Desde su gran debut como actriz de Hollywood en el año 2015, Anya Taylor-Joy no paró de hacer crecer su carrera, recolectar éxitos y ganarse el cariño de millones de personas de todo el mundo gracias a su inigualable carisma. En Argentina, la gente le tiene un aprecio especial, ya que la protagonista de Gambito de dama (Netflix) contó varias veces que tiene familia en el país, vivió aquí gran parte de su infancia y vuelve siempre que puede. Asimismo, cada vez que habla español, lo hace con un acento rioplatense perfecto.
Aunque parezca insólito, a pesar de que todos disfrutan verla en pantalla, Anya confesó que no soporta ver sus propias películas una vez que salen a la luz. En una entrevista con el medio británico The Telegraph, la actriz habló por primera vez de sus inseguridades y aseguró que no se ve a sí misma como la ve el resto del mundo. “Nunca me consideré bella y no creo que lo haga jamás”, expresó.
Esto resultó bastante sorpresivo para la mayoría de sus fans, ya que sus primeros trabajos en la industria del entretenimiento fueron como modelo y, actualmente, su rostro aparece en edificios y tiendas de todo el mundo, puesto que es la embajadora internacional de Dior. Sin importar la opinión del resto del mundo, Anya insistió en que, hasta el día de hoy, no cree que sea “lo suficientemente bella” como para estar en películas.
“Suena patético y mi novio me advierte que la gente pensará que soy una completa idiota por decir estas cosas, pero yo simplemente creo que tengo un aspecto extraño”, añadió. Luego, explicó por qué nunca mira sus trabajos: “No iré al cine a ver mi propia película, la veré antes. Lo bonito de estar en tu propia piel es que no tienes que mirarte a la cara”.
De hecho, la actriz de Duna: Parte dos, contó que cuando estrenó Emma, la película que protagonizó, una adaptación de una popular novela de Jane Austen, estaba muy preocupada acerca de cómo se lo tomaría el público a causa de su apariencia. “Realmente tuve un ataque de pánico porque pensé: ‘Soy la primera Emma fea y no puedo hacer esto’. Porque la primera línea de la película es: ‘Soy guapa, inteligente y rica’“, comentó.
Aunque los miedos de Anya estaban latentes en su interior, ninguna de sus pesadillas se volvió realidad, ya que Emma fue extremadamente bien recibida por los fanáticos de los libros de Jane Austen, y nadie hizo ningún comentario negativo respecto a su apariencia. De hecho, en muchas listas realizadas por prestigiosas revistas fue considerada como una de las personas más atractivas del mundo.
A pesar de las inseguridades sobre su apariencia, el trabajo de Anya Taylor-Joy fue aclamado tanto por la crítica como por el público, lo que demuestra que su valor como artista va mucho más allá de autopercepción física. Su fuerte vínculo con Argentina y su humildad al hablar de sí misma la hacen aún más cercana y admirable, por lo que la cantidad de fans que tiene no paran de multiplicarse.
Desde su gran debut como actriz de Hollywood en el año 2015, Anya Taylor-Joy no paró de hacer crecer su carrera, recolectar éxitos y ganarse el cariño de millones de personas de todo el mundo gracias a su inigualable carisma. En Argentina, la gente le tiene un aprecio especial, ya que la protagonista de Gambito de dama (Netflix) contó varias veces que tiene familia en el país, vivió aquí gran parte de su infancia y vuelve siempre que puede. Asimismo, cada vez que habla español, lo hace con un acento rioplatense perfecto.
Aunque parezca insólito, a pesar de que todos disfrutan verla en pantalla, Anya confesó que no soporta ver sus propias películas una vez que salen a la luz. En una entrevista con el medio británico The Telegraph, la actriz habló por primera vez de sus inseguridades y aseguró que no se ve a sí misma como la ve el resto del mundo. “Nunca me consideré bella y no creo que lo haga jamás”, expresó.
Esto resultó bastante sorpresivo para la mayoría de sus fans, ya que sus primeros trabajos en la industria del entretenimiento fueron como modelo y, actualmente, su rostro aparece en edificios y tiendas de todo el mundo, puesto que es la embajadora internacional de Dior. Sin importar la opinión del resto del mundo, Anya insistió en que, hasta el día de hoy, no cree que sea “lo suficientemente bella” como para estar en películas.
“Suena patético y mi novio me advierte que la gente pensará que soy una completa idiota por decir estas cosas, pero yo simplemente creo que tengo un aspecto extraño”, añadió. Luego, explicó por qué nunca mira sus trabajos: “No iré al cine a ver mi propia película, la veré antes. Lo bonito de estar en tu propia piel es que no tienes que mirarte a la cara”.
De hecho, la actriz de Duna: Parte dos, contó que cuando estrenó Emma, la película que protagonizó, una adaptación de una popular novela de Jane Austen, estaba muy preocupada acerca de cómo se lo tomaría el público a causa de su apariencia. “Realmente tuve un ataque de pánico porque pensé: ‘Soy la primera Emma fea y no puedo hacer esto’. Porque la primera línea de la película es: ‘Soy guapa, inteligente y rica’“, comentó.
Aunque los miedos de Anya estaban latentes en su interior, ninguna de sus pesadillas se volvió realidad, ya que Emma fue extremadamente bien recibida por los fanáticos de los libros de Jane Austen, y nadie hizo ningún comentario negativo respecto a su apariencia. De hecho, en muchas listas realizadas por prestigiosas revistas fue considerada como una de las personas más atractivas del mundo.
A pesar de las inseguridades sobre su apariencia, el trabajo de Anya Taylor-Joy fue aclamado tanto por la crítica como por el público, lo que demuestra que su valor como artista va mucho más allá de autopercepción física. Su fuerte vínculo con Argentina y su humildad al hablar de sí misma la hacen aún más cercana y admirable, por lo que la cantidad de fans que tiene no paran de multiplicarse.