Más de 20.000 fieles rindieron homenaje al Papa en la basílica de San Pedro en el primer día del sepelio

ROMA.- “Recen por mí”, pedía siempre Francisco al despedirse. Y este miércoles, las cerca de 20.000 personas que hicieron fila varias horas debajo del sol, tras sortear vallados varios y controles con detectores de metales y soportar el caos que suele haber cuando las mareas humanas son imponentes, no lo defraudaron.

Personas de todas las generaciones y nacionalidades, muchos italianos, claro, pero también mexicanos, rumanos, polacos, hindúes y, por supuesto, argentinos llenos de orgullo por ese Papa del fin del mundo muchas veces no comprendido en su patria, inundaron la zona del Vaticano para despedirlo e ir a rezar por él.

La fila para llegar a rendirles tributo a los restos de Francisco, expuestos bajo la sombra del Baldaquino y muy cerca de la tumba de San Pedro, en la basílica, fue creciendo con el paso de las horas. Tanto es así que extendieron el horario de cierre del templo, el cual estaba previsto para las 24 locales.

El féretro del Papa ya está en la Basílica de San Pedro, donde una multitud comenzó a despedirlo

Aunque no se vieron las escenas de ríos humanos de hace veinte años, después de la muerte de Juan Pablo II (1978-2005), cuando la gente hacía 17 horas de cola desde Castel Sant’Angelo para darle el último adiós al papa polaco y casi no se podía caminar por la Via della Conciliazione. El fervor de los presentes, sin embargo, era muy similar.

“Yo ya me perdí un Mundial y no iba a perderme esto”, dijo a LA NACION Agustín, un argentino de 42 años que vive en Alemania, que hizo mil kilómetros para venir a Roma a rendirle homenaje a Francisco.

“Me tomé un vuelo a las 6 de la mañana desde Friburgo, pero salí a las 2 de mi casa, que está en la Selva Negra, porque quería estar. No podía dejar de perder esta oportunidad porque es algo que nunca más se repite y vine a representar a toda mi familia y a la Argentina, a todos esos que tal vez quieran estar de corazón aquí en este momento”, contó este porteño que trabaja en turismo, enfundado en una bandera albiceleste y profundamente emocionado después de haber podido detenerse a rezar ante el sencillo féretro de Francisco. Justamente gracias a la bandera conoció a Josefina, periodista de 29 años de San Nicolás de los Arroyos “en modo turista”, con quien compartió la fila.

“Siempre fui muy católico desde chiquito. Para el Papa al principio tuve un sentimiento encontrado porque bajo un cierto modo estaba al frente de una Iglesia que no da muchas respuestas, pero después me sentí muy, muy acogido por mi elección de vida también. Sentí que él no sólo podía entender mucho más las situaciones, sino también el mundo de hoy, el mundo que está cambiando y lo que está pasando hoy en día”, dijo.

Coincidió Josefina, que estuvo presente en la última aparición de Francisco, el domingo de Pascuas, cuando impartió con dificultad la bendición “urbi et orbi” e hizo su última vuelta en papamóvil, como despidiéndose.

“Lo tuve a 20 metros y le grité con toda mi fuerza ‘de Argentina, Francisco, Argentina’. Y él miró, escuchó mi voz y escuchó ‘Argentina’. Así que eso me da también una alegría de que se haya podido también despedirse en la plaza que estaba con tanta gente aclamando su nombre, agradeciéndole y también pidiendo por él que en este último tiempo tanto decía ‘recen por mí’”, relató, conmovida.

“También me siento muy orgullosa como argentina de que a nuestro país nos dio lo más importante que te puede dar; que el primer Papa latinoamericano haya sido argentino y haya generado este gran cambio en la Iglesia Católica. Porque no hay que olvidarse de todas las acciones que él tomó abriendo la Iglesia -como él dijo, para todos-, que haya alzado la bandera de la comunidad LGTB, que se haya puesto en posición en varias cosas que tal vez la Iglesia en otros momentos hizo ojos aparte. Así que [estoy] muy orgullosa de este Papa que también habló de justicia social”, agregó.

Norma Beatriz Santos, enfermera de Médanos, que vive desde hace 32 años en San Benedetto del Tronto, fue una de las primeras en entrar a la Basílica. Para eso se levantó a la madrugada. ¿Qué sintió cuando lo vio al Papa en el féretro? “Tristeza. Pero bueno, hizo todo lo que había podido y sufriendo y no se ha escondido detrás de su fragilidad porque era el Papa y eso le hace bien a la humanidad. Eso es de Jesús”, dijo. “Lo único que le critico a este Papa es que no haya ido a la Argentina, lo único. Después, ha hecho todo lo que ha podido y estoy muy orgullosa”, aseguró.

Gustavo y Cristal, una pareja de Corrientes de vacaciones a Italia, que se puso en una fila larguísima pasado el mediodía, sin importarle cuánto tiempo iba a tener que esperar, contaron que estaban visitando el lunes pasado la Basílica de San Pedro y al salir, cuando comenzaron a tocar las campanas en señal de muerte, se enteraron del fallecimiento de Francisco.

“¿Qué representaba para nosotros? Alguien humilde que cambió un poco la Iglesia, que pensó en los pobres, que se abrió con las comunidades gay, que defendió a las mujeres, que luchó contra la pedofilia, y que me parece que trajo la Iglesia al pueblo y eso es un orgullo argentino”, destacó Gustavo, médico y poeta de 55 años. “Por eso le dicen el Papa del pueblo, es nuestro orgullo”, sumó Cristal, empresaria de 31 años.

Aunque los argentinos se identificaban con las banderas o camisetas de la selección, también se veían otras banderas, muchas mexicanas.

“Son como emociones completamente encontradas. Por un lado nos sentimos como orgullosos de estar por aquí, muy bendecidos, muy afortunados de estar en este sitio ahora. Pero al mismo tiempo el acontecimiento no es algo que nos haga muy felices, es muy raro, pero es único”, dijo a LA NACION Alonso Ortiz, mexicano que trabaja en hotelería, que cuando planeó este viaje jamás se imaginó que le tocaría vivir el primer día de capilla ardiente del papa Francisco.

¿Qué significaba para ellos? “Un papa revolucionario, un Papa diferente, que giró la tuerca, hizo las cosas de una manera diferente, con mucho valor. Es un gran ejemplo de vida para tiempos modernos. Nosotros creemos en esta religión y en la actualidad creemos que se necesitan líderes para retomar estos valores de hermandad, de humanismo y creemos que él hizo una gran labor en ese sentido”, contestó su mujer, Ana Paula, psicóloga de 41 años.

“Fue un gran hombre, un ser humano excelente, no tengo palabras para describirlo, él es un santo”, aseguró Cecilia de Suza, docente jubilada oriunda de la India, pero que vive en Roma, vestida con un traje típico de su país.

Acento italiano

Por supuesto, los italianos eran mayoría en la Plaza de San Pedro.

“Estar aquí es una gran emoción, no se puede describir”, aseguró, con lágrimas en los ojos, Marinella Ascaloni, empleada que vino a Roma junto a su familia desde el Friuli, región del nordeste, para pasar el feriado puente que unió el del lunes de Pasquetta -el día de la muerte de Francisco- y del 25 de abril, feriado que recuerda la Liberación de Italia del nazi-fascismo.

Rosanna Morabito, de Turín y también de paseo junto a su marido y dos hijos, tampoco quiso faltar a la despedida. “Nos levantamos temprano para venir, hicimos dos horas de cola y fue una emoción inmensa, fue algo lindísimo, nos detuvimos a rezar por él… El papa Francisco era una persona carismática, que trataba de unir lo bueno a lo malo. Pobre, al final no pudo lograr su máximo anhelo, la paz, pero seguramente dejó una marca”, comentó.

“¿Qué papa me espero? Es una buena pregunta, no lo sé. Espero que quienquiera llegue a ser electo, haga de algún modo memoria de todo lo que hizo el papa Francisco y que de algún modo siga en esta dirección de paz, de serenidad, que es lo que necesitamos”, respondió.

“Fue una persona muy buena”, coincidió Pietro, panadero de la localidad de Bracciano, en las afueras de Roma, que se puso a hacer la fila pasado el mediodía junto a su mujer y a su beba de dos años. Resumiendo al sentir de muchos, Pietro dijo: “Como dijo Gigi D’Alessio (popular cantante italiano), Francisco fue un hombre vestido de Papa”.

ROMA.- “Recen por mí”, pedía siempre Francisco al despedirse. Y este miércoles, las cerca de 20.000 personas que hicieron fila varias horas debajo del sol, tras sortear vallados varios y controles con detectores de metales y soportar el caos que suele haber cuando las mareas humanas son imponentes, no lo defraudaron.

Personas de todas las generaciones y nacionalidades, muchos italianos, claro, pero también mexicanos, rumanos, polacos, hindúes y, por supuesto, argentinos llenos de orgullo por ese Papa del fin del mundo muchas veces no comprendido en su patria, inundaron la zona del Vaticano para despedirlo e ir a rezar por él.

La fila para llegar a rendirles tributo a los restos de Francisco, expuestos bajo la sombra del Baldaquino y muy cerca de la tumba de San Pedro, en la basílica, fue creciendo con el paso de las horas. Tanto es así que extendieron el horario de cierre del templo, el cual estaba previsto para las 24 locales.

El féretro del Papa ya está en la Basílica de San Pedro, donde una multitud comenzó a despedirlo

Aunque no se vieron las escenas de ríos humanos de hace veinte años, después de la muerte de Juan Pablo II (1978-2005), cuando la gente hacía 17 horas de cola desde Castel Sant’Angelo para darle el último adiós al papa polaco y casi no se podía caminar por la Via della Conciliazione. El fervor de los presentes, sin embargo, era muy similar.

“Yo ya me perdí un Mundial y no iba a perderme esto”, dijo a LA NACION Agustín, un argentino de 42 años que vive en Alemania, que hizo mil kilómetros para venir a Roma a rendirle homenaje a Francisco.

“Me tomé un vuelo a las 6 de la mañana desde Friburgo, pero salí a las 2 de mi casa, que está en la Selva Negra, porque quería estar. No podía dejar de perder esta oportunidad porque es algo que nunca más se repite y vine a representar a toda mi familia y a la Argentina, a todos esos que tal vez quieran estar de corazón aquí en este momento”, contó este porteño que trabaja en turismo, enfundado en una bandera albiceleste y profundamente emocionado después de haber podido detenerse a rezar ante el sencillo féretro de Francisco. Justamente gracias a la bandera conoció a Josefina, periodista de 29 años de San Nicolás de los Arroyos “en modo turista”, con quien compartió la fila.

“Siempre fui muy católico desde chiquito. Para el Papa al principio tuve un sentimiento encontrado porque bajo un cierto modo estaba al frente de una Iglesia que no da muchas respuestas, pero después me sentí muy, muy acogido por mi elección de vida también. Sentí que él no sólo podía entender mucho más las situaciones, sino también el mundo de hoy, el mundo que está cambiando y lo que está pasando hoy en día”, dijo.

Coincidió Josefina, que estuvo presente en la última aparición de Francisco, el domingo de Pascuas, cuando impartió con dificultad la bendición “urbi et orbi” e hizo su última vuelta en papamóvil, como despidiéndose.

“Lo tuve a 20 metros y le grité con toda mi fuerza ‘de Argentina, Francisco, Argentina’. Y él miró, escuchó mi voz y escuchó ‘Argentina’. Así que eso me da también una alegría de que se haya podido también despedirse en la plaza que estaba con tanta gente aclamando su nombre, agradeciéndole y también pidiendo por él que en este último tiempo tanto decía ‘recen por mí’”, relató, conmovida.

“También me siento muy orgullosa como argentina de que a nuestro país nos dio lo más importante que te puede dar; que el primer Papa latinoamericano haya sido argentino y haya generado este gran cambio en la Iglesia Católica. Porque no hay que olvidarse de todas las acciones que él tomó abriendo la Iglesia -como él dijo, para todos-, que haya alzado la bandera de la comunidad LGTB, que se haya puesto en posición en varias cosas que tal vez la Iglesia en otros momentos hizo ojos aparte. Así que [estoy] muy orgullosa de este Papa que también habló de justicia social”, agregó.

Norma Beatriz Santos, enfermera de Médanos, que vive desde hace 32 años en San Benedetto del Tronto, fue una de las primeras en entrar a la Basílica. Para eso se levantó a la madrugada. ¿Qué sintió cuando lo vio al Papa en el féretro? “Tristeza. Pero bueno, hizo todo lo que había podido y sufriendo y no se ha escondido detrás de su fragilidad porque era el Papa y eso le hace bien a la humanidad. Eso es de Jesús”, dijo. “Lo único que le critico a este Papa es que no haya ido a la Argentina, lo único. Después, ha hecho todo lo que ha podido y estoy muy orgullosa”, aseguró.

Gustavo y Cristal, una pareja de Corrientes de vacaciones a Italia, que se puso en una fila larguísima pasado el mediodía, sin importarle cuánto tiempo iba a tener que esperar, contaron que estaban visitando el lunes pasado la Basílica de San Pedro y al salir, cuando comenzaron a tocar las campanas en señal de muerte, se enteraron del fallecimiento de Francisco.

“¿Qué representaba para nosotros? Alguien humilde que cambió un poco la Iglesia, que pensó en los pobres, que se abrió con las comunidades gay, que defendió a las mujeres, que luchó contra la pedofilia, y que me parece que trajo la Iglesia al pueblo y eso es un orgullo argentino”, destacó Gustavo, médico y poeta de 55 años. “Por eso le dicen el Papa del pueblo, es nuestro orgullo”, sumó Cristal, empresaria de 31 años.

Aunque los argentinos se identificaban con las banderas o camisetas de la selección, también se veían otras banderas, muchas mexicanas.

“Son como emociones completamente encontradas. Por un lado nos sentimos como orgullosos de estar por aquí, muy bendecidos, muy afortunados de estar en este sitio ahora. Pero al mismo tiempo el acontecimiento no es algo que nos haga muy felices, es muy raro, pero es único”, dijo a LA NACION Alonso Ortiz, mexicano que trabaja en hotelería, que cuando planeó este viaje jamás se imaginó que le tocaría vivir el primer día de capilla ardiente del papa Francisco.

¿Qué significaba para ellos? “Un papa revolucionario, un Papa diferente, que giró la tuerca, hizo las cosas de una manera diferente, con mucho valor. Es un gran ejemplo de vida para tiempos modernos. Nosotros creemos en esta religión y en la actualidad creemos que se necesitan líderes para retomar estos valores de hermandad, de humanismo y creemos que él hizo una gran labor en ese sentido”, contestó su mujer, Ana Paula, psicóloga de 41 años.

“Fue un gran hombre, un ser humano excelente, no tengo palabras para describirlo, él es un santo”, aseguró Cecilia de Suza, docente jubilada oriunda de la India, pero que vive en Roma, vestida con un traje típico de su país.

Acento italiano

Por supuesto, los italianos eran mayoría en la Plaza de San Pedro.

“Estar aquí es una gran emoción, no se puede describir”, aseguró, con lágrimas en los ojos, Marinella Ascaloni, empleada que vino a Roma junto a su familia desde el Friuli, región del nordeste, para pasar el feriado puente que unió el del lunes de Pasquetta -el día de la muerte de Francisco- y del 25 de abril, feriado que recuerda la Liberación de Italia del nazi-fascismo.

Rosanna Morabito, de Turín y también de paseo junto a su marido y dos hijos, tampoco quiso faltar a la despedida. “Nos levantamos temprano para venir, hicimos dos horas de cola y fue una emoción inmensa, fue algo lindísimo, nos detuvimos a rezar por él… El papa Francisco era una persona carismática, que trataba de unir lo bueno a lo malo. Pobre, al final no pudo lograr su máximo anhelo, la paz, pero seguramente dejó una marca”, comentó.

“¿Qué papa me espero? Es una buena pregunta, no lo sé. Espero que quienquiera llegue a ser electo, haga de algún modo memoria de todo lo que hizo el papa Francisco y que de algún modo siga en esta dirección de paz, de serenidad, que es lo que necesitamos”, respondió.

“Fue una persona muy buena”, coincidió Pietro, panadero de la localidad de Bracciano, en las afueras de Roma, que se puso a hacer la fila pasado el mediodía junto a su mujer y a su beba de dos años. Resumiendo al sentir de muchos, Pietro dijo: “Como dijo Gigi D’Alessio (popular cantante italiano), Francisco fue un hombre vestido de Papa”.

 

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