“Vamos, Marche, atajalo, por favor…”.
Solo en la enormidad de su palco, con las manos hundidas en los bolsillos y haciendo chocar sus tobillos de lado como quien sufre frío o contiene las ganas de ir a orinar, Juan Román Riquelme se encomendó a Dios y a Agustín Marchesin para que Boca venciera en los penales a Lanús y el fuego en la Bombonera no escalara a niveles superiores. Tres minutos atrás, mientras su lugarteniente, Mariano Herrón, delineaba la lista de pateadores para jugarse la clasificación a los cuartos de final, al menos la mitad del estadio había insultado a su comisión directiva tras otro flojísimo partido del equipo y una interminable sucesión de malas decisiones que empujaron al club a este escenario de incertidumbre e inestabilidad en el que se acostumbró a vivir el Mundo Boca.
Por primera vez en 29 años sucedió lo inesperado: el templo que supo corear su apellido en su histórico debut como futbolista en 1996, el que vibró con su legendario caño a Mario Yepes en el 2000, el que se llenó los ojos con su fútbol y se convirtió domingo a domingo en el patio de su casa, se unió para marcarle la cancha y recordarle que Boca está por encima de cualquier nombre, incluso de él. El ídolo no se toca, el presidente sí.
“Es todo político”, fue la explicación que se deslizó este domingo desde el entorno del nacido en Don Torcuato. Tan cierto es que la reprobación a la dirigencia partió de un sector de la cancha emparentada históricamente con la política del club, como que gran parte del estadio se sumó al reclamo y el descontento hacia el 10 se sintió de manera generalizada. Porque está claro que el reclamo de los hinchas tuvo un único destinatario. ¿Alguien conoce el rostro, la voz o el currículum del resto de los directivos? ¿Cuántos de los que alzaron la voz contra la Comisión identificarían por la calle al vice 2°, Ricardo de la Fuente, o al vice 3°, Diego Anró? Si los balances no se festejan en el Obelisco, ¿cuántos le endilgarían culpas al tesorero si los resultados no acompañan?
“LA COMISIÓN, LA COMISIÓN…” Picante canto de la gente de Boca contra la Dirigencia.
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— SportsCenter (@SC_ESPN) May 11, 2025
De hecho, si algo destacó a la conducción de Riquelme en este tiempo fue justamente el orden administrativo del club, los ejercicios superavitarios y las ventas de jugadores jóvenes, pese a que varios de ellos se formaron en la gestión de Daniel Angelici. Pero el fútbol sigue siendo materia deficitaria. Desde la eliminación con Alianza Lima que los insultos estaban al caer. Y no se hizo nada para evitarlos.
Desde las entrañas del riquelmismo entienden que el clima que se vivió en la Bombonera tuvo su raíz en una maniobra orquestada por la oposición, a la que algunos hinchas se sumaron en medio de la desazón ante el pobre rendimiento del equipo. Consideran que existe una operación mediática y judicial contra Riquelme y su familia (particularmente contra Cristian, su hermano y mano derecha) y vinculan directamente lo sucedido este sábado con los comentarios racistas vertidos en los últimos días por un famoso conductor de radio ligado a Javier Milei y Daniel Angelici. En la noche del domingo, desde las redes del club se lanzó un video con imágenes del barrio y algunos hinchas con una breve alusión: “¡Nosotros alentamos!“.
A falta de 30 meses para la renovación de autoridades en Boca, y aprovechando el clima electoral en distintos distritos del país, este fin de semana volvieron las encuestas proselitistas a las adyacencias de la Bombonera. Muestreos de aceptación sobre las figuras de Riquelme, Jorge Ameal, Mauricio Macri, el empresario mendocino Jorge Reale y el expresidente del Consejo de la Magistratura Francisco Quintana, quien fuera presidente de la Asamblea de Representantes y candidato a vocal por el macrismo en las elecciones de 2019 y 2023.
Riquelme fue el presidente más votado en la historia de Boca. Más de 30.000 socios apostaron por un proyecto enfocado principalmente en la conformación de planteles de jerarquía pero que incluía además la promesa de ampliación de la Bombonera, un hito que Boca viene persiguiendo desde al menos siete décadas. Sin embargo, nada de eso se cumplió.
El club no volvió a salir campeón y el estadio sigue quedando chico, a pesar de algunas pequeñas reformas que incrementaron la capacidad total de 54.000 a 57.000 espectadores. Los desaciertos fueron muchos y variados: una floja política de incorporaciones, entrenadores sin cartel, el inchequeable filtro para ingresar al estadio (¿a cuántos partidos asistieron los cientos de turistas que se ven domingo tras domingo en las tribunas de la Bombonera?) y, por sobre todas las cosas, la nula autocrítica del presidente tras la no inscripción de los refuerzos en la Copa Sudamericana (el club confundió el horario de Argentina con el de Paraguay y envió tarde la lista de buena fe) y la estrepitosa eliminación en la Copa Libertadores.
El Consejo de Fútbol (Marcelo Delgado, Raúl Cascini, Mauricio Serna) no es parte de la comisión directiva, pero sí es parte del hastío de los hinchas. El “que se vayan todos” también los incluyó. La barra, con la que Riquelme no tenía relación hasta su desembarco en la arena política, intentó acallar a los hinchas con canciones de aliento para los jugadores. Hubo escaramuzas en la segunda bandeja, cuando desde el paravalanchas detectaron a algunas personas cantar contra el presidente, una imagen repetida que también sucedía en presidencias anteriores. Esta vez no hubo barras infiltrados en las plateas, como sí ocurrió en otros partidos, aunque no se descarta que reaparezcan contra Independiente.
Por lo bajo, algunas voces del oficialismo muestran cierta preocupación por lo ocurrido y esperan un golpe de timón de parte del presidente, que construyó su imperio en el Boca Predio y dejó en manos de su hermano el resto de los departamentos y secretarías del club. “Si todo está bien como decís, y tenés a media cancha pidiendo tu cabeza, evidentemente hay cosas que tenés que revisar”, comentan en Brandsen 805.
🔎Post penales:
🗣️”Plateista Botón..” desde la 2° norte, con silbidos como respuesta por parte del resto de #LaBombonera. ⚠️pic.twitter.com/IWcdJqMCPQ
— Boca Juniors – La12Tuittera (@la12tuittera) May 11, 2025
Quienes comparten el día a día con el ídolo notaron a Riquelme afectado por el canto de los hinchas, pero convencido de que el equipo logrará el campeonato el próximo 1° de junio en la final en Santiago del Estero. Habrá que ver si este grito de guerra de los hinchas acelera la búsqueda de un nuevo entrenador o si Boca afrontará el Mundial de Clubes dirigido por Mariano Herrón, hombre de extrema confianza del presidente que va por su quinto interinato al mando del plantel.
Boca tiene quien lo conduzca, pero no quien lo dirija. Y la obligación de lograr el título va in crescendo a medida que pasan los partidos. La última consagración del Xeneize fue en la Supercopa Argentina de 2023, frente a Patronato de Paraná. De los 23 convocados por Hugo Ibarra, apenas cinco continúan en el club. Y solo Miguel Merentiel sumó minutos ante Lanús.
¡Nosotros alentamos! 🇸🇪 pic.twitter.com/GRCwNXizNK
— Boca Juniors (@BocaJrsOficial) May 11, 2025
“¡Vamos, la c… de la madre!”, apretó el puño Riquelme en la soledad de su palco, aliviado por la victoria pero sin ánimos para festejar. La pelota ahora vuelve a estar bajo su suela: tomar nota de los errores o reducir la bronca al grito oportunista de algunos hinchas fogoneado por la oposición. Es tiempo de ponerse la 10. Y volver a privilegiar el escudo.
“Vamos, Marche, atajalo, por favor…”.
Solo en la enormidad de su palco, con las manos hundidas en los bolsillos y haciendo chocar sus tobillos de lado como quien sufre frío o contiene las ganas de ir a orinar, Juan Román Riquelme se encomendó a Dios y a Agustín Marchesin para que Boca venciera en los penales a Lanús y el fuego en la Bombonera no escalara a niveles superiores. Tres minutos atrás, mientras su lugarteniente, Mariano Herrón, delineaba la lista de pateadores para jugarse la clasificación a los cuartos de final, al menos la mitad del estadio había insultado a su comisión directiva tras otro flojísimo partido del equipo y una interminable sucesión de malas decisiones que empujaron al club a este escenario de incertidumbre e inestabilidad en el que se acostumbró a vivir el Mundo Boca.
Por primera vez en 29 años sucedió lo inesperado: el templo que supo corear su apellido en su histórico debut como futbolista en 1996, el que vibró con su legendario caño a Mario Yepes en el 2000, el que se llenó los ojos con su fútbol y se convirtió domingo a domingo en el patio de su casa, se unió para marcarle la cancha y recordarle que Boca está por encima de cualquier nombre, incluso de él. El ídolo no se toca, el presidente sí.
“Es todo político”, fue la explicación que se deslizó este domingo desde el entorno del nacido en Don Torcuato. Tan cierto es que la reprobación a la dirigencia partió de un sector de la cancha emparentada históricamente con la política del club, como que gran parte del estadio se sumó al reclamo y el descontento hacia el 10 se sintió de manera generalizada. Porque está claro que el reclamo de los hinchas tuvo un único destinatario. ¿Alguien conoce el rostro, la voz o el currículum del resto de los directivos? ¿Cuántos de los que alzaron la voz contra la Comisión identificarían por la calle al vice 2°, Ricardo de la Fuente, o al vice 3°, Diego Anró? Si los balances no se festejan en el Obelisco, ¿cuántos le endilgarían culpas al tesorero si los resultados no acompañan?
“LA COMISIÓN, LA COMISIÓN…” Picante canto de la gente de Boca contra la Dirigencia.
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De hecho, si algo destacó a la conducción de Riquelme en este tiempo fue justamente el orden administrativo del club, los ejercicios superavitarios y las ventas de jugadores jóvenes, pese a que varios de ellos se formaron en la gestión de Daniel Angelici. Pero el fútbol sigue siendo materia deficitaria. Desde la eliminación con Alianza Lima que los insultos estaban al caer. Y no se hizo nada para evitarlos.
Desde las entrañas del riquelmismo entienden que el clima que se vivió en la Bombonera tuvo su raíz en una maniobra orquestada por la oposición, a la que algunos hinchas se sumaron en medio de la desazón ante el pobre rendimiento del equipo. Consideran que existe una operación mediática y judicial contra Riquelme y su familia (particularmente contra Cristian, su hermano y mano derecha) y vinculan directamente lo sucedido este sábado con los comentarios racistas vertidos en los últimos días por un famoso conductor de radio ligado a Javier Milei y Daniel Angelici. En la noche del domingo, desde las redes del club se lanzó un video con imágenes del barrio y algunos hinchas con una breve alusión: “¡Nosotros alentamos!“.
A falta de 30 meses para la renovación de autoridades en Boca, y aprovechando el clima electoral en distintos distritos del país, este fin de semana volvieron las encuestas proselitistas a las adyacencias de la Bombonera. Muestreos de aceptación sobre las figuras de Riquelme, Jorge Ameal, Mauricio Macri, el empresario mendocino Jorge Reale y el expresidente del Consejo de la Magistratura Francisco Quintana, quien fuera presidente de la Asamblea de Representantes y candidato a vocal por el macrismo en las elecciones de 2019 y 2023.
Riquelme fue el presidente más votado en la historia de Boca. Más de 30.000 socios apostaron por un proyecto enfocado principalmente en la conformación de planteles de jerarquía pero que incluía además la promesa de ampliación de la Bombonera, un hito que Boca viene persiguiendo desde al menos siete décadas. Sin embargo, nada de eso se cumplió.
El club no volvió a salir campeón y el estadio sigue quedando chico, a pesar de algunas pequeñas reformas que incrementaron la capacidad total de 54.000 a 57.000 espectadores. Los desaciertos fueron muchos y variados: una floja política de incorporaciones, entrenadores sin cartel, el inchequeable filtro para ingresar al estadio (¿a cuántos partidos asistieron los cientos de turistas que se ven domingo tras domingo en las tribunas de la Bombonera?) y, por sobre todas las cosas, la nula autocrítica del presidente tras la no inscripción de los refuerzos en la Copa Sudamericana (el club confundió el horario de Argentina con el de Paraguay y envió tarde la lista de buena fe) y la estrepitosa eliminación en la Copa Libertadores.
El Consejo de Fútbol (Marcelo Delgado, Raúl Cascini, Mauricio Serna) no es parte de la comisión directiva, pero sí es parte del hastío de los hinchas. El “que se vayan todos” también los incluyó. La barra, con la que Riquelme no tenía relación hasta su desembarco en la arena política, intentó acallar a los hinchas con canciones de aliento para los jugadores. Hubo escaramuzas en la segunda bandeja, cuando desde el paravalanchas detectaron a algunas personas cantar contra el presidente, una imagen repetida que también sucedía en presidencias anteriores. Esta vez no hubo barras infiltrados en las plateas, como sí ocurrió en otros partidos, aunque no se descarta que reaparezcan contra Independiente.
Por lo bajo, algunas voces del oficialismo muestran cierta preocupación por lo ocurrido y esperan un golpe de timón de parte del presidente, que construyó su imperio en el Boca Predio y dejó en manos de su hermano el resto de los departamentos y secretarías del club. “Si todo está bien como decís, y tenés a media cancha pidiendo tu cabeza, evidentemente hay cosas que tenés que revisar”, comentan en Brandsen 805.
🔎Post penales:
🗣️”Plateista Botón..” desde la 2° norte, con silbidos como respuesta por parte del resto de #LaBombonera. ⚠️pic.twitter.com/IWcdJqMCPQ
— Boca Juniors – La12Tuittera (@la12tuittera) May 11, 2025
Quienes comparten el día a día con el ídolo notaron a Riquelme afectado por el canto de los hinchas, pero convencido de que el equipo logrará el campeonato el próximo 1° de junio en la final en Santiago del Estero. Habrá que ver si este grito de guerra de los hinchas acelera la búsqueda de un nuevo entrenador o si Boca afrontará el Mundial de Clubes dirigido por Mariano Herrón, hombre de extrema confianza del presidente que va por su quinto interinato al mando del plantel.
Boca tiene quien lo conduzca, pero no quien lo dirija. Y la obligación de lograr el título va in crescendo a medida que pasan los partidos. La última consagración del Xeneize fue en la Supercopa Argentina de 2023, frente a Patronato de Paraná. De los 23 convocados por Hugo Ibarra, apenas cinco continúan en el club. Y solo Miguel Merentiel sumó minutos ante Lanús.
¡Nosotros alentamos! 🇸🇪 pic.twitter.com/GRCwNXizNK
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“¡Vamos, la c… de la madre!”, apretó el puño Riquelme en la soledad de su palco, aliviado por la victoria pero sin ánimos para festejar. La pelota ahora vuelve a estar bajo su suela: tomar nota de los errores o reducir la bronca al grito oportunista de algunos hinchas fogoneado por la oposición. Es tiempo de ponerse la 10. Y volver a privilegiar el escudo.