A comienzos de los noventa, David Lynch y el guionista Mark Frost revolucionaron la pantalla chica con Twin Peaks. Esa serie presentaba un desfile de personajes que si bien eran reversiones de los protagonistas de un culebrón tradicional, en manos de esa dupla creativa todos ellos se convertían en criaturas extravagantes. Y de todos los personajes que desfilaban por esa serie, hubo uno que interesaba especialmente a Lynch.
“Habíamos considerado hacer un spin off de Audrey, en el que la soltábamos en Hollywood, en el marco de un noir moderno. Tuvimos algunas charlas preliminares, pero el asunto no tomó forma”, aseguró en una oportunidad Mark Frost. Porque inicialmente, El camino de los sueños (Mulholland Drive) comenzó como una trama que iba a girar alrededor de la enigmática Audrey, interpretada en Twin Peaks por Sherilyn Fenn. Aunque como destaca el guionista, ese proyecto no terminó de avanzar.
La idea de una mujer que llegaba a Hollywood a probar suerte en el cine pero luego descubría el lado más salvaje de la industria, circuló por la cabeza de Lynch durante varios años. El realizador no dejaba de pensar en esa historia, que desde su perspectiva, tomaba a El mago de Oz y El ocaso de una vida como principales inspiraciones. Por otra parte, el nombre Mulholland Drive hacía referencia a una de las calles más distinguidas de Los Angeles, en la que se encontraban las mansiones de importantes celebridades de Hollywood. Por esos años, Lynch practicaba la meditación trascendental, una disciplina que él describía como una forma “de expandir la consciencia”, y que tuvo también una fuerte influencia en el modo de construir su proyecto.
Con la intención de hacer de Mulholland Drive una serie de televisión, aunque habiéndola descartado como un spin off de Twin Peaks, Lynch boceteó una nueva trama. En una reunión con la cadena ABC, el realizador les dijo que el argumento comenzaba con una mujer llamada Rita, que sobrevivía a un accidente de tránsito. Ella ignoraba su identidad, y llevaba en su cartera una llave azul y 125 mi dólares. Esa sola premisa, y el prestigio del realizador, le alcanzó a la cúpula de la ABC para darle luz verde al piloto de ese proyecto.
De esa forma, y con una inversión de ocho millones de dólares, Lynch nuevamente se puso al frente de una ficción para la pantalla chica.
En busca de las heroínas
Naomi Watts no tenía suerte en los castings. La actriz desfilaba por las oficinas de Los Ángeles solo para ser rechazada; sus fotos estaban en las carpetas de muchos directores de casting, que pocas veces la convocaban para hacer pruebas.
En una oportunidad, Watts confesó que luego de una muy mala prueba para un rol, ella manejaba (casualmente) por Mulholland Drive y llegó a fantasear con arrojarse al vacío, para ponerle fin a una carrera que jamás había llegado a despegar. Hasta que la vio David Lynch. Al director le alcanzó una foto para saber que esa era la actriz que estaba buscando. Naomi no podía creer que el prestigioso Lynch la quería para su nueva producción, y luego de conocerlo, ella debió contener el llanto: su gran oportunidad había llegado, iba a ser la protagonista de la nueva serie del autor de Twin Peaks.
Laura Harring, la otra protagonista de la historia, corrió una suerte similar. Lynch confió en su instinto y con solo ver su foto supo que esa era la otra intérprete que quería para la dupla protagonista. Y con Justin Theroux a bordo, comenzó entonces el rodaje del piloto con el que Lynch debía seducir a los responsables de la ABC, para que aprobaran la producción de una temporada completa de Mulholland Drive.
El realizador trabajó arduamente en la construcción de ese universo de climas enrarecidos y personajes atrapados en un destino incierto. Lynch confiaba en el poder de las imágenes más que en el de las palabras, y su perspectiva de Hollywood era la de un paraíso derruido, que apenas proyectaba la sombra de un pasado glorioso. Finalmente, ya con el piloto terminado, llegó el gran día en el que Mulholland Drive o quedaría en el olvido, o se convertiría en una serie de televisión. Y contra todo pronóstico, la situación dejó a Lynch al borde del abismo.
Los responsables de la ABC rechazaron de manera tajante el proyecto. El piloto les resultaba demasiado hermético (algunos rumores señalaban que los ejecutivos se habían quedado dormidos en la proyección), y Naomi Watts y Laura Harrig fueron consideradas “demasiado mayores para protagonizar una serie”. Lynch no tenía la mejor de las relaciones con la cúpula del canal, debido a las exigencias creativas a las que pretendían someterlo. De ese modo el piloto de Mulholland Drive quedó absolutamente encajonado, hasta que apareció un salvataje desde Europa.
Francia al rescate
El gran proyecto de Lynch se había evaporado, y Mulholland Drive jamás iba a ser una serie. Pero el piloto comenzó a circular entre distintas productoras y el azar quiso que una copia llegara hasta las oficinas de Canal Plus, en Francia. Apenas lo vieron, los ejecutivos de ese canal comprendieron que ese relato no podía quedar inconcluso. Pronto se reunieron con el realizador, y surgió entre ambas partes una inesperada posibilidad: convertir dicho piloto en un largometraje. Canal Plus estaba dispuesto a invertir siete millones de dólares para que Lynch filmara nuevas escenas que le dieran forma a la trama, con un comienzo y un final. Pero el director estaba dubitativo.
“Cuando aprobaron el dinero para hacer el largometraje, yo no tenía más ideas. La verdad es que no había estado pensando en esa historia. Entonces llegó la instancia en la que tenía que reunir nuevas ideas, y esa noche me senté durante mi tiempo de meditación y todo vino hacia mí”, reconoció el autor en una nota. La filmación de nuevas escenas le supuso al equipo algunos dolores de cabeza, como descubrir que los escenarios habían sido destruidos y era necesario reconstruirlos. Sin embargo, y luego de varios meses, El camino de los sueños quedó terminada en forma de largometraje.
Si bien el rodaje no presentó conflictos graves, las únicas escenas que sí resultaron complejas de grabar eran las que tenían algún tipo de contenido sexual. El momento en el que el personaje de Naomi Watts se masturba fue especialmente difícil para la actriz, motivo por el que Lynch montó una suerte de carpa que la preservara de las miradas indebidas del equipo técnico durante ese momento. Por su parte, Laura Harring también se mostró incómoda en la escena de sexo que compartía con Watts, y detalló: “Me sentí muy vulnerable. Estaba en el camarín a punto de llorar. Fue duro. Había mucha gente presente. Y aunque Naomi y yo éramos amigas, fue muy incómodo. Pero David resolvió todo en una única toma, y esa fue la que usamos”.
Camino a la gloria
El camino de los sueños llegó a los cines de los Estados Unidos el 12 de octubre de 2001, y supuso uno de los mayores éxitos en la carrera de David Lynch. La crítica del mundo la elogió de manera unánime, y el realizador obtuvo su tercera nominación a Mejor director en los premios Oscar (que finalmente perdió inexplicablemente frente a Ron Howard por Una mente brillante).
Con el correr de los años, el prestigio de El camino de los sueños creció exponencialmente, y en 2010 la revista Cahiers du Cinema la eligió como Mejor película de la década. Para Naomi Watts, esta pieza también fue el despegue de su carrera, y aún hoy se considera una enorme injusticia que no haya recibido una nominación al Oscar por su trabajo.
A pesar de ser señalada como hermética, enrevesada en su construcción y críptica en su mensaje, El camino de los sueños es sencilla. Se trata de una pieza que elabora climas, sensibilidades que no se arman en palabras y sentimientos que no necesariamente deben ensamblarse de manera lineal.
“Tiene un primer acto, en el que ella se encuentra envuelta en un misterio absoluto. Un segundo acto, que es una triste ilusión, y un tercer acto que es el amor”, con esas palabras Lynch describió una de sus películas más perfectas, que evidencia el enorme legado cinematográfico de este entrañable realizador.
A comienzos de los noventa, David Lynch y el guionista Mark Frost revolucionaron la pantalla chica con Twin Peaks. Esa serie presentaba un desfile de personajes que si bien eran reversiones de los protagonistas de un culebrón tradicional, en manos de esa dupla creativa todos ellos se convertían en criaturas extravagantes. Y de todos los personajes que desfilaban por esa serie, hubo uno que interesaba especialmente a Lynch.
“Habíamos considerado hacer un spin off de Audrey, en el que la soltábamos en Hollywood, en el marco de un noir moderno. Tuvimos algunas charlas preliminares, pero el asunto no tomó forma”, aseguró en una oportunidad Mark Frost. Porque inicialmente, El camino de los sueños (Mulholland Drive) comenzó como una trama que iba a girar alrededor de la enigmática Audrey, interpretada en Twin Peaks por Sherilyn Fenn. Aunque como destaca el guionista, ese proyecto no terminó de avanzar.
La idea de una mujer que llegaba a Hollywood a probar suerte en el cine pero luego descubría el lado más salvaje de la industria, circuló por la cabeza de Lynch durante varios años. El realizador no dejaba de pensar en esa historia, que desde su perspectiva, tomaba a El mago de Oz y El ocaso de una vida como principales inspiraciones. Por otra parte, el nombre Mulholland Drive hacía referencia a una de las calles más distinguidas de Los Angeles, en la que se encontraban las mansiones de importantes celebridades de Hollywood. Por esos años, Lynch practicaba la meditación trascendental, una disciplina que él describía como una forma “de expandir la consciencia”, y que tuvo también una fuerte influencia en el modo de construir su proyecto.
Con la intención de hacer de Mulholland Drive una serie de televisión, aunque habiéndola descartado como un spin off de Twin Peaks, Lynch boceteó una nueva trama. En una reunión con la cadena ABC, el realizador les dijo que el argumento comenzaba con una mujer llamada Rita, que sobrevivía a un accidente de tránsito. Ella ignoraba su identidad, y llevaba en su cartera una llave azul y 125 mi dólares. Esa sola premisa, y el prestigio del realizador, le alcanzó a la cúpula de la ABC para darle luz verde al piloto de ese proyecto.
De esa forma, y con una inversión de ocho millones de dólares, Lynch nuevamente se puso al frente de una ficción para la pantalla chica.
En busca de las heroínas
Naomi Watts no tenía suerte en los castings. La actriz desfilaba por las oficinas de Los Ángeles solo para ser rechazada; sus fotos estaban en las carpetas de muchos directores de casting, que pocas veces la convocaban para hacer pruebas.
En una oportunidad, Watts confesó que luego de una muy mala prueba para un rol, ella manejaba (casualmente) por Mulholland Drive y llegó a fantasear con arrojarse al vacío, para ponerle fin a una carrera que jamás había llegado a despegar. Hasta que la vio David Lynch. Al director le alcanzó una foto para saber que esa era la actriz que estaba buscando. Naomi no podía creer que el prestigioso Lynch la quería para su nueva producción, y luego de conocerlo, ella debió contener el llanto: su gran oportunidad había llegado, iba a ser la protagonista de la nueva serie del autor de Twin Peaks.
Laura Harring, la otra protagonista de la historia, corrió una suerte similar. Lynch confió en su instinto y con solo ver su foto supo que esa era la otra intérprete que quería para la dupla protagonista. Y con Justin Theroux a bordo, comenzó entonces el rodaje del piloto con el que Lynch debía seducir a los responsables de la ABC, para que aprobaran la producción de una temporada completa de Mulholland Drive.
El realizador trabajó arduamente en la construcción de ese universo de climas enrarecidos y personajes atrapados en un destino incierto. Lynch confiaba en el poder de las imágenes más que en el de las palabras, y su perspectiva de Hollywood era la de un paraíso derruido, que apenas proyectaba la sombra de un pasado glorioso. Finalmente, ya con el piloto terminado, llegó el gran día en el que Mulholland Drive o quedaría en el olvido, o se convertiría en una serie de televisión. Y contra todo pronóstico, la situación dejó a Lynch al borde del abismo.
Los responsables de la ABC rechazaron de manera tajante el proyecto. El piloto les resultaba demasiado hermético (algunos rumores señalaban que los ejecutivos se habían quedado dormidos en la proyección), y Naomi Watts y Laura Harrig fueron consideradas “demasiado mayores para protagonizar una serie”. Lynch no tenía la mejor de las relaciones con la cúpula del canal, debido a las exigencias creativas a las que pretendían someterlo. De ese modo el piloto de Mulholland Drive quedó absolutamente encajonado, hasta que apareció un salvataje desde Europa.
Francia al rescate
El gran proyecto de Lynch se había evaporado, y Mulholland Drive jamás iba a ser una serie. Pero el piloto comenzó a circular entre distintas productoras y el azar quiso que una copia llegara hasta las oficinas de Canal Plus, en Francia. Apenas lo vieron, los ejecutivos de ese canal comprendieron que ese relato no podía quedar inconcluso. Pronto se reunieron con el realizador, y surgió entre ambas partes una inesperada posibilidad: convertir dicho piloto en un largometraje. Canal Plus estaba dispuesto a invertir siete millones de dólares para que Lynch filmara nuevas escenas que le dieran forma a la trama, con un comienzo y un final. Pero el director estaba dubitativo.
“Cuando aprobaron el dinero para hacer el largometraje, yo no tenía más ideas. La verdad es que no había estado pensando en esa historia. Entonces llegó la instancia en la que tenía que reunir nuevas ideas, y esa noche me senté durante mi tiempo de meditación y todo vino hacia mí”, reconoció el autor en una nota. La filmación de nuevas escenas le supuso al equipo algunos dolores de cabeza, como descubrir que los escenarios habían sido destruidos y era necesario reconstruirlos. Sin embargo, y luego de varios meses, El camino de los sueños quedó terminada en forma de largometraje.
Si bien el rodaje no presentó conflictos graves, las únicas escenas que sí resultaron complejas de grabar eran las que tenían algún tipo de contenido sexual. El momento en el que el personaje de Naomi Watts se masturba fue especialmente difícil para la actriz, motivo por el que Lynch montó una suerte de carpa que la preservara de las miradas indebidas del equipo técnico durante ese momento. Por su parte, Laura Harring también se mostró incómoda en la escena de sexo que compartía con Watts, y detalló: “Me sentí muy vulnerable. Estaba en el camarín a punto de llorar. Fue duro. Había mucha gente presente. Y aunque Naomi y yo éramos amigas, fue muy incómodo. Pero David resolvió todo en una única toma, y esa fue la que usamos”.
Camino a la gloria
El camino de los sueños llegó a los cines de los Estados Unidos el 12 de octubre de 2001, y supuso uno de los mayores éxitos en la carrera de David Lynch. La crítica del mundo la elogió de manera unánime, y el realizador obtuvo su tercera nominación a Mejor director en los premios Oscar (que finalmente perdió inexplicablemente frente a Ron Howard por Una mente brillante).
Con el correr de los años, el prestigio de El camino de los sueños creció exponencialmente, y en 2010 la revista Cahiers du Cinema la eligió como Mejor película de la década. Para Naomi Watts, esta pieza también fue el despegue de su carrera, y aún hoy se considera una enorme injusticia que no haya recibido una nominación al Oscar por su trabajo.
A pesar de ser señalada como hermética, enrevesada en su construcción y críptica en su mensaje, El camino de los sueños es sencilla. Se trata de una pieza que elabora climas, sensibilidades que no se arman en palabras y sentimientos que no necesariamente deben ensamblarse de manera lineal.
“Tiene un primer acto, en el que ella se encuentra envuelta en un misterio absoluto. Un segundo acto, que es una triste ilusión, y un tercer acto que es el amor”, con esas palabras Lynch describió una de sus películas más perfectas, que evidencia el enorme legado cinematográfico de este entrañable realizador.