De la computadora de escritorio al taller de carpintería. Ese movimiento, al que se atrevieron los hermanos Javier y Joaquín Delfino, hace casi diez años, además de implicar un cambio drástico de trabajo, para ellos también se volvió una certeza: construir casas pasaría a ser su modo de vida.
Y más allá de haber tomado la forma de un emprendimiento, al tiempo, ese propósito, se hizo aún más expansivo como herramienta reparadora con la que ayudan a mejorar la vida de otras personas. Por caso, los que atravesaron catástrofes, como los dañados por los incendios que este año azotaron el sur argentino. Esto último lo hacen en el marco de Diseñadores Sin Fronteras, una organización, sin fines de lucro enfocada en promover el desarrollo sustentable y humano a través del diseño. Entre sus proyectos vigentes, están las casas de transición que construyen para los ciudadanos que perdieron todo lo que tenían en el incendio forestal que arremetió con la provincia de Chubut.
A su vez, con esta acción, la de construir, se involucran en proyectos de reparación orientados al cuidado del ambiente, como la labor que hicieron para restaurar un galpón abandonado en el predio donde está la tienda Casa Frey.
“Personas cortisol”. ¿Qué son y cómo protegerse de ellas?
Esto pasó en Bariloche, el lugar que los Delfino eligieron por primera vez en la década del 90, cuando se instalaron allí con sus padres y al que decidieron volver después de terminar sus estudios en la ciudad de Buenos Aires.
Al poco tiempo de ese retorno, en 2016, fundaron el emprendimiento Hermanos Delfino, donde fusionan los saberes que Javier tiene como Diseñador Industrial, y los de Joaquín, como Técnico Superior en Proyecto y Construcción de Obras. Y no solo se enfocaron en el oficio de la carpintería, también hacen casas con madera, además de mobiliario y otros proyectos como por ejemplo la fachada de un bar típico en el centro de Bariloche, la construcción de un taller de cerámica, y el desarrollo de La Ridícula Idea, una reconocida galería de arte de la ciudad.
“Hacemos casas de madera”, así se presentan los hacedores de las viviendas que a primera vista parecen simples y sin demasiadas pretensiones. Es que, para los Delfino, la complejidad está en los desafíos creativos, tanto por las técnicas con las que trabajan como así también, por los materiales que utilizan, prueban y exploran continuamente. Ahí está su constante, en esa búsqueda.
Ellos, a su vez, adhieren a la perspectiva que se encuadra en el “diseño honesto”. Algo así como que “lo que se ve, es lo que es”. Y que en la práctica se traduce en no tapar imperfecciones de la madera, por el contrario, dejarlas a la vista. Impronta que inevitablemente, la relacionan con el wabi sabi, la estética japonesa que hace culto a la belleza como algo inacabado, caracterizado por lo rústico y austero, entre otras cualidades.
Esto último, reconfirma que están más interesados en la esencia intrínseca de las cosas y no tanto en la apariencia. Todo un posicionamiento epocal, que invita además a respetar los rasgos naturales de la madera, o de cualquier otro material noble que utilicen, por ende, de la naturaleza que los rodea y de la que ellos también forman parte.
Primero, el entorno
Es que al fomentar el oficio de la construcción primordialmente en madera, privilegian los procesos de antaño, manuales, y de acuerdo con lo aprendido de generación en generación, durante décadas o centenares de años, siendo más amigables con el ambiente.
De hecho, a finales del año pasado llevaron a cabo un proyecto que fue una iniciativa liderada por Patagonia, la compañía de ropa para deportes de montaña y pesca que se contactó con ellos en el marco del lanzamiento del segundo local de venta en el país; Casa Frey, en el km 1,5 de la avenida Bustillo, en Bariloche. Los Delfino fueron los encargados de reparar el galpón que estaba en el terreno donde se recuperó la vivienda que, justamente, perteneció a Emilio Frey, figura clave en la historia geográfica y cívica de esa ciudad. Restauraron un espacio deteriorado, donde ahora funciona “El Puesto”, así se denomina el taller usado para remendar prendas gastadas o en desuso, algo que ya es un leitmotiv de la marca que insiste en no tirar, sino en reparar la indumentaria averiada para prolongar su vida útil. ¿Cómo trabajaron? Tuvieron como premisa, respetar esa estructura que ya tenía la construcción original, además de darle prioridad a la madera que recuperaron de la zona y las técnicas de entramado y carpintería local. Allí, periódicamente, se realizan jornadas de reparación donde los asistentes llevan ropa para arreglar y volver a utilizar. La última, fue en consonancia con el aniversario de la fundación de la ciudad, el sábado 3 de mayo, y solamente el día de apertura de la tienda se repararon más de 120 piezas.
También desde Diseñadores Sin Fronteras apuntan a la autoconstrucción, y a que sean las mismas personas damnificadas por los incendios puedan hacer sus hogares de manera sencilla y con las herramientas que tienen.
Propósito que están desarrollando por pasos, siendo el primero el del prototipo de un refugio post incendio, accesible y de fácil hechura, para después compartir un manual técnico en formato físico y virtual, que sea la guía y que además atraviese la brecha tecnológica.
Así, con esa transmisión de conocimiento, es como si los Delfino volvieran a los orígenes de su emprendimiento que, por supuesto, no deja de ser comercial, pero que continua sin perder de vista el compromiso con el entorno natural y humano.
De la computadora de escritorio al taller de carpintería. Ese movimiento, al que se atrevieron los hermanos Javier y Joaquín Delfino, hace casi diez años, además de implicar un cambio drástico de trabajo, para ellos también se volvió una certeza: construir casas pasaría a ser su modo de vida.
Y más allá de haber tomado la forma de un emprendimiento, al tiempo, ese propósito, se hizo aún más expansivo como herramienta reparadora con la que ayudan a mejorar la vida de otras personas. Por caso, los que atravesaron catástrofes, como los dañados por los incendios que este año azotaron el sur argentino. Esto último lo hacen en el marco de Diseñadores Sin Fronteras, una organización, sin fines de lucro enfocada en promover el desarrollo sustentable y humano a través del diseño. Entre sus proyectos vigentes, están las casas de transición que construyen para los ciudadanos que perdieron todo lo que tenían en el incendio forestal que arremetió con la provincia de Chubut.
A su vez, con esta acción, la de construir, se involucran en proyectos de reparación orientados al cuidado del ambiente, como la labor que hicieron para restaurar un galpón abandonado en el predio donde está la tienda Casa Frey.
“Personas cortisol”. ¿Qué son y cómo protegerse de ellas?
Esto pasó en Bariloche, el lugar que los Delfino eligieron por primera vez en la década del 90, cuando se instalaron allí con sus padres y al que decidieron volver después de terminar sus estudios en la ciudad de Buenos Aires.
Al poco tiempo de ese retorno, en 2016, fundaron el emprendimiento Hermanos Delfino, donde fusionan los saberes que Javier tiene como Diseñador Industrial, y los de Joaquín, como Técnico Superior en Proyecto y Construcción de Obras. Y no solo se enfocaron en el oficio de la carpintería, también hacen casas con madera, además de mobiliario y otros proyectos como por ejemplo la fachada de un bar típico en el centro de Bariloche, la construcción de un taller de cerámica, y el desarrollo de La Ridícula Idea, una reconocida galería de arte de la ciudad.
“Hacemos casas de madera”, así se presentan los hacedores de las viviendas que a primera vista parecen simples y sin demasiadas pretensiones. Es que, para los Delfino, la complejidad está en los desafíos creativos, tanto por las técnicas con las que trabajan como así también, por los materiales que utilizan, prueban y exploran continuamente. Ahí está su constante, en esa búsqueda.
Ellos, a su vez, adhieren a la perspectiva que se encuadra en el “diseño honesto”. Algo así como que “lo que se ve, es lo que es”. Y que en la práctica se traduce en no tapar imperfecciones de la madera, por el contrario, dejarlas a la vista. Impronta que inevitablemente, la relacionan con el wabi sabi, la estética japonesa que hace culto a la belleza como algo inacabado, caracterizado por lo rústico y austero, entre otras cualidades.
Esto último, reconfirma que están más interesados en la esencia intrínseca de las cosas y no tanto en la apariencia. Todo un posicionamiento epocal, que invita además a respetar los rasgos naturales de la madera, o de cualquier otro material noble que utilicen, por ende, de la naturaleza que los rodea y de la que ellos también forman parte.
Primero, el entorno
Es que al fomentar el oficio de la construcción primordialmente en madera, privilegian los procesos de antaño, manuales, y de acuerdo con lo aprendido de generación en generación, durante décadas o centenares de años, siendo más amigables con el ambiente.
De hecho, a finales del año pasado llevaron a cabo un proyecto que fue una iniciativa liderada por Patagonia, la compañía de ropa para deportes de montaña y pesca que se contactó con ellos en el marco del lanzamiento del segundo local de venta en el país; Casa Frey, en el km 1,5 de la avenida Bustillo, en Bariloche. Los Delfino fueron los encargados de reparar el galpón que estaba en el terreno donde se recuperó la vivienda que, justamente, perteneció a Emilio Frey, figura clave en la historia geográfica y cívica de esa ciudad. Restauraron un espacio deteriorado, donde ahora funciona “El Puesto”, así se denomina el taller usado para remendar prendas gastadas o en desuso, algo que ya es un leitmotiv de la marca que insiste en no tirar, sino en reparar la indumentaria averiada para prolongar su vida útil. ¿Cómo trabajaron? Tuvieron como premisa, respetar esa estructura que ya tenía la construcción original, además de darle prioridad a la madera que recuperaron de la zona y las técnicas de entramado y carpintería local. Allí, periódicamente, se realizan jornadas de reparación donde los asistentes llevan ropa para arreglar y volver a utilizar. La última, fue en consonancia con el aniversario de la fundación de la ciudad, el sábado 3 de mayo, y solamente el día de apertura de la tienda se repararon más de 120 piezas.
También desde Diseñadores Sin Fronteras apuntan a la autoconstrucción, y a que sean las mismas personas damnificadas por los incendios puedan hacer sus hogares de manera sencilla y con las herramientas que tienen.
Propósito que están desarrollando por pasos, siendo el primero el del prototipo de un refugio post incendio, accesible y de fácil hechura, para después compartir un manual técnico en formato físico y virtual, que sea la guía y que además atraviese la brecha tecnológica.
Así, con esa transmisión de conocimiento, es como si los Delfino volvieran a los orígenes de su emprendimiento que, por supuesto, no deja de ser comercial, pero que continua sin perder de vista el compromiso con el entorno natural y humano.