Cuáles son los horarios de votación y otras intimidades del cónclave

Un total de 133 cardenales participarán desde este miércoles 7 de mayo en la votación secreta que definirá al próximo pontífice. La ceremonia estará presidida por el cardenal Pietro Parolin, decano de la Orden de los Obispos y uno de los principales candidatos al trono de San Pedro.

El inicio del cónclave está previsto entre las 16.30 y las 17 local (11.30 y 12 de Argentina) tras la celebración de una misa especial. Durante la tarde del miércoles se celebrará la primera votación, cuya fumata —blanca si hay elección, negra si no— se espera entre las 18 y las 19 (13 y 14 de Argentina). Como marca la tradición, el primer día del cónclave contempla una única ronda de votación.

Cuáles son los horarios de las votaciones y de las fumatas

A partir del jueves 8 de mayo, los cardenales se reunirán diariamente en la Capilla Sixtina para realizar hasta cuatro votaciones: dos por la mañana y dos por la tarde, con el objetivo de elegir al nuevo papa.

La jornada comienza alrededor de las 7.30 (2.30 en Argentina) con una misa concelebrada por los purpurados, seguida a las 9 (4 en Argentina) por el rezo de los laudes. A continuación, se lleva a cabo la primera sesión de votaciones, que incluye dos escrutinios consecutivos.

La primera fumata se liberará entre las 10.30 y las 12 (5.30 y 7 en Argentina); será blanca si se ha alcanzado una elección, o negra si no se ha llegado a un acuerdo.

La segunda sesión de votaciones comienza a las 16 (11 en Argentina) con dos rondas más de votación. Al finalizar, se emite la segunda fumata del día, que está prevista entre las 17.30 y las 19 (12.30 y 14 en Argentina). Si no se elige al nuevo pontífice en esta ocasión, los cardenales regresan a la residencia de Santa Marta después del rezo de las Vísperas, y el proceso continuará al día siguiente.

Para cuándo se contempla una pausa

La Constitución vaticana establece que, tras tres días de escrutinios y 12 votaciones, los cardenales harán una pausa de un día en el cónclave. A partir de esa pausa, el proceso alternará ciclos de siete votaciones seguidas de recesos hasta que se elija al nuevo papa.

Si este cónclave se extiende, la pausa se produciría probablemente el próximo domingo 11 de mayo, después de 12 votaciones infructuosas, incluyendo la de la tarde del miércoles y las cuatro de jueves, viernes y sábado.

Cómo es la distribución de las papeletas

Una vez que el maestro de ceremonias haya preparado y distribuido las papeletas (al menos dos o tres a cada cardenal elector), el último cardenal diácono procederá a sortear, entre todos los cardenales electores, tres escrutadores, tres encargados de recoger los votos de los enfermos (infirmarii) y tres auditores.

Antes de que los electores comiencen a escribir sus votos, el secretario del Colegio Cardenalicio, el maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias y los maestros de Ceremonias deben abandonar la Capilla Sixtina. Posteriormente, el último cardenal diácono cerrará la puerta, abriéndola y cerrándola tantas veces como sea necesario, como cuando los infirmarii salen a recoger los votos de los enfermos y regresan a la Capilla.

Cómo es la votación

Cada cardenal elector, según el orden de precedencia, escribe y dobla su papeleta, la sostiene en alto para que sea visible, y la lleva al altar, donde se encuentran los escrutadores. En el altar hay un receptáculo cubierto por un plato, destinado a recoger las papeletas.

Antes de depositar la papeleta, el cardenal pronuncia en voz alta la fórmula: “Pongo por testigo a Cristo Señor, que me juzgará, de que mi voto es dado a aquel que, según Dios, creo que debe ser elegido”. Luego, coloca la papeleta en el plato y la introduce en el receptáculo. Después, se inclina ante el altar y regresa a su asiento.

Cómo votan los cardenales enfermos

En este cónclave, dos cardenales electores no participarán debido a problemas de salud: Antonio Cañizares Llovera, arzobispo emérito de Valencia (España), y John Njue, arzobispo emérito de Nairobi (Kenia).

Sin embargo, si hay cardenales electores enfermos en sus habitaciones, los tres infirmarii se dirigirán a ellas con un número adecuado de papeletas, que transportarán en una pequeña bandeja, junto con una caja proporcionada por los escrutadores. La caja será abierta públicamente por los escrutadores para que los demás electores puedan verificar que está vacía. Luego, se cerrará con una llave, que se colocará sobre el altar. La caja tiene un agujero en la parte superior por el cual se pueden introducir las papeletas dobladas.

Una vez realizadas las votaciones, los infirmarii llevarán la urna con los votos a la Capilla Sixtina, donde los escrutadores la abrirán después de que los cardenales presentes hayan depositado sus papeletas. Los escrutadores contarán las papeletas de la urna y, tras asegurarse de que su número coincide con el de los infirmarii, las colocarán una a una en el plato y, con él, las introducirán todas juntas en el receptáculo.

Cómo es el recuento de los votos

Una vez que todos los cardenales electores han depositado sus papeletas en la urna, el primer escrutador agita la urna varias veces para mezclar las papeletas. A continuación, el último escrutador procede a sacar las papeletas una a una, de forma visible, y las deposita en un recipiente vacío para su recuento.

Si el número de papeletas no coincide con el número de votantes, todas las papeletas deben ser quemadas y se procederá inmediatamente a una segunda votación. Si, por el contrario, el número de papeletas coincide con el de votantes, se procederá al recuento.

Los tres escrutadores se sientan en una mesa frente al altar. El primero de ellos toma una papeleta, la abre, anota el nombre del elector y se la pasa al segundo escrutador. El segundo verifica el nombre y la pasa al tercero, quien anota el nombre inscrito y lo lee en voz alta, para que todos los electores presentes puedan marcar su voto en una hoja especial.

Si, durante el recuento, los escrutadores encuentran dos papeletas dobladas de manera que parezcan haber sido escritas por un mismo votante, se tomará en cuenta lo siguiente: si ambas papeletas llevan el mismo nombre, se contabilizarán como un solo voto; si contienen nombres diferentes, ninguno de los votos será válido. Sin embargo, en ningún caso se anulará el voto.

Una vez terminado el recuento de las papeletas, los escrutadores suman los votos obtenidos por cada nombre y los anotan en una hoja aparte. El último de los escrutadores, al leer las papeletas, las pincha con una aguja en el lugar donde aparece la palabra Eligo, las ensarta en un hilo para garantizar su conservación y, una vez concluido el proceso, ata los extremos del hilo con un nudo.

Las papeletas se depositan luego en un receptáculo o se colocan a un lado de la cantina. En ese momento, los votos se cuentan y, después de ser comprobados, se queman en una estufa de hierro fundido, que se utilizó por primera vez durante el cónclave de 1939. Una segunda estufa, conectada a la primera, se utiliza para los productos químicos que generan el color negro en caso de no elección y blanco en caso de elección.

Cuál es el quórum necesario

Para la elección del papa se requiere al menos dos tercios de los votos. En el caso del cónclave que comenzará el miércoles 7 de mayo, serán necesarios 89 votos de un total de 133 cardenales electores.

Independientemente de si se elige al papa o no, los auditores deben proceder a verificar tanto las papeletas como las anotaciones de los escrutadores, para asegurarse de que su trabajo se ha realizado con exactitud y fidelidad.

Una vez realizada la auditoría, antes de que los cardenales electores abandonen la Capilla Sixtina, todas las papeletas serán quemadas por los escrutadores, con la asistencia del secretario del Colegio Cardenalicio y del maestro de ceremonias, quienes serán convocados por el último cardenal diácono. Si se debe realizar una segunda votación de manera inmediata, las papeletas de la primera votación se quemarán al final, junto con las de la segunda.

Un total de 133 cardenales participarán desde este miércoles 7 de mayo en la votación secreta que definirá al próximo pontífice. La ceremonia estará presidida por el cardenal Pietro Parolin, decano de la Orden de los Obispos y uno de los principales candidatos al trono de San Pedro.

El inicio del cónclave está previsto entre las 16.30 y las 17 local (11.30 y 12 de Argentina) tras la celebración de una misa especial. Durante la tarde del miércoles se celebrará la primera votación, cuya fumata —blanca si hay elección, negra si no— se espera entre las 18 y las 19 (13 y 14 de Argentina). Como marca la tradición, el primer día del cónclave contempla una única ronda de votación.

Cuáles son los horarios de las votaciones y de las fumatas

A partir del jueves 8 de mayo, los cardenales se reunirán diariamente en la Capilla Sixtina para realizar hasta cuatro votaciones: dos por la mañana y dos por la tarde, con el objetivo de elegir al nuevo papa.

La jornada comienza alrededor de las 7.30 (2.30 en Argentina) con una misa concelebrada por los purpurados, seguida a las 9 (4 en Argentina) por el rezo de los laudes. A continuación, se lleva a cabo la primera sesión de votaciones, que incluye dos escrutinios consecutivos.

La primera fumata se liberará entre las 10.30 y las 12 (5.30 y 7 en Argentina); será blanca si se ha alcanzado una elección, o negra si no se ha llegado a un acuerdo.

La segunda sesión de votaciones comienza a las 16 (11 en Argentina) con dos rondas más de votación. Al finalizar, se emite la segunda fumata del día, que está prevista entre las 17.30 y las 19 (12.30 y 14 en Argentina). Si no se elige al nuevo pontífice en esta ocasión, los cardenales regresan a la residencia de Santa Marta después del rezo de las Vísperas, y el proceso continuará al día siguiente.

Para cuándo se contempla una pausa

La Constitución vaticana establece que, tras tres días de escrutinios y 12 votaciones, los cardenales harán una pausa de un día en el cónclave. A partir de esa pausa, el proceso alternará ciclos de siete votaciones seguidas de recesos hasta que se elija al nuevo papa.

Si este cónclave se extiende, la pausa se produciría probablemente el próximo domingo 11 de mayo, después de 12 votaciones infructuosas, incluyendo la de la tarde del miércoles y las cuatro de jueves, viernes y sábado.

Cómo es la distribución de las papeletas

Una vez que el maestro de ceremonias haya preparado y distribuido las papeletas (al menos dos o tres a cada cardenal elector), el último cardenal diácono procederá a sortear, entre todos los cardenales electores, tres escrutadores, tres encargados de recoger los votos de los enfermos (infirmarii) y tres auditores.

Antes de que los electores comiencen a escribir sus votos, el secretario del Colegio Cardenalicio, el maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias y los maestros de Ceremonias deben abandonar la Capilla Sixtina. Posteriormente, el último cardenal diácono cerrará la puerta, abriéndola y cerrándola tantas veces como sea necesario, como cuando los infirmarii salen a recoger los votos de los enfermos y regresan a la Capilla.

Cómo es la votación

Cada cardenal elector, según el orden de precedencia, escribe y dobla su papeleta, la sostiene en alto para que sea visible, y la lleva al altar, donde se encuentran los escrutadores. En el altar hay un receptáculo cubierto por un plato, destinado a recoger las papeletas.

Antes de depositar la papeleta, el cardenal pronuncia en voz alta la fórmula: “Pongo por testigo a Cristo Señor, que me juzgará, de que mi voto es dado a aquel que, según Dios, creo que debe ser elegido”. Luego, coloca la papeleta en el plato y la introduce en el receptáculo. Después, se inclina ante el altar y regresa a su asiento.

Cómo votan los cardenales enfermos

En este cónclave, dos cardenales electores no participarán debido a problemas de salud: Antonio Cañizares Llovera, arzobispo emérito de Valencia (España), y John Njue, arzobispo emérito de Nairobi (Kenia).

Sin embargo, si hay cardenales electores enfermos en sus habitaciones, los tres infirmarii se dirigirán a ellas con un número adecuado de papeletas, que transportarán en una pequeña bandeja, junto con una caja proporcionada por los escrutadores. La caja será abierta públicamente por los escrutadores para que los demás electores puedan verificar que está vacía. Luego, se cerrará con una llave, que se colocará sobre el altar. La caja tiene un agujero en la parte superior por el cual se pueden introducir las papeletas dobladas.

Una vez realizadas las votaciones, los infirmarii llevarán la urna con los votos a la Capilla Sixtina, donde los escrutadores la abrirán después de que los cardenales presentes hayan depositado sus papeletas. Los escrutadores contarán las papeletas de la urna y, tras asegurarse de que su número coincide con el de los infirmarii, las colocarán una a una en el plato y, con él, las introducirán todas juntas en el receptáculo.

Cómo es el recuento de los votos

Una vez que todos los cardenales electores han depositado sus papeletas en la urna, el primer escrutador agita la urna varias veces para mezclar las papeletas. A continuación, el último escrutador procede a sacar las papeletas una a una, de forma visible, y las deposita en un recipiente vacío para su recuento.

Si el número de papeletas no coincide con el número de votantes, todas las papeletas deben ser quemadas y se procederá inmediatamente a una segunda votación. Si, por el contrario, el número de papeletas coincide con el de votantes, se procederá al recuento.

Los tres escrutadores se sientan en una mesa frente al altar. El primero de ellos toma una papeleta, la abre, anota el nombre del elector y se la pasa al segundo escrutador. El segundo verifica el nombre y la pasa al tercero, quien anota el nombre inscrito y lo lee en voz alta, para que todos los electores presentes puedan marcar su voto en una hoja especial.

Si, durante el recuento, los escrutadores encuentran dos papeletas dobladas de manera que parezcan haber sido escritas por un mismo votante, se tomará en cuenta lo siguiente: si ambas papeletas llevan el mismo nombre, se contabilizarán como un solo voto; si contienen nombres diferentes, ninguno de los votos será válido. Sin embargo, en ningún caso se anulará el voto.

Una vez terminado el recuento de las papeletas, los escrutadores suman los votos obtenidos por cada nombre y los anotan en una hoja aparte. El último de los escrutadores, al leer las papeletas, las pincha con una aguja en el lugar donde aparece la palabra Eligo, las ensarta en un hilo para garantizar su conservación y, una vez concluido el proceso, ata los extremos del hilo con un nudo.

Las papeletas se depositan luego en un receptáculo o se colocan a un lado de la cantina. En ese momento, los votos se cuentan y, después de ser comprobados, se queman en una estufa de hierro fundido, que se utilizó por primera vez durante el cónclave de 1939. Una segunda estufa, conectada a la primera, se utiliza para los productos químicos que generan el color negro en caso de no elección y blanco en caso de elección.

Cuál es el quórum necesario

Para la elección del papa se requiere al menos dos tercios de los votos. En el caso del cónclave que comenzará el miércoles 7 de mayo, serán necesarios 89 votos de un total de 133 cardenales electores.

Independientemente de si se elige al papa o no, los auditores deben proceder a verificar tanto las papeletas como las anotaciones de los escrutadores, para asegurarse de que su trabajo se ha realizado con exactitud y fidelidad.

Una vez realizada la auditoría, antes de que los cardenales electores abandonen la Capilla Sixtina, todas las papeletas serán quemadas por los escrutadores, con la asistencia del secretario del Colegio Cardenalicio y del maestro de ceremonias, quienes serán convocados por el último cardenal diácono. Si se debe realizar una segunda votación de manera inmediata, las papeletas de la primera votación se quemarán al final, junto con las de la segunda.

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *