¿Por qué corro? Las historias de quienes quieren más que llegar a la meta delinean el nuevo perfil del corredor

Lo ves en el Instagram de algún amigo y te llama la atención. Te lo cuenta tu hermana y te preguntás cuándo empezó a entrenar. Es un domingo de verano, son las 8 de la mañana y casi diez mil personas reunidas en el obelisco madrugaron un 31 de diciembre por una pasión común: correr. Pelotas gigantes de distintos colores rebotan sobre la marea humana que copa la 9 de Julio en el marco de celebración de un evento deportivo que además es una fiesta. Una fiesta de adultos de todas las edades que se divierten como chicos, despidiendo el año en movimiento y como más les gusta. Esta postal se repite en Buenos Aires hace casi quince años en la largada de los 8 K de San Silvestre, una carrera legendaria que se lleva a cabo en distintas partes del mundo desde 1925. En Argentina su primera edición contó con 793 inscriptos. Cerca de diez veces menos que en la última. Actualmente, más del 99 % de los participantes de esta carrera tan clásica, así como de tantas otras que se desarrollan todo el año y en todo el mundo, no lo hacen para subirse al podio ni mucho menos. Lo hacen porque les hace bien. Porque les gusta. Porque creen que corriendo ganan tanto más que lo que pueda indicar su reloj tras cruzar la meta. Les permite superarse y sentirse jóvenes a edades en que muchos se quejan del deterioro físico por los años y se mueven cada vez menos.

Hace algunas décadas participar de carreras de calle no era tan popular como hoy. Y menos en largas distancias. No era común que una persona aficionada corriera 21 o 42 kilómetros. Eso estaba más reservado a los atletas pro. Y a los hombres. De hecho, hasta la década del 80 las mujeres no podían participar de maratones.

Rodolfo Giordano, director de Sportsfacilities, empresa que organiza carreras en todo el país incluyendo la famosa San Silvestre, trata de explicar este fenómeno que no para de crecer. Está totalmente convencido de que el running no es una moda: “Porque la gente que empieza a correr descubre que puede sentirse mejor, estar más saludable, y superarse. Empiezan con 3, 5 o 10 K y después quieren animarse a distancias más largas. Y esas personas contagian a su entorno”.

Agrega que las empresas son fundamentales en este crecimiento. Elaboran productos más saludables: sin sodio, con menos grasa y calorías, etc. Las marcas de indumentaria deportiva mejoran la calidad de las prendas y zapatillas y fomentan que el público las consuma. Las empresas quieren empleados sanos y crean grupos de running para ellos y organizan carreras. Toda esa sinergia genera que el mundo del running no tenga techo.

Rodolfo Giordano además de organizador, es corredor. En su juventud entrenaba muy duro y luchaba todos los días de su vida para alcanzar su mejor versión. Competía regularmente y alcanzó registros que muchos querrían tener: llegó a correr 10 K en 32 minutos y 46 segundos. Cuenta que hoy sus objetivos son otros: “La vida va cambiando y los objetivos también. La realidad te acomoda a lo que el cuerpo puede dar”.

La diferencia entre deporte y actividad física

Si hay algo que diferencia concretamente al deporte de la actividad física, es la competencia. Sin importar el nivel de quienes compiten. La actividad física suele tener fines al servicio de la salud, la estética, o la recreación y el placer. Pero al deporte se le suman además de reglas acorde a la disciplina; registros concretos del desempeño, y la búsqueda de superación. Con los demás o con uno mismo. Quizás eso explique también el crecimiento incesante de las personas que participan en carreras. El running le permite a la gente común ser y sentirse deportistas. Incluso a aquellos que lo hacen para disfrutar sin preocuparse por los tiempos.

Cuando la discapacidad no es un límite

Para Maria de los Ángeles Muñoz la maravilla del running radica en la inclusión. En esa magia de unir al ultramaratonista con el corredor aficionado, y también de demostrar que la discapacidad no es un límite. “Todo corredor, con o sin discapacidad, puede experimentar en profundidad los beneficios de este deporte”, asegura la reconocida corredora con silla de ruedas.

“Ángyrun”, como se la conoce en redes, es hija única de padre y madre arquitectos. Entre los tres formaron un gran equipo en la búsqueda de herramientas para superar los obstáculos que el mundo y la lesión medular congénita presentaron para ella. Hoy es una mujer sana e independiente. Desde siempre practicó deportes con su silla. Y también estudió mucho. Es licenciada en Comunicación, se formó en neurociencias, morfopsicología y comunicación no verbal. Redactora en revistas sobre estilo de vida y es consultora freelance en comunicación. A los 30 años descubrió el running, y eso cambió su vida por completo. Pronto va a presentar su libro: “Que tu límite sea la finish line. Experiencias de ruta de una corredora con silla de ruedas”. Su historia es sin dudas una invitación a explorar los aspectos más humanos del running y descubrir cómo puede ser un ámbito de inclusión de infinitas posibilidades para las personas con discapacidad. Angi corre para sí misma pero también para concientizar sobre el camino que queda por transitar en materia de inclusión de las personas con discapacidad.

“Mientras corro se me ocurren ideas”

“A veces salgo para despejar la cabeza, otras para reconectar conmigo, bajar un cambio o simplemente estar sola un rato. Muchas veces, mientras corro, se me ocurren ideas, soluciones, cosas que no podía pensar sentada frente a la computadora” dice la Health Coach e influencer Marti Torn de su momento al correr, ese que la obliga a estar ahí, esa sensación de presencia pura donde lo que le pasó en el día o la tenía cruzada queda atrás. Ella comenzó en pandemia, de manera casual: “haciendo home office, sentía que necesitaba algo que me sacara del encierro físico y mental. No quería encerrarme en un gimnasio, necesitaba aire en la cara, silencio, algo que me permita moverme pero sin presión”. Y así empezó caminando y un día en Azul —su ciudad natal—, se animó a trotar. Al volver de la pista de atletismo, no más de 2 km, sintió lo que no había sentido con ninguna otra actividad: “che, lo logré. Y ahí arranqué“. Hoy corre 4 veces por semana, pero más allá de eso, siempre busca moverse. Y por supuesto que no olvida esa primera carrera: ”una nocturna de 10K, ya pasaron dos años y 10 carreras desde esa primera vez. Para correr es confianza, motivación, es un recordatorio de lo que pasa cuando te proponés algo y te animás a sostenerlo. No hay que ser atleta para empezar a correr. Solo hace falta animarse. Incluso muchas de mis amigas se fueron enganchando, y correr se convirtió en una excusa ideal para encontrar un momento juntas”, concluye con la sonrisa de siempre.

De correr para bucear a querer ponerme en forma para correr

Analia Vassallo es Lic en sociología, viajera compulsiva, y amante del buceo. Y de lo único que se arrepiente en esta vida es de no haber empezado a correr antes. Arrancó a los 45, y pasados los 50 se convirtió en maratonista al completar los 42 K de Berlín. De joven era muy flaca, pero con los años empezó a subir mucho de peso. Arrancó a correr para mejorar su condición física para el buceo, pero también para adelgazar y verse mejor. Cuenta orgullosa que corriendo recuperó la silueta estilizada, y también la confianza en sí misma: hoy se lleva mejor con su cuerpo que a los veinte. Los motivos que la llevan ahora a calzarse cada día las zapatillas son muy distintos a los que tenía cuando empezó. El entrenamiento ya se incorporó en su vida y además de sus efectos a largo plazo valora los cotidianos: la conecta consigo misma y con la naturaleza, aquieta su mente, y la hace feliz. Ahora quiere conservar la salud para poder correr muchos años más. El peso ya no le importa. La ecuación se invirtió y si por momentos le preocupa subir unos kilos es más por lo que le pesan para correr. Ya no busca su versión más flaca sino su versión más fuerte, y sumó 2 sesiones por semana de gimnasio al plan de entrenamiento de running. No sólo para correr mejor si no para prevenir lesiones, porque pretende correr hasta que le den las piernas, la cabeza y el corazón.

“Quería hacer un deporte libre de horarios”

Empezó a correr para despejar la cabeza, escuchar música y pensar ideas, dice Fermín Bo, o Ferbo como se conoce al locutor y creador de contenidos: “Mi motivación inicial fue hacer un deporte sin el compromiso ni la competitividad que tienen las actividades en equipo. Buscaba moverme sin depender de otra persona. Libre de horarios y en los momentos que podía y quería”. Y así llegó a los 10k de Supernova por una invitación de adidas: “Apenas me lo propusieron quise hacerlo. Tengo muchos amigos runners que me decían que hay que vivir esa experiencia”. Y a partir de ese día se motivó a correr más, fue por los 21 y no deja de destacar lo que disfruta en cada carrera: “Es increíble cómo te motiva y potencia la cantidad de gente que hay. Es muy difícil de explicar pero entendés porque tanta gente se apasiona con el mundo del running. Ahora sueño con poder hacerla en otra ciudad del mundo” desea en voz alta Ferbo que trata de correr 3 veces al día: “Tuve que ponérmelo como un compromiso dentro de mi rutina porque desde que empecé a crecer en el mundo de las redes y la vorágine del día a día a veces se complicaba salir cuando pintaba”. Siempre con la idea de mejorar porque como aclara: “A diferencia de lo que pensaba la mayoría no corremos para ganarle a otro, sino que el objetivo es superarse a uno mismo”.

En la búsqueda de un deporte menos agresivo

Juan Durán tiene 48 y empezó a correr pasados los 30. Practicó varios deportes en su infancia y adolescencia como judo, natación y handball, entre otros. De adulto se quedó sólo con el fútbol recreativo entre amigos, pero después de una lesión recurrente en la rodilla, dejó. Buscando una alternativa para mantenerse activo empezó a salir a trotar por el barrio, hasta que un día decidió sumarse a un grupo de corredores que se cruzaba cada vez que iba a correr solo. Así llegaron las carreras, los viajes a correr, los terceros tiempos runners, y esa hermosa adicción a la superación personal. Gracias al running conoció a la mujer que hoy es su esposa, decenas de ciudades en distintos países, y muchísimos nuevos amigos. Juan cuenta que tener un objetivo deportivo desafiante lo motiva no sólo para entrenar. Le mejora el ánimo y la actitud en general y le hace mucho más llevadera su rutina laboral y personal. Este año además se sumó a un team de ciclismo para mejorar en esa disciplina e ir preparándose para uno de sus deseos más ambiciosos: correr un IronMan Full a los 50 años.

“Correr es mi sensación de libertad, mis alas para volar”

Esta hermosa declaración de amor al running tiene firma con nombre y apellido: Paula Weissmann. Aunque ella prefiere que la llamen “Paus” y agrega: “Es mi momento, mi espacio, donde el ruido se apaga y solo existo yo en conexión conmigo misma. Es mi motor para superarme día a día y seguir en la búsqueda de mi mejor versión”. Paus tiene 43 y corre desde los 35. Padece diabetes tipo uno pero nunca permitió que su enfermedad la detenga. Arrancó en un grupo de entrenamiento en Parque Centenario caminando y trotando. Para ese entonces no podía sostener una carrera continua prolongada. Pero tras el debut en una carrera de 3 K supo que el running sería un viaje de ida. De los 3 pasó a 5 y luego vinieron los 10 K, que en su momento parecían un desafío enorme. Con mucha constancia y disciplina hoy lleva corridas tres 42 K, varias carreras de trail, y asegura que el entusiasmo y la pasión son los mismos que al principio. O mayores. Su próximo gran desafío es el Raid de los Andes, una carrera de montaña en el norte argentino de casi 60 kilómetros en tres etapas. Y remata: “corro para desafiar mis límites, para seguir creciendo”.

Soñaba con participar de las mismas competencias que mis ídolos

Santiago Luis Carregal corre desde hace 45 años. Su primera carrera fue Fiestas Mayas en 1980, a los 18. Hoy con 62 registra un total de 300 participaciones en competencias de todo tipo, desde 3 K en calle hasta ultramaratón de 140 K en pista. Siempre admiró a los grandes maratonistas como Zabala, Cabrera, Zatopek, y a corredores de la época de cuando empezó a correr: Victor Mora, Ruben Aguiar, Juan Pablo Juarez, Antonio Silo. Recuerda que su sueño era poder participar en las mismas carreras que ellos. El atletismo da ese plus único que no tiene ningún otro deporte: permite al corredor amateur la satisfacción de participar en las mismas pruebas que los de elite. “Para mí, pasar los 50 años, 60, o más, y seguir corriendo en una carrera con keniatas que bajan la hora en media maratón, o haber participado en una ultra con el griego Yiannis Kouros (uno de los más grandes ultramaratonistas de la historia), es un honor y un placer. No hay requisitos de edad ni condición física o socio cultural para participar”, explica emocionado. Carregal forma parte del mismo running team hace quince años y siente que sus compañeros son su familia. Que no los puede dejar. Que los necesita para continuar, y ellos a él. Cuando no participa de una carrera, va igual para alentar y apoyar.

La topadora del running en números

Cantidad de Runnings Teams sólo en AMBA: 913 (Base de datos Club de Corredores)

Cantidad de inscriptos en carreras de calle y aventura en 2024 de las 4 empresas más grandes de la actualidad (Club de Corredores, Sportsfacilities, Asociación de Carreras y Maratones Ñandú, Iloverunn): 270.000

Crecimiento en cantidad de inscriptos de las carreras más importantes de Argentina:

Calle

21 K d Buenos Aires: 25 mil (menos de 250 en primera edición)

42 K de Buenos Aires: 14 mil (menos de 20 en primera edición)

10 K Fiestas Mayas: 13 mil (menos de 300 en primera edición)

21 K de Mar del Plata: 11 mil (500 en primera edición que incluía 42K)

8 K San Silvestre Bs As: 10 mil (menos de 800 en primera edición)

10 k de Supernova: 4 mil ya en su primera edición en 2024 (este año, a esta altura ya superó esa cifra de inscriptos)

Aventura

El Cruce Saucony: 4.500 corredores (menos de 150 en primera edición)

Montagne Adventure Race Tandil: 4000 corredores

Raid de los Andes Columbia: 2500 (500 en primera edición)

Circuito Eco Trail by Dexter: 6.000 corredores entre todas las fechas (1500 en el primer año entre todas las fechas)

Inscriptos por género de las 2 carreras más grandes de Bs As en sus últimas ediciones

21K de Bs As: 24.925

Mujeres: 10.742

Hombres: 14.183

42K de Bs As: 14.365

Femenino: 4.472

Masculino: 9.893

* En 2011, hace apenas 14 años, el porcentaje de participación por género en ambas pruebas arrojaba un 85% de hombres y un 15% de mujeres. Y los 42K, en su primera edición no admitían mujeres.

Lo ves en el Instagram de algún amigo y te llama la atención. Te lo cuenta tu hermana y te preguntás cuándo empezó a entrenar. Es un domingo de verano, son las 8 de la mañana y casi diez mil personas reunidas en el obelisco madrugaron un 31 de diciembre por una pasión común: correr. Pelotas gigantes de distintos colores rebotan sobre la marea humana que copa la 9 de Julio en el marco de celebración de un evento deportivo que además es una fiesta. Una fiesta de adultos de todas las edades que se divierten como chicos, despidiendo el año en movimiento y como más les gusta. Esta postal se repite en Buenos Aires hace casi quince años en la largada de los 8 K de San Silvestre, una carrera legendaria que se lleva a cabo en distintas partes del mundo desde 1925. En Argentina su primera edición contó con 793 inscriptos. Cerca de diez veces menos que en la última. Actualmente, más del 99 % de los participantes de esta carrera tan clásica, así como de tantas otras que se desarrollan todo el año y en todo el mundo, no lo hacen para subirse al podio ni mucho menos. Lo hacen porque les hace bien. Porque les gusta. Porque creen que corriendo ganan tanto más que lo que pueda indicar su reloj tras cruzar la meta. Les permite superarse y sentirse jóvenes a edades en que muchos se quejan del deterioro físico por los años y se mueven cada vez menos.

Hace algunas décadas participar de carreras de calle no era tan popular como hoy. Y menos en largas distancias. No era común que una persona aficionada corriera 21 o 42 kilómetros. Eso estaba más reservado a los atletas pro. Y a los hombres. De hecho, hasta la década del 80 las mujeres no podían participar de maratones.

Rodolfo Giordano, director de Sportsfacilities, empresa que organiza carreras en todo el país incluyendo la famosa San Silvestre, trata de explicar este fenómeno que no para de crecer. Está totalmente convencido de que el running no es una moda: “Porque la gente que empieza a correr descubre que puede sentirse mejor, estar más saludable, y superarse. Empiezan con 3, 5 o 10 K y después quieren animarse a distancias más largas. Y esas personas contagian a su entorno”.

Agrega que las empresas son fundamentales en este crecimiento. Elaboran productos más saludables: sin sodio, con menos grasa y calorías, etc. Las marcas de indumentaria deportiva mejoran la calidad de las prendas y zapatillas y fomentan que el público las consuma. Las empresas quieren empleados sanos y crean grupos de running para ellos y organizan carreras. Toda esa sinergia genera que el mundo del running no tenga techo.

Rodolfo Giordano además de organizador, es corredor. En su juventud entrenaba muy duro y luchaba todos los días de su vida para alcanzar su mejor versión. Competía regularmente y alcanzó registros que muchos querrían tener: llegó a correr 10 K en 32 minutos y 46 segundos. Cuenta que hoy sus objetivos son otros: “La vida va cambiando y los objetivos también. La realidad te acomoda a lo que el cuerpo puede dar”.

La diferencia entre deporte y actividad física

Si hay algo que diferencia concretamente al deporte de la actividad física, es la competencia. Sin importar el nivel de quienes compiten. La actividad física suele tener fines al servicio de la salud, la estética, o la recreación y el placer. Pero al deporte se le suman además de reglas acorde a la disciplina; registros concretos del desempeño, y la búsqueda de superación. Con los demás o con uno mismo. Quizás eso explique también el crecimiento incesante de las personas que participan en carreras. El running le permite a la gente común ser y sentirse deportistas. Incluso a aquellos que lo hacen para disfrutar sin preocuparse por los tiempos.

Cuando la discapacidad no es un límite

Para Maria de los Ángeles Muñoz la maravilla del running radica en la inclusión. En esa magia de unir al ultramaratonista con el corredor aficionado, y también de demostrar que la discapacidad no es un límite. “Todo corredor, con o sin discapacidad, puede experimentar en profundidad los beneficios de este deporte”, asegura la reconocida corredora con silla de ruedas.

“Ángyrun”, como se la conoce en redes, es hija única de padre y madre arquitectos. Entre los tres formaron un gran equipo en la búsqueda de herramientas para superar los obstáculos que el mundo y la lesión medular congénita presentaron para ella. Hoy es una mujer sana e independiente. Desde siempre practicó deportes con su silla. Y también estudió mucho. Es licenciada en Comunicación, se formó en neurociencias, morfopsicología y comunicación no verbal. Redactora en revistas sobre estilo de vida y es consultora freelance en comunicación. A los 30 años descubrió el running, y eso cambió su vida por completo. Pronto va a presentar su libro: “Que tu límite sea la finish line. Experiencias de ruta de una corredora con silla de ruedas”. Su historia es sin dudas una invitación a explorar los aspectos más humanos del running y descubrir cómo puede ser un ámbito de inclusión de infinitas posibilidades para las personas con discapacidad. Angi corre para sí misma pero también para concientizar sobre el camino que queda por transitar en materia de inclusión de las personas con discapacidad.

“Mientras corro se me ocurren ideas”

“A veces salgo para despejar la cabeza, otras para reconectar conmigo, bajar un cambio o simplemente estar sola un rato. Muchas veces, mientras corro, se me ocurren ideas, soluciones, cosas que no podía pensar sentada frente a la computadora” dice la Health Coach e influencer Marti Torn de su momento al correr, ese que la obliga a estar ahí, esa sensación de presencia pura donde lo que le pasó en el día o la tenía cruzada queda atrás. Ella comenzó en pandemia, de manera casual: “haciendo home office, sentía que necesitaba algo que me sacara del encierro físico y mental. No quería encerrarme en un gimnasio, necesitaba aire en la cara, silencio, algo que me permita moverme pero sin presión”. Y así empezó caminando y un día en Azul —su ciudad natal—, se animó a trotar. Al volver de la pista de atletismo, no más de 2 km, sintió lo que no había sentido con ninguna otra actividad: “che, lo logré. Y ahí arranqué“. Hoy corre 4 veces por semana, pero más allá de eso, siempre busca moverse. Y por supuesto que no olvida esa primera carrera: ”una nocturna de 10K, ya pasaron dos años y 10 carreras desde esa primera vez. Para correr es confianza, motivación, es un recordatorio de lo que pasa cuando te proponés algo y te animás a sostenerlo. No hay que ser atleta para empezar a correr. Solo hace falta animarse. Incluso muchas de mis amigas se fueron enganchando, y correr se convirtió en una excusa ideal para encontrar un momento juntas”, concluye con la sonrisa de siempre.

De correr para bucear a querer ponerme en forma para correr

Analia Vassallo es Lic en sociología, viajera compulsiva, y amante del buceo. Y de lo único que se arrepiente en esta vida es de no haber empezado a correr antes. Arrancó a los 45, y pasados los 50 se convirtió en maratonista al completar los 42 K de Berlín. De joven era muy flaca, pero con los años empezó a subir mucho de peso. Arrancó a correr para mejorar su condición física para el buceo, pero también para adelgazar y verse mejor. Cuenta orgullosa que corriendo recuperó la silueta estilizada, y también la confianza en sí misma: hoy se lleva mejor con su cuerpo que a los veinte. Los motivos que la llevan ahora a calzarse cada día las zapatillas son muy distintos a los que tenía cuando empezó. El entrenamiento ya se incorporó en su vida y además de sus efectos a largo plazo valora los cotidianos: la conecta consigo misma y con la naturaleza, aquieta su mente, y la hace feliz. Ahora quiere conservar la salud para poder correr muchos años más. El peso ya no le importa. La ecuación se invirtió y si por momentos le preocupa subir unos kilos es más por lo que le pesan para correr. Ya no busca su versión más flaca sino su versión más fuerte, y sumó 2 sesiones por semana de gimnasio al plan de entrenamiento de running. No sólo para correr mejor si no para prevenir lesiones, porque pretende correr hasta que le den las piernas, la cabeza y el corazón.

“Quería hacer un deporte libre de horarios”

Empezó a correr para despejar la cabeza, escuchar música y pensar ideas, dice Fermín Bo, o Ferbo como se conoce al locutor y creador de contenidos: “Mi motivación inicial fue hacer un deporte sin el compromiso ni la competitividad que tienen las actividades en equipo. Buscaba moverme sin depender de otra persona. Libre de horarios y en los momentos que podía y quería”. Y así llegó a los 10k de Supernova por una invitación de adidas: “Apenas me lo propusieron quise hacerlo. Tengo muchos amigos runners que me decían que hay que vivir esa experiencia”. Y a partir de ese día se motivó a correr más, fue por los 21 y no deja de destacar lo que disfruta en cada carrera: “Es increíble cómo te motiva y potencia la cantidad de gente que hay. Es muy difícil de explicar pero entendés porque tanta gente se apasiona con el mundo del running. Ahora sueño con poder hacerla en otra ciudad del mundo” desea en voz alta Ferbo que trata de correr 3 veces al día: “Tuve que ponérmelo como un compromiso dentro de mi rutina porque desde que empecé a crecer en el mundo de las redes y la vorágine del día a día a veces se complicaba salir cuando pintaba”. Siempre con la idea de mejorar porque como aclara: “A diferencia de lo que pensaba la mayoría no corremos para ganarle a otro, sino que el objetivo es superarse a uno mismo”.

En la búsqueda de un deporte menos agresivo

Juan Durán tiene 48 y empezó a correr pasados los 30. Practicó varios deportes en su infancia y adolescencia como judo, natación y handball, entre otros. De adulto se quedó sólo con el fútbol recreativo entre amigos, pero después de una lesión recurrente en la rodilla, dejó. Buscando una alternativa para mantenerse activo empezó a salir a trotar por el barrio, hasta que un día decidió sumarse a un grupo de corredores que se cruzaba cada vez que iba a correr solo. Así llegaron las carreras, los viajes a correr, los terceros tiempos runners, y esa hermosa adicción a la superación personal. Gracias al running conoció a la mujer que hoy es su esposa, decenas de ciudades en distintos países, y muchísimos nuevos amigos. Juan cuenta que tener un objetivo deportivo desafiante lo motiva no sólo para entrenar. Le mejora el ánimo y la actitud en general y le hace mucho más llevadera su rutina laboral y personal. Este año además se sumó a un team de ciclismo para mejorar en esa disciplina e ir preparándose para uno de sus deseos más ambiciosos: correr un IronMan Full a los 50 años.

“Correr es mi sensación de libertad, mis alas para volar”

Esta hermosa declaración de amor al running tiene firma con nombre y apellido: Paula Weissmann. Aunque ella prefiere que la llamen “Paus” y agrega: “Es mi momento, mi espacio, donde el ruido se apaga y solo existo yo en conexión conmigo misma. Es mi motor para superarme día a día y seguir en la búsqueda de mi mejor versión”. Paus tiene 43 y corre desde los 35. Padece diabetes tipo uno pero nunca permitió que su enfermedad la detenga. Arrancó en un grupo de entrenamiento en Parque Centenario caminando y trotando. Para ese entonces no podía sostener una carrera continua prolongada. Pero tras el debut en una carrera de 3 K supo que el running sería un viaje de ida. De los 3 pasó a 5 y luego vinieron los 10 K, que en su momento parecían un desafío enorme. Con mucha constancia y disciplina hoy lleva corridas tres 42 K, varias carreras de trail, y asegura que el entusiasmo y la pasión son los mismos que al principio. O mayores. Su próximo gran desafío es el Raid de los Andes, una carrera de montaña en el norte argentino de casi 60 kilómetros en tres etapas. Y remata: “corro para desafiar mis límites, para seguir creciendo”.

Soñaba con participar de las mismas competencias que mis ídolos

Santiago Luis Carregal corre desde hace 45 años. Su primera carrera fue Fiestas Mayas en 1980, a los 18. Hoy con 62 registra un total de 300 participaciones en competencias de todo tipo, desde 3 K en calle hasta ultramaratón de 140 K en pista. Siempre admiró a los grandes maratonistas como Zabala, Cabrera, Zatopek, y a corredores de la época de cuando empezó a correr: Victor Mora, Ruben Aguiar, Juan Pablo Juarez, Antonio Silo. Recuerda que su sueño era poder participar en las mismas carreras que ellos. El atletismo da ese plus único que no tiene ningún otro deporte: permite al corredor amateur la satisfacción de participar en las mismas pruebas que los de elite. “Para mí, pasar los 50 años, 60, o más, y seguir corriendo en una carrera con keniatas que bajan la hora en media maratón, o haber participado en una ultra con el griego Yiannis Kouros (uno de los más grandes ultramaratonistas de la historia), es un honor y un placer. No hay requisitos de edad ni condición física o socio cultural para participar”, explica emocionado. Carregal forma parte del mismo running team hace quince años y siente que sus compañeros son su familia. Que no los puede dejar. Que los necesita para continuar, y ellos a él. Cuando no participa de una carrera, va igual para alentar y apoyar.

La topadora del running en números

Cantidad de Runnings Teams sólo en AMBA: 913 (Base de datos Club de Corredores)

Cantidad de inscriptos en carreras de calle y aventura en 2024 de las 4 empresas más grandes de la actualidad (Club de Corredores, Sportsfacilities, Asociación de Carreras y Maratones Ñandú, Iloverunn): 270.000

Crecimiento en cantidad de inscriptos de las carreras más importantes de Argentina:

Calle

21 K d Buenos Aires: 25 mil (menos de 250 en primera edición)

42 K de Buenos Aires: 14 mil (menos de 20 en primera edición)

10 K Fiestas Mayas: 13 mil (menos de 300 en primera edición)

21 K de Mar del Plata: 11 mil (500 en primera edición que incluía 42K)

8 K San Silvestre Bs As: 10 mil (menos de 800 en primera edición)

10 k de Supernova: 4 mil ya en su primera edición en 2024 (este año, a esta altura ya superó esa cifra de inscriptos)

Aventura

El Cruce Saucony: 4.500 corredores (menos de 150 en primera edición)

Montagne Adventure Race Tandil: 4000 corredores

Raid de los Andes Columbia: 2500 (500 en primera edición)

Circuito Eco Trail by Dexter: 6.000 corredores entre todas las fechas (1500 en el primer año entre todas las fechas)

Inscriptos por género de las 2 carreras más grandes de Bs As en sus últimas ediciones

21K de Bs As: 24.925

Mujeres: 10.742

Hombres: 14.183

42K de Bs As: 14.365

Femenino: 4.472

Masculino: 9.893

* En 2011, hace apenas 14 años, el porcentaje de participación por género en ambas pruebas arrojaba un 85% de hombres y un 15% de mujeres. Y los 42K, en su primera edición no admitían mujeres.

 

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