Según un experto: las ocho habilidades blandas que debe tener el gerente de producción de una empresa líder

Cumplidos los requisitos de aptitud técnica de candidatos a gerente de producción, los principales atributos valorados por los responsables de empresas agropecuarias son los siguientes: habilidades comunicativas, capacidad para el trabajo en equipo, adaptabilidad, liderazgo para motivar, proactividad, creatividad, innovación, sentido de pertenencia y potencial de crecimiento y ganas de hacer. Estas destrezas no son desarrolladas en la formación académica y hay una brecha entre esa capacitación y las habilidades necesarias para la vida profesional.

“Muchos profesionales están muy bien formados en su capacidad técnica, pero les falta preparación para trabajar en el mundo real. Es decir, la formación teórica es esencial pero es incompleta y hacen falta otras habilidades para un buen desempeño en empresas líderes”, afirma Martín Gana, asesor de Select Debernardi.

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En el entorno de trabajo actual, colaborativo y competitivo, entonces, se requieren habilidades blandas además del conocimiento técnico ¿Cuáles son las habilidades blandas que faltan? comunicación efectiva, trabajo en equipo, liderazgo, pensamiento crítico y proactividad, entre otras.

Habilidades deseables

Una destreza blanda es la comunicación efectiva. Es decir, el gerente de producción de una empresa agropecuaria debe tener escucha activa, claridad para expresar las ideas y capacidad de manejar situaciones complejas.

“El trabajo en equipo exige coordinación y eso solo se logra con una comunicación fluida entre los miembros, que debe darse en todas las direcciones: de arriba hacia abajo; de abajo hacia arriba y de manera horizontal”, aconseja Gana.

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Otra tan importante como la anterior es el trabajo en equipo, que significa adaptarse a un grupo en funcionamiento. También implica construir con otros, respetando las ideas diferentes, mientras contribuyan a un objetivo común.

La definición de equipo de trabajo indica que es “un grupo de personas que se necesitan mutuamente para actuar y lograr un resultado”. Deben tener una visión compartida, comunicación multidireccional, capacidad para aprovechar los talentos y competencias personales con roles flexibles. “Como todas las personas de un equipo de trabajo son diferentes, cada uno entrega un aporte distinto, aunque con una meta en común”, explica el experto.

El liderazgo es otra habilidad blanda necesaria, que significa influir positivamente en el equipo, motivar y guiar y ser ejemplo de ética. Implica desarrollar capacidad organizativa y de planificación, y ser capaz de establecer un clima de confianza en las relaciones interpersonales.

El pensamiento crítico es la capacidad de analizar y evaluar información de forma lógica y objetiva para tomar decisiones informadas al resolver problemas. Se caracteriza por la capacidad de evaluar y llegar a conclusiones basadas en evidencia.

El proceso implica varias etapas:

Análisis: exige descomponer la información en partes más pequeñas para comprenderla mejor.

Evaluación: ponderar la validez y relevancia de los datos disponibles.

Inferencias: llegar a conclusiones basadas en la información y en los argumentos analizados.

Interpretación: entender el significado de la información y de los argumentos para tomar decisiones con objetividad, sin prejuicios ni sesgos personales.

En resumen, el pensamiento crítico es una habilidad fundamental para la vida profesional, ya que permite tomar decisiones con información y resolver problemas de manera efectiva.

Más habilidades

Por otra parte, no hace falta destacar que la creatividad y la capacidad de innovar son imprescindibles en un mundo que cambia vertiginosamente. Otra habilidad importante es la proactividad, que significa tener iniciativa y anticipación con una buena gestión del tiempo estableciendo prioridades en un marco de compromiso y responsabilidad.

Otra condición que se busca es adaptabilidad y gestión del cambio, que se traduce en flexibilidad ante lo nuevo, actitud positiva ante la incertidumbre y desaprender cosas viejas para aprender otras distintas.

El gerente de producción debe ser sociable y conciliador, es decir con capacidad para desenvolverse en distintos ambientes institucionales. También, debe contar con capacitación en inteligencia emocional, que “es la capacidad de entender, manejar y utilizar las emociones propias y las de los demás de forma efectiva”, según su definición.

En un equipo “permite mejorar la autoconciencia, la empatía, la gestión de las relaciones y la motivación, lo que contribuye a una mayor satisfacción personal y profesional’, destaca Gana.

El proceso exige reconocimiento de las emociones (identificar y comprender las propias emociones y las de los demás), gestión de las emociones (regular y controlar las emociones para evitar que interfieran en el rendimiento o en las relaciones), empatía (entender y compartir las emociones de los demás) y motivación (utilizar las emociones para impulsar hacia metas y objetivos).

La inteligencia emocional mejora en las relaciones personales, al fomentar la empatía, la comunicación y la resolución de conflictos. También ayuda a reducir el estrés, la ansiedad y la depresión de los integrantes del equipo y contribuye a una mayor satisfacción personal, a relaciones más sanas y un mayor éxito en diferentes áreas de la vida. Para desarrollar la inteligencia emocional, se pueden utilizar herramientas como la terapia, el coaching y el aprendizaje continuo.

Como conclusión, se advierte que las habilidades blandas son esenciales en un profesional vinculado con la alta dirección, no son un plus. “Forman la base de una cultura laboral saludable y proactiva en las empresas agropecuarias”, indica Gana.

Cumplidos los requisitos de aptitud técnica de candidatos a gerente de producción, los principales atributos valorados por los responsables de empresas agropecuarias son los siguientes: habilidades comunicativas, capacidad para el trabajo en equipo, adaptabilidad, liderazgo para motivar, proactividad, creatividad, innovación, sentido de pertenencia y potencial de crecimiento y ganas de hacer. Estas destrezas no son desarrolladas en la formación académica y hay una brecha entre esa capacitación y las habilidades necesarias para la vida profesional.

“Muchos profesionales están muy bien formados en su capacidad técnica, pero les falta preparación para trabajar en el mundo real. Es decir, la formación teórica es esencial pero es incompleta y hacen falta otras habilidades para un buen desempeño en empresas líderes”, afirma Martín Gana, asesor de Select Debernardi.

“Está quebrada”: cruje la interna en la Rural entre el presidente y el vicepresidente, que irán con listas separadas en 2026

En el entorno de trabajo actual, colaborativo y competitivo, entonces, se requieren habilidades blandas además del conocimiento técnico ¿Cuáles son las habilidades blandas que faltan? comunicación efectiva, trabajo en equipo, liderazgo, pensamiento crítico y proactividad, entre otras.

Habilidades deseables

Una destreza blanda es la comunicación efectiva. Es decir, el gerente de producción de una empresa agropecuaria debe tener escucha activa, claridad para expresar las ideas y capacidad de manejar situaciones complejas.

“El trabajo en equipo exige coordinación y eso solo se logra con una comunicación fluida entre los miembros, que debe darse en todas las direcciones: de arriba hacia abajo; de abajo hacia arriba y de manera horizontal”, aconseja Gana.

Reunión: el Gobierno le confirmó a la Mesa de Enlace que el INTA no se fusionará con el INTI, aunque tendrá reformas

Otra tan importante como la anterior es el trabajo en equipo, que significa adaptarse a un grupo en funcionamiento. También implica construir con otros, respetando las ideas diferentes, mientras contribuyan a un objetivo común.

La definición de equipo de trabajo indica que es “un grupo de personas que se necesitan mutuamente para actuar y lograr un resultado”. Deben tener una visión compartida, comunicación multidireccional, capacidad para aprovechar los talentos y competencias personales con roles flexibles. “Como todas las personas de un equipo de trabajo son diferentes, cada uno entrega un aporte distinto, aunque con una meta en común”, explica el experto.

El liderazgo es otra habilidad blanda necesaria, que significa influir positivamente en el equipo, motivar y guiar y ser ejemplo de ética. Implica desarrollar capacidad organizativa y de planificación, y ser capaz de establecer un clima de confianza en las relaciones interpersonales.

El pensamiento crítico es la capacidad de analizar y evaluar información de forma lógica y objetiva para tomar decisiones informadas al resolver problemas. Se caracteriza por la capacidad de evaluar y llegar a conclusiones basadas en evidencia.

El proceso implica varias etapas:

Análisis: exige descomponer la información en partes más pequeñas para comprenderla mejor.

Evaluación: ponderar la validez y relevancia de los datos disponibles.

Inferencias: llegar a conclusiones basadas en la información y en los argumentos analizados.

Interpretación: entender el significado de la información y de los argumentos para tomar decisiones con objetividad, sin prejuicios ni sesgos personales.

En resumen, el pensamiento crítico es una habilidad fundamental para la vida profesional, ya que permite tomar decisiones con información y resolver problemas de manera efectiva.

Más habilidades

Por otra parte, no hace falta destacar que la creatividad y la capacidad de innovar son imprescindibles en un mundo que cambia vertiginosamente. Otra habilidad importante es la proactividad, que significa tener iniciativa y anticipación con una buena gestión del tiempo estableciendo prioridades en un marco de compromiso y responsabilidad.

Otra condición que se busca es adaptabilidad y gestión del cambio, que se traduce en flexibilidad ante lo nuevo, actitud positiva ante la incertidumbre y desaprender cosas viejas para aprender otras distintas.

El gerente de producción debe ser sociable y conciliador, es decir con capacidad para desenvolverse en distintos ambientes institucionales. También, debe contar con capacitación en inteligencia emocional, que “es la capacidad de entender, manejar y utilizar las emociones propias y las de los demás de forma efectiva”, según su definición.

En un equipo “permite mejorar la autoconciencia, la empatía, la gestión de las relaciones y la motivación, lo que contribuye a una mayor satisfacción personal y profesional’, destaca Gana.

El proceso exige reconocimiento de las emociones (identificar y comprender las propias emociones y las de los demás), gestión de las emociones (regular y controlar las emociones para evitar que interfieran en el rendimiento o en las relaciones), empatía (entender y compartir las emociones de los demás) y motivación (utilizar las emociones para impulsar hacia metas y objetivos).

La inteligencia emocional mejora en las relaciones personales, al fomentar la empatía, la comunicación y la resolución de conflictos. También ayuda a reducir el estrés, la ansiedad y la depresión de los integrantes del equipo y contribuye a una mayor satisfacción personal, a relaciones más sanas y un mayor éxito en diferentes áreas de la vida. Para desarrollar la inteligencia emocional, se pueden utilizar herramientas como la terapia, el coaching y el aprendizaje continuo.

Como conclusión, se advierte que las habilidades blandas son esenciales en un profesional vinculado con la alta dirección, no son un plus. “Forman la base de una cultura laboral saludable y proactiva en las empresas agropecuarias”, indica Gana.

 

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