“Cada vez que veo un accidente a lo lejos, desde la moto, ya sé que va a haber una moto tirada. Sea por el motivo que sea, casi siempre hay una moto involucrada”. La frase la dijo Maccmix, un youtuber que recorre el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA) con una cámara en el casco mientras transmite en tiempo real lo que ocurre en el tránsito. En una charla con LA NACION, lo soltó sin sorpresa, como si fuera parte de la rutina de cualquiera que anda en moto. En la ciudad, los episodios viales con vehículos de dos ruedas se repiten todos los días. Algunos son difundidos. En Puerto Madero, un joven perdió la vida tras quedar debajo de un colectivo. Cerca del Congreso, una unidad liviana formó parte del choque entre dos líneas de transporte público que dejó varios heridos. En ambos episodios, el mismo factor: una moto.
Cada día, en promedio, mueren cuatro personas que circulaban en moto en la Argentina. La cifra representa el 46% del total de víctimas mortales en accidentes de tránsito registrados durante 2024, según el Informe Preliminar de Siniestralidad Vial Fatal de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), al que accedió LA NACION. El relevamiento, actualizado al 31 de marzo de 2025, no incluye los datos consolidados de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. De las 3894 víctimas fatales reportadas a nivel nacional, 1790 eran ocupantes de motocicletas, por encima de los automovilistas (25%), peatones (12%), ocupantes de camionetas (8%), ciclistas (5%) y otros (4%).
La participación de motociclistas en siniestros mortales no solo se mantiene elevada, sino que en el norte del país supera el promedio nacional: en el NEA y en el NOA, el porcentaje asciende al 61%. “Se mantiene el perfil histórico de víctima fatal: hombres, jóvenes entre 15 y 34 años, y usuarios de motos”, señala el informe oficial elaborado por la Dirección de Estadística Vial. En la Patagonia, por el contrario, predominan las muertes de automovilistas. La región centro muestra un 38% de víctimas fatales que se desplazaban en moto, mientras que en Cuyo ese valor alcanza el 42%. En la zona metropolitana, la tendencia coincide con la media nacional, aunque las estadísticas de la ciudad de Buenos Aires todavía no fueron incorporadas por falta de consolidación de reportes.
Fabián Pons, director del Observatorio Vial Latinoamericano (Ovilam), advirtió en diálogo con LA NACION: “Los datos que da la Agencia Nacional de Seguridad Vial son recopilados de las propias provincias y el 46% a nivel nacional parece hasta poco. Provincias como Chaco, Santiago del Estero, Formosa, ya pasaron largo el 70%”. Para el especialista, la clave está en la falta de controles y la debilidad en los procesos de otorgamiento de licencias: “¿Por qué están otorgando las licencias de conducir en esa forma tan laxa? ¿Por qué no hay controles? Porque juntar números es fácil. El tema es qué hacemos con esos números”.
Pons sostuvo que el problema se agudiza en las regiones del norte por factores sociales y estructurales: “Una es el factor climático. En lugares cálidos se da más para andar en moto que en la Patagonia, por ejemplo. Por otro lado, la moto en esos lugares se convirtió en un vehículo familiar y se transporta mucha gente en una moto. Es normal ver tres, cuatro personas en una moto. Por eso también la siniestralidad es tan intensa. Por otro lado, la falta de servicios públicos de transporte de pasajeros hace que la gente recurra al medio más económico”.
Además, criticó la falta de formación y controles activos: “El Estado no brinda la educación vial que corresponde desde la base. Otorgar una licencia se volvió un trámite burocrático. Ya no hay patrulleros ni motos en movimiento regulando el tránsito. Solo se recurre a controles electrónicos. Y los usuarios no toman conciencia de los peligros que supone manejar una moto y encima haciéndolo mal”.
Maccmix, youtuber que recorre las calles del AMBA con una cámara en el casco y cuenta con más de 600.000 seguidores, coincidió en que el peligro es constante: “Es un tema que se habla mucho entre nosotros. Siempre nos estamos cuidando. Nos miramos en los retrovisores, al de adelante, al de atrás. A veces no depende de nosotros. Se te tira un auto encima y no te queda otra que maniobrar como podés. Y perdés el equilibrio y chau”.
En diálogo con LA NACION, relató dos siniestros que sufrió: “Uno fue atrás de la cancha de Vélez, en la autopista Perito Moreno. Iba por el carril derecho a 80. Una camioneta venía por mi izquierda, pegó un volantazo para tomar la bajada y me pegó. No tuve tiempo de reaccionar. Me levantaron en helicóptero. El otro fue hace cuatro meses: estaba parado en un semáforo y una camioneta me pasó por la izquierda a toda velocidad. Salí despedido”.
Entre los factores más destacados por la ANSV aparecen la falta de uso del casco, las maniobras peligrosas, el exceso de velocidad, el consumo de alcohol, el escaso conocimiento sobre manejo defensivo, el uso de motos como herramienta de trabajo y la mala infraestructura vial. El informe oficial advierte que el uso adecuado del casco reduce hasta un 70% el riesgo de muerte, pero su utilización es irregular, especialmente en provincias del norte o zonas suburbanas sin controles.
Maccmix agregó: “En Capital ves controles por todos lados. Cruzás General Paz y se acabó. Todos sin casco, con el casco en el codo. Yo saqué el registro en Salta y no me tomaron nada. Cuando lo renové en Tres de Febrero, fue muy fácil también. Esquivar tres conos y listo. En CABA te detienen si no tenés casco, te piden la documentación. En provincia, no”.
La falta de controles sistemáticos en distintas jurisdicciones es una de las razones que llevaron a la ANSV a delinear nuevas políticas. El Plan Estratégico de Seguridad Vial 2024-2027 incluye ejes de gestión como la seguridad de motociclistas, reducción de velocidad y articulación público-privada para bajar la siniestralidad. En algunas localidades se aplicaron campañas específicas: en Junín, por ejemplo, la iniciativa “Sin casco no hay moto” permitió aumentar su uso al 65,36% en diciembre de 2024. Sin embargo, los resultados generales todavía muestran estancamiento.
En relación con los siniestros fatales, el informe de la ANSV muestra que el 58% se produjo por colisiones, el 12% por atropellos a peatones, el 11% por vuelcos y el resto por caídas, choques y despistes. Casi la mitad de estos hechos ocurrieron en rutas y el 48% tuvo lugar durante la noche. Las provincias con las tasas más altas de mortalidad por cada 100.000 habitantes fueron Santiago del Estero, La Rioja, Jujuy, Misiones y Corrientes.
Seis puntos críticos
Pons enumeró los seis puntos críticos que deberían abordarse para reducir la siniestralidad: “Falta de conocimiento de manejo, carencia de protecciones adecuadas, multiplicidad de ocupantes, exceso de velocidad, incumplimiento de normas y documentación. Si uno atendiera esos seis puntos en forma prioritaria, bajaría la siniestralidad, pero el estado está completamente ausente, lo relata, mira, da los números, pero no se ocupa”.
Maccmix explicó que entre los motociclistas existe una conciencia creciente sobre la importancia de la protección, aunque no todos la ponen en práctica: “Desde que tuve mi primer accidente, no me saco más el casco. Aunque sea para ir al chino. En verano o en invierno, siempre lo uso. Mucha gente recién entiende su importancia después de un accidente. Hay una cultura del motero responsable, pero no todos la comparten. El que se compra una moto solo para llevar al nene a la escuela, por ejemplo, muchas veces no usa nada”.
El influencer insistió en la necesidad de más controles dinámicos: “Pasás de Capital a provincia y no se respeta nada. No hay controles, los semáforos se pasan porque si frenás, te roban. Los exámenes en muchas provincias no sirven, son facilísimos. En otros países hay carriles exclusivos para motos en autopistas. En General Paz o Panamericana, siempre hay una moto en el piso”.
Pons coincidió en que no se trata solo de difundir estadísticas, sino de actuar: “No hay que compararse con los que están peor. Tenemos que mirarnos en los que están mejor. Chile, Uruguay. Si se trabajara sobre seis puntos —conocimiento, protecciones, cantidad de ocupantes, velocidad, respeto de normas y documentación— la siniestralidad bajaría. Pero el Estado no se ocupa. Solo informa los números. Nada más”.
Durante 2024, Mar del Plata registró un aumento del 23,68% en la mortalidad vial. En todo el país, el parque de motos creció de manera sostenida: en 2000 había menos de un millón de unidades registradas, mientras que en 2024 superaron los ocho millones. Solo en el último año se patentaron 491.494 motovehículos, un 2,7% más que en 2023. Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Chaco concentran la mayoría de las ventas.
“No saltearse pasos”
Ese crecimiento también incluye a muchos jóvenes que se suben por primera vez a una moto. A ellos, Maccmix les recomienda empezar con una cilindrada baja y no saltearse pasos. “Cuando sacás el registro por primera vez, te corresponde una moto de hasta 150. No es lo mismo manejar una 150 que una 300 o una 800. Cambia todo: la reacción, la aceleración, el frenado”, señaló en diálogo con este medio.
Además, remarcó la importancia de usar equipamiento adecuado, aunque reconoció que no todos pueden comprar indumentaria completa: “Con un casco término medio, ya estás cubierto. Mucha gente usa el que le dan en la agencia y no sirve para andar en moto. Nadie te explica cuál te va bien ni cómo usarlo”. Para él, los guantes son fundamentales, y advierte sobre el riesgo de imitar maniobras peligrosas: “No sos piloto de MotoGP. Hay que cuidarse uno mismo, cuidar la moto y también a los demás”. Aseguró que muchos recién toman conciencia de lo importante que es el casco después de un accidente. “Después del primero, yo me lo dejé puesto para siempre. Aunque haga 40°C o esté congelado, si voy en moto, voy con el casco”, concluyó.
Ese tipo de hábitos personales, adquiridos muchas veces tras situaciones traumáticas, se vuelven clave en un contexto donde cada vez hay más motos en circulación. El auge del motovehículo se explica por el bajo costo, la facilidad de pago en cuotas y la falta de transporte público eficiente, especialmente en zonas del interior. Aunque la moto representa una solución rápida para millones de argentinos, también plantea un desafío urgente en términos de seguridad vial. La tendencia es clara: más motos en la calle implican más exposición y, si no se fortalecen los controles, la formación y las políticas públicas, también más riesgo.
“Cada vez que veo un accidente a lo lejos, desde la moto, ya sé que va a haber una moto tirada. Sea por el motivo que sea, casi siempre hay una moto involucrada”. La frase la dijo Maccmix, un youtuber que recorre el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA) con una cámara en el casco mientras transmite en tiempo real lo que ocurre en el tránsito. En una charla con LA NACION, lo soltó sin sorpresa, como si fuera parte de la rutina de cualquiera que anda en moto. En la ciudad, los episodios viales con vehículos de dos ruedas se repiten todos los días. Algunos son difundidos. En Puerto Madero, un joven perdió la vida tras quedar debajo de un colectivo. Cerca del Congreso, una unidad liviana formó parte del choque entre dos líneas de transporte público que dejó varios heridos. En ambos episodios, el mismo factor: una moto.
Cada día, en promedio, mueren cuatro personas que circulaban en moto en la Argentina. La cifra representa el 46% del total de víctimas mortales en accidentes de tránsito registrados durante 2024, según el Informe Preliminar de Siniestralidad Vial Fatal de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), al que accedió LA NACION. El relevamiento, actualizado al 31 de marzo de 2025, no incluye los datos consolidados de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. De las 3894 víctimas fatales reportadas a nivel nacional, 1790 eran ocupantes de motocicletas, por encima de los automovilistas (25%), peatones (12%), ocupantes de camionetas (8%), ciclistas (5%) y otros (4%).
La participación de motociclistas en siniestros mortales no solo se mantiene elevada, sino que en el norte del país supera el promedio nacional: en el NEA y en el NOA, el porcentaje asciende al 61%. “Se mantiene el perfil histórico de víctima fatal: hombres, jóvenes entre 15 y 34 años, y usuarios de motos”, señala el informe oficial elaborado por la Dirección de Estadística Vial. En la Patagonia, por el contrario, predominan las muertes de automovilistas. La región centro muestra un 38% de víctimas fatales que se desplazaban en moto, mientras que en Cuyo ese valor alcanza el 42%. En la zona metropolitana, la tendencia coincide con la media nacional, aunque las estadísticas de la ciudad de Buenos Aires todavía no fueron incorporadas por falta de consolidación de reportes.
Fabián Pons, director del Observatorio Vial Latinoamericano (Ovilam), advirtió en diálogo con LA NACION: “Los datos que da la Agencia Nacional de Seguridad Vial son recopilados de las propias provincias y el 46% a nivel nacional parece hasta poco. Provincias como Chaco, Santiago del Estero, Formosa, ya pasaron largo el 70%”. Para el especialista, la clave está en la falta de controles y la debilidad en los procesos de otorgamiento de licencias: “¿Por qué están otorgando las licencias de conducir en esa forma tan laxa? ¿Por qué no hay controles? Porque juntar números es fácil. El tema es qué hacemos con esos números”.
Pons sostuvo que el problema se agudiza en las regiones del norte por factores sociales y estructurales: “Una es el factor climático. En lugares cálidos se da más para andar en moto que en la Patagonia, por ejemplo. Por otro lado, la moto en esos lugares se convirtió en un vehículo familiar y se transporta mucha gente en una moto. Es normal ver tres, cuatro personas en una moto. Por eso también la siniestralidad es tan intensa. Por otro lado, la falta de servicios públicos de transporte de pasajeros hace que la gente recurra al medio más económico”.
Además, criticó la falta de formación y controles activos: “El Estado no brinda la educación vial que corresponde desde la base. Otorgar una licencia se volvió un trámite burocrático. Ya no hay patrulleros ni motos en movimiento regulando el tránsito. Solo se recurre a controles electrónicos. Y los usuarios no toman conciencia de los peligros que supone manejar una moto y encima haciéndolo mal”.
Maccmix, youtuber que recorre las calles del AMBA con una cámara en el casco y cuenta con más de 600.000 seguidores, coincidió en que el peligro es constante: “Es un tema que se habla mucho entre nosotros. Siempre nos estamos cuidando. Nos miramos en los retrovisores, al de adelante, al de atrás. A veces no depende de nosotros. Se te tira un auto encima y no te queda otra que maniobrar como podés. Y perdés el equilibrio y chau”.
En diálogo con LA NACION, relató dos siniestros que sufrió: “Uno fue atrás de la cancha de Vélez, en la autopista Perito Moreno. Iba por el carril derecho a 80. Una camioneta venía por mi izquierda, pegó un volantazo para tomar la bajada y me pegó. No tuve tiempo de reaccionar. Me levantaron en helicóptero. El otro fue hace cuatro meses: estaba parado en un semáforo y una camioneta me pasó por la izquierda a toda velocidad. Salí despedido”.
Entre los factores más destacados por la ANSV aparecen la falta de uso del casco, las maniobras peligrosas, el exceso de velocidad, el consumo de alcohol, el escaso conocimiento sobre manejo defensivo, el uso de motos como herramienta de trabajo y la mala infraestructura vial. El informe oficial advierte que el uso adecuado del casco reduce hasta un 70% el riesgo de muerte, pero su utilización es irregular, especialmente en provincias del norte o zonas suburbanas sin controles.
Maccmix agregó: “En Capital ves controles por todos lados. Cruzás General Paz y se acabó. Todos sin casco, con el casco en el codo. Yo saqué el registro en Salta y no me tomaron nada. Cuando lo renové en Tres de Febrero, fue muy fácil también. Esquivar tres conos y listo. En CABA te detienen si no tenés casco, te piden la documentación. En provincia, no”.
La falta de controles sistemáticos en distintas jurisdicciones es una de las razones que llevaron a la ANSV a delinear nuevas políticas. El Plan Estratégico de Seguridad Vial 2024-2027 incluye ejes de gestión como la seguridad de motociclistas, reducción de velocidad y articulación público-privada para bajar la siniestralidad. En algunas localidades se aplicaron campañas específicas: en Junín, por ejemplo, la iniciativa “Sin casco no hay moto” permitió aumentar su uso al 65,36% en diciembre de 2024. Sin embargo, los resultados generales todavía muestran estancamiento.
En relación con los siniestros fatales, el informe de la ANSV muestra que el 58% se produjo por colisiones, el 12% por atropellos a peatones, el 11% por vuelcos y el resto por caídas, choques y despistes. Casi la mitad de estos hechos ocurrieron en rutas y el 48% tuvo lugar durante la noche. Las provincias con las tasas más altas de mortalidad por cada 100.000 habitantes fueron Santiago del Estero, La Rioja, Jujuy, Misiones y Corrientes.
Seis puntos críticos
Pons enumeró los seis puntos críticos que deberían abordarse para reducir la siniestralidad: “Falta de conocimiento de manejo, carencia de protecciones adecuadas, multiplicidad de ocupantes, exceso de velocidad, incumplimiento de normas y documentación. Si uno atendiera esos seis puntos en forma prioritaria, bajaría la siniestralidad, pero el estado está completamente ausente, lo relata, mira, da los números, pero no se ocupa”.
Maccmix explicó que entre los motociclistas existe una conciencia creciente sobre la importancia de la protección, aunque no todos la ponen en práctica: “Desde que tuve mi primer accidente, no me saco más el casco. Aunque sea para ir al chino. En verano o en invierno, siempre lo uso. Mucha gente recién entiende su importancia después de un accidente. Hay una cultura del motero responsable, pero no todos la comparten. El que se compra una moto solo para llevar al nene a la escuela, por ejemplo, muchas veces no usa nada”.
El influencer insistió en la necesidad de más controles dinámicos: “Pasás de Capital a provincia y no se respeta nada. No hay controles, los semáforos se pasan porque si frenás, te roban. Los exámenes en muchas provincias no sirven, son facilísimos. En otros países hay carriles exclusivos para motos en autopistas. En General Paz o Panamericana, siempre hay una moto en el piso”.
Pons coincidió en que no se trata solo de difundir estadísticas, sino de actuar: “No hay que compararse con los que están peor. Tenemos que mirarnos en los que están mejor. Chile, Uruguay. Si se trabajara sobre seis puntos —conocimiento, protecciones, cantidad de ocupantes, velocidad, respeto de normas y documentación— la siniestralidad bajaría. Pero el Estado no se ocupa. Solo informa los números. Nada más”.
Durante 2024, Mar del Plata registró un aumento del 23,68% en la mortalidad vial. En todo el país, el parque de motos creció de manera sostenida: en 2000 había menos de un millón de unidades registradas, mientras que en 2024 superaron los ocho millones. Solo en el último año se patentaron 491.494 motovehículos, un 2,7% más que en 2023. Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Chaco concentran la mayoría de las ventas.
“No saltearse pasos”
Ese crecimiento también incluye a muchos jóvenes que se suben por primera vez a una moto. A ellos, Maccmix les recomienda empezar con una cilindrada baja y no saltearse pasos. “Cuando sacás el registro por primera vez, te corresponde una moto de hasta 150. No es lo mismo manejar una 150 que una 300 o una 800. Cambia todo: la reacción, la aceleración, el frenado”, señaló en diálogo con este medio.
Además, remarcó la importancia de usar equipamiento adecuado, aunque reconoció que no todos pueden comprar indumentaria completa: “Con un casco término medio, ya estás cubierto. Mucha gente usa el que le dan en la agencia y no sirve para andar en moto. Nadie te explica cuál te va bien ni cómo usarlo”. Para él, los guantes son fundamentales, y advierte sobre el riesgo de imitar maniobras peligrosas: “No sos piloto de MotoGP. Hay que cuidarse uno mismo, cuidar la moto y también a los demás”. Aseguró que muchos recién toman conciencia de lo importante que es el casco después de un accidente. “Después del primero, yo me lo dejé puesto para siempre. Aunque haga 40°C o esté congelado, si voy en moto, voy con el casco”, concluyó.
Ese tipo de hábitos personales, adquiridos muchas veces tras situaciones traumáticas, se vuelven clave en un contexto donde cada vez hay más motos en circulación. El auge del motovehículo se explica por el bajo costo, la facilidad de pago en cuotas y la falta de transporte público eficiente, especialmente en zonas del interior. Aunque la moto representa una solución rápida para millones de argentinos, también plantea un desafío urgente en términos de seguridad vial. La tendencia es clara: más motos en la calle implican más exposición y, si no se fortalecen los controles, la formación y las políticas públicas, también más riesgo.