principios macro sanos como base a un proceso de crecimiento” sostenido en un “esquema de competencia de monedas”.
Al describir las pautas del plan en marcha, Werning planteó que la etapa “representa una mejora cualitativa y cuantitativa en los activos del Banco Central”, a partir del giro de divisas acordado con el FMI. “Eso implica una herramienta cambiaria indispensable para levantar el cepo”, dijo el economista, quien enfatizó: “Eliminar las restricciones a la salida de capitales equivale a eliminar una barrera a la entrada”.
A su vez, insistió en que “las reservas líquidas se seguirán reforzando con desembolsos de organismos y la confianza que ha generado la etapa 3″ y agregó: “Los más de 350 puntos que ha caído el riesgo país nos permiten completar el esquema con un nuevo acuerdo repo con la participación de más bancos internacionales”. Sin brindar definiciones o detalles, confirmó que es una de las apuestas de corto plazo de la entidad monetaria para sumar divisas a las reservas del organismo, dado el esquema acordado con el FMI que establece la “no intervención” dentro de la banda de flotación.
Además, Werning insistió en que ese proceso continuará: “Es cuestión de tiempo para que la caída del riesgo país le abra la oportunidad al Tesoro de acceder a financiamiento internacional que le permita renovar sus vencimientos en el mercado de capitales”.
“Además, la ausencia de déficit fiscal aumenta la oferta de dólares líquidos para el sector privado, fortalece la balanza de pagos y favorece la inversión privada, que permitirá bajar los costos, mejorar la productividad y ampliar la capacidad exportadora”, dijo Werning.
Al describir el plan en marcha, el vicepresidente del BCRA también trazó diferencias con respecto al “plan de estabilización” implementado entre 2016 y 2018. “La actual flexibilizad se combina con un sesgo restrictivo de la política fiscal y monetaria”, dijo Werning, y planteó que durante la gestión de Cambiemos, “con déficit fiscal, la economía crecía menos del 2% anual pero acarreaba un déficit de cuenta corriente del 4% del PBI”.
“Hoy en día la economía se expande mientras que los analistas de mercado esperan que el déficit de cuenta corriente no crezca más allá del 1% del PBI. El país nunca tuvo un programa de estabilización semejante”, insistió.
Y si bien advirtió “riesgos” asociados al “uso del dólar como unidad de cuenta ante la inestabilidad crónica” y a los comportamientos adaptativos de los agentes económicos de “indexar precios por encima del equilibrio” y la “historia muy larga de adaptarse a un régimen de alta inflación por parte del sector privado con represión financiera”, sostuvo que esa tendencia “ha cambiado drásticamente”.
“Hasta el momento, si bien el tipo de cambio es más volátil que con el deslizamiento (crawling peg), lejos de convalidar expectativas negativas, ha operado dentro de la banda con un sesgo hacia el piso”, dijo el economista sobre la evolución del dólar, e insistió en que “los datos de alta frecuencia” sugieren una “tendencia a la baja” de la inflación en mayo.
Por último, Werning reiteró que el BCRA continuará con un “control estricto de la cantidad de pesos en la economía” por lo que “la posición fiscal y monetaria restrictiva no convalida un aumento generalizado de los precios”.
Por último, reiteró críticas a los gobernadores provinciales por el cobro de ingresos brutos a las operaciones financieras. “La tasa promedio aplicada al sistema financiero es del 8%, que duplica a la aplicada al siguiente sector”, dijo Werning, y e insistió: “Es una distorsión de las más importantes que encarece el crédito y baja la tasa a los ahorristas, y que los líderes provinciales entenderán que merece ser revisada”.