En el sur de Nueva Jersey, sobre la ruta Black Horse Pike, se encuentra el Cardiff Shopping Center de Egg Harbor Township, un lugar que aún conserva el espíritu de los años noventa. Aunque muchos de sus locales cerraron hace tiempo, el lugar conserva carteles antiguos, estructuras originales y rastros de tiendas que marcaron una época.
Qué queda hoy del Cardiff Shopping Center
Gran parte del predio muestra signos evidentes de abandono: vidrieras vacías, marquesinas apagadas y letreros antiguos que siguen en pie como si el tiempo no hubiera pasado. La imagen remite a una era donde el consumo masivo se organizaba en grandes centros comerciales, con estacionamientos amplios y carteles que prometían descuentos visibles desde la calle. El cierre de Pathmark, uno de los pilares del complejo, marcó un antes y un después.
Desde su clausura en 2015, el supermercado permanece cerrado, aunque en su fachada aún se ve el cartel con los viejos horarios de atención y una calcomanía intacta pegada en la puerta. Dentro, un carrito de compras oxidado quedó varado junto a estanterías vacías y paredes que aún conservan los colores típicos de la cadena.
Las marcas que ya no están
Uno de los indicios más claros del retroceso que vivió el Cardiff Shopping Center es la antigua tienda Bradlees, que cerró sus puertas en 2001. A más de dos décadas de su salida, la fachada aún conserva las calcomanías originales con las palabras “entrada” y “salida”, visibles sobre las puertas automáticas. Aunque el interior permanece vacío, no muestra signos graves de deterioro.
A lo largo del centro comercial se repite la escena: locales cerrados que todavía exhiben su cartelería original, toldos olvidados y luces apagadas. En algunos casos, la estética de cada tienda quedó detenida en el tiempo, como si los años hubieran pasado sin tocar nada.
Por qué no fue remodelado
Mientras otros centros comerciales encontraron una nueva vida convertidos en oficinas, gimnasios o patios de comida, el Cardiff Shopping Center quedó fuera de ese proceso de transformación. La falta de renovación responde a varios factores: la caída en la demanda comercial, el cierre de tiendas que atraían público, la escasa circulación de personas en la zona y un cambio en los hábitos de consumo. Aunque todavía funcionan algunos negocios, como Forman Mills o Big Lots, el movimiento dentro del predio es bajo y el desgaste general salta a la vista.
El asfalto del estacionamiento presenta grietas, varios postes de luz están corroídos por el óxido y las fachadas muestran marcas claras del paso del tiempo. Por ahora, no existen anuncios oficiales de renovación ni planes concretos de reconversión.
Qué futuro puede tener este espacio
El futuro del Cardiff Shopping Center sigue sin definirse. Aunque se presentaron propuestas para su renovación, ninguna se concretó.
Para muchos vecinos, es parte del entorno diario, aunque ya no cumpla con la función que tuvo en el pasado. Otros lo ven como un reflejo de un modelo comercial que quedó atrás. En distintas ciudades de Estados Unidos existen centros comerciales en situaciones similares, algunos en peores condiciones que el Cardiff, que deben adaptarse a los nuevos hábitos de consumo.
En el sur de Nueva Jersey, sobre la ruta Black Horse Pike, se encuentra el Cardiff Shopping Center de Egg Harbor Township, un lugar que aún conserva el espíritu de los años noventa. Aunque muchos de sus locales cerraron hace tiempo, el lugar conserva carteles antiguos, estructuras originales y rastros de tiendas que marcaron una época.
Qué queda hoy del Cardiff Shopping Center
Gran parte del predio muestra signos evidentes de abandono: vidrieras vacías, marquesinas apagadas y letreros antiguos que siguen en pie como si el tiempo no hubiera pasado. La imagen remite a una era donde el consumo masivo se organizaba en grandes centros comerciales, con estacionamientos amplios y carteles que prometían descuentos visibles desde la calle. El cierre de Pathmark, uno de los pilares del complejo, marcó un antes y un después.
Desde su clausura en 2015, el supermercado permanece cerrado, aunque en su fachada aún se ve el cartel con los viejos horarios de atención y una calcomanía intacta pegada en la puerta. Dentro, un carrito de compras oxidado quedó varado junto a estanterías vacías y paredes que aún conservan los colores típicos de la cadena.
Las marcas que ya no están
Uno de los indicios más claros del retroceso que vivió el Cardiff Shopping Center es la antigua tienda Bradlees, que cerró sus puertas en 2001. A más de dos décadas de su salida, la fachada aún conserva las calcomanías originales con las palabras “entrada” y “salida”, visibles sobre las puertas automáticas. Aunque el interior permanece vacío, no muestra signos graves de deterioro.
A lo largo del centro comercial se repite la escena: locales cerrados que todavía exhiben su cartelería original, toldos olvidados y luces apagadas. En algunos casos, la estética de cada tienda quedó detenida en el tiempo, como si los años hubieran pasado sin tocar nada.
Por qué no fue remodelado
Mientras otros centros comerciales encontraron una nueva vida convertidos en oficinas, gimnasios o patios de comida, el Cardiff Shopping Center quedó fuera de ese proceso de transformación. La falta de renovación responde a varios factores: la caída en la demanda comercial, el cierre de tiendas que atraían público, la escasa circulación de personas en la zona y un cambio en los hábitos de consumo. Aunque todavía funcionan algunos negocios, como Forman Mills o Big Lots, el movimiento dentro del predio es bajo y el desgaste general salta a la vista.
El asfalto del estacionamiento presenta grietas, varios postes de luz están corroídos por el óxido y las fachadas muestran marcas claras del paso del tiempo. Por ahora, no existen anuncios oficiales de renovación ni planes concretos de reconversión.
Qué futuro puede tener este espacio
El futuro del Cardiff Shopping Center sigue sin definirse. Aunque se presentaron propuestas para su renovación, ninguna se concretó.
Para muchos vecinos, es parte del entorno diario, aunque ya no cumpla con la función que tuvo en el pasado. Otros lo ven como un reflejo de un modelo comercial que quedó atrás. En distintas ciudades de Estados Unidos existen centros comerciales en situaciones similares, algunos en peores condiciones que el Cardiff, que deben adaptarse a los nuevos hábitos de consumo.