En el corazón del pequeño pueblo francés de Tonnerre, en la región de Borgoña, un manantial de aguas cristalinas esconde un oscuro y aterrador secreto. A simple vista, la Fosse Dionne, cuyo nombre se traduce al español como “pozo divino”, parece ser solo una fuente histórica rodeada de leyendas, pero su historia real está marcada por grandes misterios y muertes asociadas a ellos.
En este manantial brotan, según los especialistas, aproximadamente 300 litros de agua por segundo, y como una fuente de vida para la región, fue venerado por civilizaciones desde tiempos muy antiguos. Los celtas lo consideraban sagrado, los romanos lo bebían como fuente de vida y, siglos después, los franceses construyeron una lavandería pública a su alrededor. Pero, a medida que pasaron los años, la curiosidad por saber de dónde provenía el agua se convirtió en una obsesión peligrosa para muchos científicos.
Las primeras inmersiones registradas en la Fosse Dionne datan de 1908, pero el rudimentario equipo de buceo de la época impedía avanzar más allá de la entrada. Fue en 1955 cuando un grupo de buzos intentó adentrarse con tanques modernos, sin éxito. Siete años después, otro equipo fracasó en su exploración y, en 1963, la tragedia golpeó por primera vez, cuando dos buzos murieron mientras intentaban llegar al origen del pozo.
Así es la Fosse Dione en Francia
Lejos de desalentar nuevas misiones, las muertes no hicieron más que alimentar la leyenda. En 1974, otros dos buceadores profesionales desaparecieron sin dejar rastro y nadie pudo recuperar sus cuerpos. Tras ese hecho, recién en 1996 se organizó una nueva expedición, que terminó una vez más en fatalidad. Para entonces, cinco buzos habían perdido la vida en los pasadizos subacuáticos de la Fosse Dionne.
Las autoridades prohibieron nuevas exploraciones durante más de dos décadas. Pero llegó el año 2019, cuando finalmente el buzo experto Pierre-Éric Deseigne logró descender hasta los 370 metros de profundidad y regresar con vida. Aunque fue la inmersión más profunda jamás realizada en este pozo, ni siquiera él pudo encontrar el origen del manantial. El laberinto subacuático es aún, en gran parte, un territorio inexplorado.
En la actualidad, todavía la Fosse Dionne manda agua con una fuerza enigmática. Los geólogos creen que su capacidad de abastecerse de agua todo el tiempo se debe a las constantes lluvias que le llegan a partir de las colinas circundantes y de al menos un río subterráneo. Sin embargo, nadie sabe a ciencia cierta de dónde proviene su caudal y tampoco se pudieron cartografiar sus pasadizos secretos.
Esta historia llama la atención de los visitantes, quienes todos los años llegan de todas partes del mundo para recorrer el pueblo y conocer esta maravillosa y tenebrosa fuente de agua natural. “Es una hermosa fuente de agua clara, está escondida en una pequeña calle. Es la parte más antigua de la ciudad y es un muy lindo paseo para realizar”, escribió un usuario en redes sociales; a lo que otro sumó: “Una visita obligada si vas a Tonnerre. El clima era terrible cuando fuimos nosotros, pero este es un deber. Una increíble fuente de agua natural en el centro de la ciudad”.
En el corazón del pequeño pueblo francés de Tonnerre, en la región de Borgoña, un manantial de aguas cristalinas esconde un oscuro y aterrador secreto. A simple vista, la Fosse Dionne, cuyo nombre se traduce al español como “pozo divino”, parece ser solo una fuente histórica rodeada de leyendas, pero su historia real está marcada por grandes misterios y muertes asociadas a ellos.
En este manantial brotan, según los especialistas, aproximadamente 300 litros de agua por segundo, y como una fuente de vida para la región, fue venerado por civilizaciones desde tiempos muy antiguos. Los celtas lo consideraban sagrado, los romanos lo bebían como fuente de vida y, siglos después, los franceses construyeron una lavandería pública a su alrededor. Pero, a medida que pasaron los años, la curiosidad por saber de dónde provenía el agua se convirtió en una obsesión peligrosa para muchos científicos.
Las primeras inmersiones registradas en la Fosse Dionne datan de 1908, pero el rudimentario equipo de buceo de la época impedía avanzar más allá de la entrada. Fue en 1955 cuando un grupo de buzos intentó adentrarse con tanques modernos, sin éxito. Siete años después, otro equipo fracasó en su exploración y, en 1963, la tragedia golpeó por primera vez, cuando dos buzos murieron mientras intentaban llegar al origen del pozo.
Así es la Fosse Dione en Francia
Lejos de desalentar nuevas misiones, las muertes no hicieron más que alimentar la leyenda. En 1974, otros dos buceadores profesionales desaparecieron sin dejar rastro y nadie pudo recuperar sus cuerpos. Tras ese hecho, recién en 1996 se organizó una nueva expedición, que terminó una vez más en fatalidad. Para entonces, cinco buzos habían perdido la vida en los pasadizos subacuáticos de la Fosse Dionne.
Las autoridades prohibieron nuevas exploraciones durante más de dos décadas. Pero llegó el año 2019, cuando finalmente el buzo experto Pierre-Éric Deseigne logró descender hasta los 370 metros de profundidad y regresar con vida. Aunque fue la inmersión más profunda jamás realizada en este pozo, ni siquiera él pudo encontrar el origen del manantial. El laberinto subacuático es aún, en gran parte, un territorio inexplorado.
En la actualidad, todavía la Fosse Dionne manda agua con una fuerza enigmática. Los geólogos creen que su capacidad de abastecerse de agua todo el tiempo se debe a las constantes lluvias que le llegan a partir de las colinas circundantes y de al menos un río subterráneo. Sin embargo, nadie sabe a ciencia cierta de dónde proviene su caudal y tampoco se pudieron cartografiar sus pasadizos secretos.
Esta historia llama la atención de los visitantes, quienes todos los años llegan de todas partes del mundo para recorrer el pueblo y conocer esta maravillosa y tenebrosa fuente de agua natural. “Es una hermosa fuente de agua clara, está escondida en una pequeña calle. Es la parte más antigua de la ciudad y es un muy lindo paseo para realizar”, escribió un usuario en redes sociales; a lo que otro sumó: “Una visita obligada si vas a Tonnerre. El clima era terrible cuando fuimos nosotros, pero este es un deber. Una increíble fuente de agua natural en el centro de la ciudad”.