Sin festejos en La Plata: Gimnasia no supo ganarlo, y a Estudiantes se le acumulan las dudas

El entretenido clásico platense que terminó 1-1 entre Gimnasia y Estudiantes, que en tiempo adicional emparejó el marcador gracias a una conquista de Luciano Giménez, confirmó la relatividad de las localías en los duelos entre sí. Como un reflejo de lo ocurrido en los grandes duelos de Avellaneda, Rosario y Córdoba durante este Apertura 2025, los anfitriones no pudieron celebrar pese al multitudinario apoyo que recibieron en las tribunas (la excepción fue Huracán, que en el Ducó desató una fiesta y venció a San Lorenzo). En el Juan Carmelo Zerillo, donde el recibimiento para el Tripero fue acorde a las circunstancias e incluyó hasta 9 minutos consecutivos de pirotecnia y bombas de estruendo en los alrededores del Bosque, el grito agónico del León silenció el festejo que preparaba la mitad albiazul.

El resultado final, pese al contexto en el que se dio, no dejó sensaciones totalmente positivas de ninguno de los dos lados. Es que para Gimnasia, que se había puesto en ventaja en el primer tiempo con una gran definición de Lucas Castro, el más cerebral de sus protagonistas, la victoria se escurrió a nada de concretarla. Y para Estudiantes, que en la semana había sufrido un cachetazo en la Copa Libertadores (perdió como local ante Universidad de Chile), la conquista de Giménez representó –más que nada- evitar que se profundizaran las malas sensaciones de las jornadas previas. Además, en la contraposición de planteles y presupuestos, al conjunto que dirige Eduardo Domínguez se le pueden cargar en la cuenta las responsabilidades de dar mucho más que su adversario de turno.

Desde el vamos, el planteo visitante sorprendió. Domínguez eligió desplegar por las bandas a Eric Meza y Santiago Arzamendia, por derecha e izquierda respectivamente, con lo que dejó a tres marcadores centrales para la tarea de vigilar a Jan Hurtado, único delantero de área que puso Diego Flores, el entrenador tripero. La cantidad de futbolistas en función defensiva le quedaba desproporcionada al León, que no lograba contener a Pata Castro, cuyo mapa de la cancha le permitía jugar en las sombras que dejara Ezequiel Piovi, el más retrasado de los mediocampistas de la visita.

Gimnasia, sin los recursos de su poderoso vecino, tuvo el afán de ir a buscar en los primeros minutos, pero se descubrió y fue salvado rápidamente por Nelson Insfrán, quien a los 6 minutos le tapó un mano a mano a Cristian Medina y abrió así un repertorio de tapadas que –sobre todo en la segunda mitad- lo convertirían en la figura de la tarde. Tiago Palacios, quien había asistido a Medina, también le sirvió una chance clarísima a Arzamendia, cuya llegada como si fuera delantero terminó con un zurdazo cercano al poste derecho de Insfrán.

Esos embates de Estudiantes despertaron a Gimnasia, que a la claridad de Castro –que avisó con un cabezazo- le sumó el énfasis de Alejandro Piedrahita por todo el frente de ataque. Justamente los dos protagonistas se juntarían a los 32, cuando Piedrahita habilitó a Castro, quien la pinchó ante la salida de Matías Mansilla, lamentó que Santiago Núñez despejara en la línea, capturó ese rebote y sacó un potente remate que fue al fondo de la red. En ese desarrollo que se tornó de ida y vuelta, Insfrán volvió a brillar cuando voló para sacar una volea de Guido Carrillo, quien tendría más compañía en la segunda parte.

Domínguez sacó a Ramiro Funes Mori, mandó a la cancha a Edwuin Cetré y Estudiantes desarrolló un monólogo durante el complemento, en el que Insfrán evitó el gol ante Medina y Cetré, quien además había enviado un remate de lleno al travesaño. Gimnasia prácticamente se olvidó del arco de Mansilla, quien apenas fue inquietado a los 34 por un remate desde lejos de Pedro Silva Torrejón.

Para ese entonces, Estudiantes ya jugaba con Carrillo y Luciano Giménez en el corazón del área, al que Domínguez también envió a Lucas Alario, uno de los refuerzos con más cartel que rendimientos superlativos en lo que va del año. La opulencia de nombres de este León devaluado en resultados –y también por momentos en rendimiento- incluyó que Facundo Farías y José Sosa se quedaran en el banco.

Cuando el tiempo se agotaba y corría el tiempo de descuento, el Pincha se mantuvo en la búsqueda del arco rival y llegó al gol que merecía desde hacía mucho: Meza envió la pelota al área, donde Carrillo ganó de cabeza y la bajó para la irrupción de Giménez, quien sometió a corta distancia a Insfrán, la figura que llegó a rozar la pelota pero –por única vez- no sacarla. Para Gimnasia, ese tanto arruinó la fiesta y la chance de trepar a la zona de clasificación en la zona B, mientras que para Estudiantes –pese al desahogo-, incrementó las dudas y los riesgos en el grupo A, con un complejo fixture que incluye visitar a Boca, recibir a Tigre y cerrar con Argentinos, en La Paternal.

El entretenido clásico platense que terminó 1-1 entre Gimnasia y Estudiantes, que en tiempo adicional emparejó el marcador gracias a una conquista de Luciano Giménez, confirmó la relatividad de las localías en los duelos entre sí. Como un reflejo de lo ocurrido en los grandes duelos de Avellaneda, Rosario y Córdoba durante este Apertura 2025, los anfitriones no pudieron celebrar pese al multitudinario apoyo que recibieron en las tribunas (la excepción fue Huracán, que en el Ducó desató una fiesta y venció a San Lorenzo). En el Juan Carmelo Zerillo, donde el recibimiento para el Tripero fue acorde a las circunstancias e incluyó hasta 9 minutos consecutivos de pirotecnia y bombas de estruendo en los alrededores del Bosque, el grito agónico del León silenció el festejo que preparaba la mitad albiazul.

El resultado final, pese al contexto en el que se dio, no dejó sensaciones totalmente positivas de ninguno de los dos lados. Es que para Gimnasia, que se había puesto en ventaja en el primer tiempo con una gran definición de Lucas Castro, el más cerebral de sus protagonistas, la victoria se escurrió a nada de concretarla. Y para Estudiantes, que en la semana había sufrido un cachetazo en la Copa Libertadores (perdió como local ante Universidad de Chile), la conquista de Giménez representó –más que nada- evitar que se profundizaran las malas sensaciones de las jornadas previas. Además, en la contraposición de planteles y presupuestos, al conjunto que dirige Eduardo Domínguez se le pueden cargar en la cuenta las responsabilidades de dar mucho más que su adversario de turno.

Desde el vamos, el planteo visitante sorprendió. Domínguez eligió desplegar por las bandas a Eric Meza y Santiago Arzamendia, por derecha e izquierda respectivamente, con lo que dejó a tres marcadores centrales para la tarea de vigilar a Jan Hurtado, único delantero de área que puso Diego Flores, el entrenador tripero. La cantidad de futbolistas en función defensiva le quedaba desproporcionada al León, que no lograba contener a Pata Castro, cuyo mapa de la cancha le permitía jugar en las sombras que dejara Ezequiel Piovi, el más retrasado de los mediocampistas de la visita.

Gimnasia, sin los recursos de su poderoso vecino, tuvo el afán de ir a buscar en los primeros minutos, pero se descubrió y fue salvado rápidamente por Nelson Insfrán, quien a los 6 minutos le tapó un mano a mano a Cristian Medina y abrió así un repertorio de tapadas que –sobre todo en la segunda mitad- lo convertirían en la figura de la tarde. Tiago Palacios, quien había asistido a Medina, también le sirvió una chance clarísima a Arzamendia, cuya llegada como si fuera delantero terminó con un zurdazo cercano al poste derecho de Insfrán.

Esos embates de Estudiantes despertaron a Gimnasia, que a la claridad de Castro –que avisó con un cabezazo- le sumó el énfasis de Alejandro Piedrahita por todo el frente de ataque. Justamente los dos protagonistas se juntarían a los 32, cuando Piedrahita habilitó a Castro, quien la pinchó ante la salida de Matías Mansilla, lamentó que Santiago Núñez despejara en la línea, capturó ese rebote y sacó un potente remate que fue al fondo de la red. En ese desarrollo que se tornó de ida y vuelta, Insfrán volvió a brillar cuando voló para sacar una volea de Guido Carrillo, quien tendría más compañía en la segunda parte.

Domínguez sacó a Ramiro Funes Mori, mandó a la cancha a Edwuin Cetré y Estudiantes desarrolló un monólogo durante el complemento, en el que Insfrán evitó el gol ante Medina y Cetré, quien además había enviado un remate de lleno al travesaño. Gimnasia prácticamente se olvidó del arco de Mansilla, quien apenas fue inquietado a los 34 por un remate desde lejos de Pedro Silva Torrejón.

Para ese entonces, Estudiantes ya jugaba con Carrillo y Luciano Giménez en el corazón del área, al que Domínguez también envió a Lucas Alario, uno de los refuerzos con más cartel que rendimientos superlativos en lo que va del año. La opulencia de nombres de este León devaluado en resultados –y también por momentos en rendimiento- incluyó que Facundo Farías y José Sosa se quedaran en el banco.

Cuando el tiempo se agotaba y corría el tiempo de descuento, el Pincha se mantuvo en la búsqueda del arco rival y llegó al gol que merecía desde hacía mucho: Meza envió la pelota al área, donde Carrillo ganó de cabeza y la bajó para la irrupción de Giménez, quien sometió a corta distancia a Insfrán, la figura que llegó a rozar la pelota pero –por única vez- no sacarla. Para Gimnasia, ese tanto arruinó la fiesta y la chance de trepar a la zona de clasificación en la zona B, mientras que para Estudiantes –pese al desahogo-, incrementó las dudas y los riesgos en el grupo A, con un complejo fixture que incluye visitar a Boca, recibir a Tigre y cerrar con Argentinos, en La Paternal.

 

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