El hígado graso, también conocido como esteatosis hepática, es una enfermedad que se produce cuando se acumula grasa en el hígado. Y entre las principales causas están la obesidad, la diabetes o el colesterol alto. En esta situación, junto al control médico y chequeos regulares, hay tres hierbas ideales para combatir este diagnóstico.
Cardo Mariano (Silybum marianum)
Es una planta medicinal utilizada desde la antigüedad y que ganó protagonismo en el tratamiento del hígado graso gracias a sus propiedades hepatoprotectoras. Su principio activo, la silimarina, actúa como antioxidante y antiinflamatorio, ayudando a proteger y regenerar las células del hígado.
Diversos estudios, como el publicado en Phytotherapy Research, respaldan su eficacia para reducir los niveles de enzimas hepáticas en pacientes con hígado graso no alcohólico. Aunque no reemplaza el tratamiento médico -es un fundamental consultar con un profesional al respecto- se considera un complemento útil dentro de un enfoque integral que incluya alimentación balanceada, actividad física y control metabólico.
Romero
Aunque es más conocido como condimento culinario, el romero también es estudiado por sus propiedades medicinales, en particular su potencial efecto protector sobre el hígado. Diversas investigaciones preliminares demostraron que esta planta posee compuestos antioxidantes y antiinflamatorios que podrían ayudar a reducir la acumulación de grasa hepática.
Un estudio publicado en el Journal of Medicinal Food señala que extractos de romero mejoraron el perfil lipídico y redujeron el daño hepático en animales de laboratorio. Si bien los resultados en humanos aún son limitados, su uso moderado como infusión o complemento dietético es considerado seguro y podría apoyar el tratamiento del hígado graso dentro de un enfoque integral.
Desmodium
El Desmodium adscendens, una planta originaria de África y América del Sur, captó la atención de la medicina natural por su notable acción hepatoprotectora. Diversos estudios preliminares señalan que sus extractos pueden reducir los niveles de transaminasas hepáticas y proteger al hígado frente al daño causado por medicamentos, alcohol o infecciones virales.
Aunque su uso en casos de hígado graso aún está en evaluación clínica, especialistas en fitoterapia lo consideran un coadyuvante valioso dentro de un plan integral de tratamiento. Su popularidad creció en Europa, donde se emplea en forma de cápsulas o extractos bajo control médico.
El hígado graso, también conocido como esteatosis hepática, es una enfermedad que se produce cuando se acumula grasa en el hígado. Y entre las principales causas están la obesidad, la diabetes o el colesterol alto. En esta situación, junto al control médico y chequeos regulares, hay tres hierbas ideales para combatir este diagnóstico.
Cardo Mariano (Silybum marianum)
Es una planta medicinal utilizada desde la antigüedad y que ganó protagonismo en el tratamiento del hígado graso gracias a sus propiedades hepatoprotectoras. Su principio activo, la silimarina, actúa como antioxidante y antiinflamatorio, ayudando a proteger y regenerar las células del hígado.
Diversos estudios, como el publicado en Phytotherapy Research, respaldan su eficacia para reducir los niveles de enzimas hepáticas en pacientes con hígado graso no alcohólico. Aunque no reemplaza el tratamiento médico -es un fundamental consultar con un profesional al respecto- se considera un complemento útil dentro de un enfoque integral que incluya alimentación balanceada, actividad física y control metabólico.
Romero
Aunque es más conocido como condimento culinario, el romero también es estudiado por sus propiedades medicinales, en particular su potencial efecto protector sobre el hígado. Diversas investigaciones preliminares demostraron que esta planta posee compuestos antioxidantes y antiinflamatorios que podrían ayudar a reducir la acumulación de grasa hepática.
Un estudio publicado en el Journal of Medicinal Food señala que extractos de romero mejoraron el perfil lipídico y redujeron el daño hepático en animales de laboratorio. Si bien los resultados en humanos aún son limitados, su uso moderado como infusión o complemento dietético es considerado seguro y podría apoyar el tratamiento del hígado graso dentro de un enfoque integral.
Desmodium
El Desmodium adscendens, una planta originaria de África y América del Sur, captó la atención de la medicina natural por su notable acción hepatoprotectora. Diversos estudios preliminares señalan que sus extractos pueden reducir los niveles de transaminasas hepáticas y proteger al hígado frente al daño causado por medicamentos, alcohol o infecciones virales.
Aunque su uso en casos de hígado graso aún está en evaluación clínica, especialistas en fitoterapia lo consideran un coadyuvante valioso dentro de un plan integral de tratamiento. Su popularidad creció en Europa, donde se emplea en forma de cápsulas o extractos bajo control médico.