Arqueólogos de la Universidad de Nebraska, en los Estados Unidos, junto con colegas de Israel, desenterraron en los Altos del Golán, cerca del mar de Galilea, una puerta que data de los tiempos del rey David y que coincidiría con las escrituras bíblicas. Así lo notificaron los expertos luego de una expedición que demandó 32 años.
Medio Oriente cobija parte del origen de la cultura occidental y de las creencias religiosas actuales. Eso es acompañado por la presencia de diversos templos y estructuras que resistieron el paso de los siglos y que aún se mantienen en pie, a pesar de estar en ruinas. Gracias a estos indicios, historiadores y arqueólogos de todo el mundo, interesados en conocer de cerca los hechos que marcaron a nuestra civilización contemporánea, lograron dar a conocer datos relevantes para la historia humana.
En la antigua ciudad de Betsaida, en el Parque Jordán de los Altos del Golán, al noreste del mar de Galilea, se desenterró una puerta que daba la bienvenida a todos. La misma data de entre los siglos X y XI a.C., período que coincide con el mandato del rey David en lo que se conoce como la etapa del Segundo Templo.
La característica de estos pequeños asentamientos era el nivel de protección que tenían para evitar que los invasores se robaran sus riquezas o destruyeran la presencia israelí. Por lo tanto, esta puerta, que integró la muralla de contención, fue retirada con sutileza para no dañar su aspecto bien conservado. Además, señalaron que es la más antigua de todas las que se rescataron en las viejas ciudades hebreas.
En diálogo con The Jerusalem Post, la profesora Rami Arav de la Universidad de Nebraska, lo vinculó con las escrituras bíblicas. “No hay muchas puertas de las capitales de este país de este período. Betsaida era el nombre de la ciudad durante el período del Segundo Templo, pero durante el período del Primer Templo era la ciudad de Zer”, expresó, apoyándose en Josué 19:35 “Las ciudades fortificadas eran Zidim, Zer, Hammat, Racat y Kineret”.
Debido a este objeto milenario, los investigadores creen que David pudo no ser el único gobernante de esa época, sino que habría sido el jefe de una tribu de israelitas de la zona. Las ruinas que rodean la puerta sugieren que, hace 3000 años, Betsaida podría no haber formado parte de un reino hebreo, sino de uno arameo, lo que cambiaría la perspectiva histórica. Esto se confirmó gracias a una de las figuras talladas en la piedra circundante con la imagen del dios lunar en forma de toro, propio del siglo XI a.C.
Durante siglos ese sito fue un punto de peregrinación para cristianos debido a la importancia simbólica e histórica. Incluso, los arqueólogos desterraron el suelo de un templo romano que fue erigido por el emperador Filipo, hijo de Herodes, en el I d.C. Según los registros, se habría levantado en honor a Julia, hija del emperador romano Augusto.
Además de la puerta significativa, rescataron joyas y monedas. Una de ellas data del año 35 a.C., y fue hecha para conmemorar la llegada de Cleopatra y Marco Antonio. En el mundo solo existen 12 de estas.
Cabe remarcar que el hallazgo de la puerta de Betsaida, con relación hacia el rey David, sucedió poco tiempo antes de que se descubriera una fortificación “monumental” que protegió a los reyes de Jerusalén en las inmediaciones de la Ciudad de David, en el Parque Nacional de las murallas.
El foso se formó en la Edad de Hierro y tiene 3000 años de antigüedad. Su mención figuró por primera vez en el Libro de los Reyes, en el pasaje 11:27. Una de las referencias indicó: “Reparó el Millo y cerró el portillo de la ciudad de David, su padre”. Y también se nombró en el Libro de Samuel.
Arqueólogos de la Universidad de Nebraska, en los Estados Unidos, junto con colegas de Israel, desenterraron en los Altos del Golán, cerca del mar de Galilea, una puerta que data de los tiempos del rey David y que coincidiría con las escrituras bíblicas. Así lo notificaron los expertos luego de una expedición que demandó 32 años.
Medio Oriente cobija parte del origen de la cultura occidental y de las creencias religiosas actuales. Eso es acompañado por la presencia de diversos templos y estructuras que resistieron el paso de los siglos y que aún se mantienen en pie, a pesar de estar en ruinas. Gracias a estos indicios, historiadores y arqueólogos de todo el mundo, interesados en conocer de cerca los hechos que marcaron a nuestra civilización contemporánea, lograron dar a conocer datos relevantes para la historia humana.
En la antigua ciudad de Betsaida, en el Parque Jordán de los Altos del Golán, al noreste del mar de Galilea, se desenterró una puerta que daba la bienvenida a todos. La misma data de entre los siglos X y XI a.C., período que coincide con el mandato del rey David en lo que se conoce como la etapa del Segundo Templo.
La característica de estos pequeños asentamientos era el nivel de protección que tenían para evitar que los invasores se robaran sus riquezas o destruyeran la presencia israelí. Por lo tanto, esta puerta, que integró la muralla de contención, fue retirada con sutileza para no dañar su aspecto bien conservado. Además, señalaron que es la más antigua de todas las que se rescataron en las viejas ciudades hebreas.
En diálogo con The Jerusalem Post, la profesora Rami Arav de la Universidad de Nebraska, lo vinculó con las escrituras bíblicas. “No hay muchas puertas de las capitales de este país de este período. Betsaida era el nombre de la ciudad durante el período del Segundo Templo, pero durante el período del Primer Templo era la ciudad de Zer”, expresó, apoyándose en Josué 19:35 “Las ciudades fortificadas eran Zidim, Zer, Hammat, Racat y Kineret”.
Debido a este objeto milenario, los investigadores creen que David pudo no ser el único gobernante de esa época, sino que habría sido el jefe de una tribu de israelitas de la zona. Las ruinas que rodean la puerta sugieren que, hace 3000 años, Betsaida podría no haber formado parte de un reino hebreo, sino de uno arameo, lo que cambiaría la perspectiva histórica. Esto se confirmó gracias a una de las figuras talladas en la piedra circundante con la imagen del dios lunar en forma de toro, propio del siglo XI a.C.
Durante siglos ese sito fue un punto de peregrinación para cristianos debido a la importancia simbólica e histórica. Incluso, los arqueólogos desterraron el suelo de un templo romano que fue erigido por el emperador Filipo, hijo de Herodes, en el I d.C. Según los registros, se habría levantado en honor a Julia, hija del emperador romano Augusto.
Además de la puerta significativa, rescataron joyas y monedas. Una de ellas data del año 35 a.C., y fue hecha para conmemorar la llegada de Cleopatra y Marco Antonio. En el mundo solo existen 12 de estas.
Cabe remarcar que el hallazgo de la puerta de Betsaida, con relación hacia el rey David, sucedió poco tiempo antes de que se descubriera una fortificación “monumental” que protegió a los reyes de Jerusalén en las inmediaciones de la Ciudad de David, en el Parque Nacional de las murallas.
El foso se formó en la Edad de Hierro y tiene 3000 años de antigüedad. Su mención figuró por primera vez en el Libro de los Reyes, en el pasaje 11:27. Una de las referencias indicó: “Reparó el Millo y cerró el portillo de la ciudad de David, su padre”. Y también se nombró en el Libro de Samuel.