Quilmes Rock: los clásicos de Los Fabulosos Cadillacs que todos cantan y bailan y el sentido tributo a Serú Girán

En tiempos en que causa tanto rechazo que el arte pueda llevar consigo (también) un mensaje político, el Quilmes Rock es un festival en el que, aunque tímidamente, se pueden colar algunas ideas. El sábado, con un pequeño cambio en una letra que hizo Dillom. Este domingo, durante el homenaje a Serú Girán que hicieron dos de sus integrantes, David Lebón y Pedro Aznar, con un golpe de realidad, a partir de una vieja canción. Apenas comenzado el recital, cuando interpretaron “Canción de Alicia en el país”, que mencionaba a “su señoría, el rey de espadas”, esta vez sonó como: “Los inocentes son los culpables dice su señoría… la policía”.

“Para Carlitos y para Moro”, dijo Lebón, antes de comenzar con el tema. Es decir, para Charly García que, por sus problemas de salud no puede dar recitales, y para Oscar Moro, baterista histórico del rock y de Serú Girán, que murió en 2006.

Y si desde ahí en adelante la escucha fue caprichosa también se pudieron forzar otros mensajes. “Si en la música que escuchás ya no hay vida”, dice “Frecuencia modulada”. Pero son versos que también pueden ser tomados, como ese tramo de recital en el que Pedro y David simplemente quisieron rescatar de los arcones las gemas menos difundidas del repertorio de Serú. También hubo canciones como “Nos veremos otra vez”, que fue parte de aquel regreso fugaz que Serú hizo apenas comenzada la década del noventa, con históricos recitales y un disco. Además, de esa camada sonó “Si me das tu amor”.

Un rato después llegó “Noche de perros”, con una densidad absoluta y ese solo exquisito de Pedro Aznar, que siempre suena igual, que siempre suena vivo, y luego el solo de Lebón, tan desgarrador (sí, como siempre). “Muy bien chicos”, dijo Lebón, quizá para tomar aire y seguir. “Sí, porque son chicos”, agregó, quizá mirando, hacia sus adentros, sus 72 años. Y su socio enseguida volvió a meterse en el concierto: “En un mundo que se hunde en el individualismo, el autoritarismo, la guerra y la intolerancia seguimos apostando, seguimos luchando, seguimos trabajando por un mundo mejor”, dijo Aznar como preludio de “A cada hombre, a cada mujer”. Fue el momento para la primera invitada de la noche: Sandra Mihanovich.

Ese bloque de medio tempo continuó con “Esperando nacer” y “Mundo agradable”, con Dante Spinetta, hasta entrar en las sensibilidades propias de una banda añosa. Porque Lebón, capaz de hacer todas las acotaciones posibles, dijo que a Dante (hijo mayor de Luis Alberto Spinetta) lo tenía en brazos cuando era chico, y se sorprendía de lo bien que toca la guitarra. Un rato después llegó el hijo de Oscar Moro, Juanito Moro, que recibió una ovación del público, para su padre, antes de tocar “Cuanto tiempo más llevará”, exactamente igual como lo hacía su padre.

Juanito se quedó sentado frente a los parches para el cambio de velocidad que Pedro y David le pusieron al concierto, cuando fue el turno de “No llores por mí Argentina”. Y como el recital, iba creciendo en invitados, Trueno apareció en esta canción para improvisar unos versos: “Ustedes son los padres de nuestra generación”. Después aprovechó un puente musical de la banda para colar las estrofas de su tema “Argentina”.

Por supuesto que no podía faltar “Seminare”. Y no faltó. La guardaron para los bises.

El Mató a un Policía Motorizado

De hecho, cuando el sol había caído, comenzaron a aparecer las camperas sobre el escenario y entre el público. A la hora de grupos como El Mató A Un Policía Motorizado que es, a esta altura, una banda de festivales y al mismo tiempo una banda que puede presentarse en un escenario principal y no otorgar demasiadas concesiones al evento. Pantallas en blanco y negro, las visuales lo-fi típicas de sus conciertos y Santiago Motorizado con una camiseta repleta de imágenes de Gabriel Batistuta. “Sábado”, “Un segundo plan” y “Diamante roto” fueron la tríada inicial. Después de “La noche eterna”, una de sus gemas indies que trascendieron el nicho, una buena porción del público coreó el nombre de la banda. Y entonces lo que siguió fue “Terrorismo en la copa del mundo”, con Nina Suárez (hija de Rosario Bléfari, homenajeada hoy en el Quilmes Rock) de invitada. “El tesoro”, “Yoni B” y “Chica de oro” fueron sobre el cierre los temas que mayor efecto tuvieron debajo del escenario. Con “Más o menos bien” como gran ausente de la lista, y como prueba de lo expuesto al comienzo de este párrafo, El Mató eligió cerrar su set con esa invitación catártica al futuro inmediato que es “Mi próximo movimiento”.

Dante Spinetta

Mientras caía la tarde, Dante Spinetta puso a bailar a todos aquellos que lo esperaban frente al escenario Quilmes, con un combo de canciones de su álbum Mesa dulce. “Rebelión”, “El lado oscuro del corazón” y “La movie” dieron comienzo a un set a puro funk, a cargo de una banda afilada, que acompañó a ritmo perfecto en cada tema como en una master class. “Gracias por estar acá. Aguante Buenos Aires. Vamos a funkear un poco más. Perdón que los pedales no me andan, pero vamos a darle así”, deslizó. Aquel problema técnico no le impidió seguir con el espíritu poderoso de su presentación. Continuó con “Starlight”, su lanzamiento más reciente y “Humo digital”, una pieza más antigua de su disco Elevado. Hacia el final, y como acostumbra a hacer en sus shows, invitó a su hija Vida a cantar “Olvídalo” y cerró su set haciendo participar al público de un enérgico instrumental.

Los Cafres

En el escenario contiguo, Los Cafres heredaron aquella energía bailable pero en un tono mucho más relajado, sumando al festival su cuota de roots reggae. Haciendo un paseo por distintos momentos de su discografía, fueron desde temas de discos de los noventa como “Suena la alarma” y “Es la música” hasta aquellos de los 2000, como “Aire” y “De mi mente”. “Tus ojos” y “Si el amor se cae” fueron los más acompañados por el público, en un set que se caracterizó por un clima cálido y festivo, llevado adelante con una particular soltura y cercanía hacia quienes disfrutaban del show.

El rock en todas sus formas

Pasado el mediodía todavía resonaba la buena apertura de esta edición. El set de Dillom, el show de Andrés Calamaro, los cruces a los que el Quilmes tiene acostumbrado a su público: Milo J apareció sobre el escenario PopArt para compartir una canción con Turf, Lali hizo lo propio para acompañar a Miranda! en otro show de gran producción que Ale Sergi y Juliana Gattas suelen ofrecer a ojos y oídos de sus fans. Hasta hubo Himno Nacional Argentino, a cargo de Flavio Cianciarulo, que estuvo acompañado por un ex Combatientes de Malvinas.

La grilla del domingo dice que Flavio vuelve, pero con Los Fabulosos Cadillacs, que tocarán El Mató un Policía Motorizado, Las Pastillas del Abuelo, Ratones Paranoicos y que habrá un homenaje a Serú Girán, uno de los sets más esperados de esta edición.

Primeras horas

Uno de los primeros en abrir la tarde fue Florián, que inauguró el escenario Quilmes con su aire indie pop entonando “TKM” y “Soy de Fábrica” para los primeros curiosos que comenzaban a acercarse desde temprano al predio. “Es un honor estar participando de esta hermosa celebración de la música argentina. Quiero invitar al mejor cantor que mis oídos han escuchado”, pronunció, mientras aparecía en escena Santiago Motorizado, para hacer juntos “Rincón”, un tema en clave de tango que comparten en De Fábrica, el último álbum de Florián, que lanzó el año pasado. El clima tanguero continuó con acordeón y contrabajo en escena, para dar lugar a “Curarme” y “Cantor”, donde invitó a una experimentada en el género: Julieta Laso, con quien finalizó a dúo el set con entereza y tintes bien porteños.

Mientras tanto, quien estuvo dispuesto a la caminata podía aventurase por las callecitas del predio hasta dar con Delfina Campos, que apareció en el escenario PopArt con look rockero vintage (botas, cinturón de tachas, glam ochentoso en los bolados de su cuello y una remera blanca con la leyenda “Fingiendo enfrente de la gente”). Y lo cierto es que, de cara a elegir algunas de las líneas estéticas que viene cultivando desde que salió al ruedo de la música, hace unos años, el perfil que puso sobre el escenario de este festival es el mas rockero de su vidriera sonora.

Un rato después la salteña Feli Colina llevó un set folklórico de fusión. Comenzó copleando versos, siguió con un clásico de Cuchi Leguizamón, el “Carnavalito del duende” pero recontextualizado a partir de la percusión y un rato después sacó de debajo de la maga uno de esos ases de la música nativa: “Chacai manta”. Lo afrolatino atravesó casi toda su presentación, y le dio al festival un toque diferente.

Los Ratones Paranoicos y su escuela de rock (and roll)

Si un festival argentino ha de tener la palabra rock en su nombre, entonces los Ratones Paranoicos tiene que estar en lo alto de la grilla. Y así fue para el domingo. Homenaje a Serú Girán, Los Fabulosos Cadillacs, Las Pastillas del Abuelo y cierre a puro rock and roll. Clásico y a la vieja escuela.

La épica de Carmina Burana (Carl Orff) en los parlantes musicalizaba imágenes de archivo de Los Ratones Paranoicos en sus años de juventud, cuando paseaban su salvajismo por todo el escenario. Al término, los actuales Ratones, con mucho más aplomo, entraron a escena sin demasiados ademanes. Probaron sus instrumentos y dieron comienzo a su show con “Ceremonia en el hall”. “Sucio gas” e “Isabel” completaron la trilogía inicial, con vientos y teclas aportando al sonido diseñado por esos cuatro orfebres del rock and roll que son Juanse, Sarcófago, Memi y Roy Quiroga. Acto seguido, “Piti” Fernández de Las Pastillas del Abuelo se sumó para “Ya morí”.

“Vicio”, “Rock del gato” (en la que Juanse le cedió toda la primera estrofa al público) , “Sigue girando” y “Para siempre” como único bis, fueron parte de una recta final que puso a agitar banderas por todo Tecnópolis. “Viva el rock, viva la Virgen y viva Argentina”, dijo Juanse como su propio “Dios, Patria y Familia”. Con el show terminado, la pantalla de fondo mostraba un cartel extraño: “Nos vemos en 2027″. Anuncio críptico o chiste. Cualquiera de las dos son opciones válidas en el universo de los Ratones Paranoicos.

El enigma del quinto escenario

El recorrido por el Quilmes Rock 2025 se hace desde la calle principal de ingreso a Tecnópolis hasta las calles que van guiando al público a los distintos escenarios (a menos que alguien quiera hacer alguna parada en el patio cervecero, en los puestos de comida y activaciones). Pero quienes no tengan el mapa del festival a mano quizá se pasen por alto un escenario que está sobre la calle de acceso, a la izquierda. Se trata de Enigma, el único escenario cubierto. Escondido dentro de un gran domo de tela (es como un glamping gigantesco, pero no para acampar sino para dar conciertos) con una estructura interior de hierro y una platea a 45 grados, que es sacudida por una buena potencia de decibeles. Por ese espacio pasan artistas del indie, que no siempre encuadran en los géneros musicales más convencionales.

Este domingo por la tarde, una de ellas fue Paula Maffia, al frente de un power trío al que bautizó Las Malas Lenguas. Con todo el fiato de su fuerza canora, compartió canciones de un próximo álbum y matizó temas de rock poderoso con baladas y pinceladas bluseras de paisajes oníricos.

En las pantallas

Durante todo el fin de semana, el festival también se puede ver desde casa o desde dispositivos móviles. Hay transmisión en vivo por Flow y por Disney+ y, en radio, puede seguirse por La Mega. Al finalizar cada jornada, los shows estarán disponibles para verlos por 30 días en las plataformas. En ambos casos, solo estará disponible para los suscriptores de estos servicios.

Quienes quieran ver la emisión a cargo de Flow, lo podrán seguir en vivo durante los cuatro días en los canales 605 y 606. Se transmitirán los shows de los escenarios Quilmes y Rock por el 605, mientras que aquellos que ocurran en el escenario Popart se transmitirán en el 606.

Accesos

El acceso peatonal se realiza por la entrada principal de Tecnópolis, sobre la Avenida General Paz. Los colectivos que pasan por la puerta son los de las líneas 21, 28 y 117. Pero sobre la Avenida de los Constituyentes, también se pueden encontrar las paradas de las líneas 111, 140, 110, 127, 175 y 176. Aunque no llegan hasta el predio, una manera de acercarse en tren es con el Ferrocarril Mitre (Ramal José Suárez), en Estación Migueletes; Ferrocarril Belgrano, en Estación Padilla; y Mitre (Ramal Bartolomé Mitre) Estación J.B. Justo. Habrá, además, acceso para bicicletas y motos por la entrada peatonal. Cada persona deberá llevar su candado de seguridad.

En tiempos en que causa tanto rechazo que el arte pueda llevar consigo (también) un mensaje político, el Quilmes Rock es un festival en el que, aunque tímidamente, se pueden colar algunas ideas. El sábado, con un pequeño cambio en una letra que hizo Dillom. Este domingo, durante el homenaje a Serú Girán que hicieron dos de sus integrantes, David Lebón y Pedro Aznar, con un golpe de realidad, a partir de una vieja canción. Apenas comenzado el recital, cuando interpretaron “Canción de Alicia en el país”, que mencionaba a “su señoría, el rey de espadas”, esta vez sonó como: “Los inocentes son los culpables dice su señoría… la policía”.

“Para Carlitos y para Moro”, dijo Lebón, antes de comenzar con el tema. Es decir, para Charly García que, por sus problemas de salud no puede dar recitales, y para Oscar Moro, baterista histórico del rock y de Serú Girán, que murió en 2006.

Y si desde ahí en adelante la escucha fue caprichosa también se pudieron forzar otros mensajes. “Si en la música que escuchás ya no hay vida”, dice “Frecuencia modulada”. Pero son versos que también pueden ser tomados, como ese tramo de recital en el que Pedro y David simplemente quisieron rescatar de los arcones las gemas menos difundidas del repertorio de Serú. También hubo canciones como “Nos veremos otra vez”, que fue parte de aquel regreso fugaz que Serú hizo apenas comenzada la década del noventa, con históricos recitales y un disco. Además, de esa camada sonó “Si me das tu amor”.

Un rato después llegó “Noche de perros”, con una densidad absoluta y ese solo exquisito de Pedro Aznar, que siempre suena igual, que siempre suena vivo, y luego el solo de Lebón, tan desgarrador (sí, como siempre). “Muy bien chicos”, dijo Lebón, quizá para tomar aire y seguir. “Sí, porque son chicos”, agregó, quizá mirando, hacia sus adentros, sus 72 años. Y su socio enseguida volvió a meterse en el concierto: “En un mundo que se hunde en el individualismo, el autoritarismo, la guerra y la intolerancia seguimos apostando, seguimos luchando, seguimos trabajando por un mundo mejor”, dijo Aznar como preludio de “A cada hombre, a cada mujer”. Fue el momento para la primera invitada de la noche: Sandra Mihanovich.

Ese bloque de medio tempo continuó con “Esperando nacer” y “Mundo agradable”, con Dante Spinetta, hasta entrar en las sensibilidades propias de una banda añosa. Porque Lebón, capaz de hacer todas las acotaciones posibles, dijo que a Dante (hijo mayor de Luis Alberto Spinetta) lo tenía en brazos cuando era chico, y se sorprendía de lo bien que toca la guitarra. Un rato después llegó el hijo de Oscar Moro, Juanito Moro, que recibió una ovación del público, para su padre, antes de tocar “Cuanto tiempo más llevará”, exactamente igual como lo hacía su padre.

Juanito se quedó sentado frente a los parches para el cambio de velocidad que Pedro y David le pusieron al concierto, cuando fue el turno de “No llores por mí Argentina”. Y como el recital, iba creciendo en invitados, Trueno apareció en esta canción para improvisar unos versos: “Ustedes son los padres de nuestra generación”. Después aprovechó un puente musical de la banda para colar las estrofas de su tema “Argentina”.

Por supuesto que no podía faltar “Seminare”. Y no faltó. La guardaron para los bises.

El Mató a un Policía Motorizado

De hecho, cuando el sol había caído, comenzaron a aparecer las camperas sobre el escenario y entre el público. A la hora de grupos como El Mató A Un Policía Motorizado que es, a esta altura, una banda de festivales y al mismo tiempo una banda que puede presentarse en un escenario principal y no otorgar demasiadas concesiones al evento. Pantallas en blanco y negro, las visuales lo-fi típicas de sus conciertos y Santiago Motorizado con una camiseta repleta de imágenes de Gabriel Batistuta. “Sábado”, “Un segundo plan” y “Diamante roto” fueron la tríada inicial. Después de “La noche eterna”, una de sus gemas indies que trascendieron el nicho, una buena porción del público coreó el nombre de la banda. Y entonces lo que siguió fue “Terrorismo en la copa del mundo”, con Nina Suárez (hija de Rosario Bléfari, homenajeada hoy en el Quilmes Rock) de invitada. “El tesoro”, “Yoni B” y “Chica de oro” fueron sobre el cierre los temas que mayor efecto tuvieron debajo del escenario. Con “Más o menos bien” como gran ausente de la lista, y como prueba de lo expuesto al comienzo de este párrafo, El Mató eligió cerrar su set con esa invitación catártica al futuro inmediato que es “Mi próximo movimiento”.

Dante Spinetta

Mientras caía la tarde, Dante Spinetta puso a bailar a todos aquellos que lo esperaban frente al escenario Quilmes, con un combo de canciones de su álbum Mesa dulce. “Rebelión”, “El lado oscuro del corazón” y “La movie” dieron comienzo a un set a puro funk, a cargo de una banda afilada, que acompañó a ritmo perfecto en cada tema como en una master class. “Gracias por estar acá. Aguante Buenos Aires. Vamos a funkear un poco más. Perdón que los pedales no me andan, pero vamos a darle así”, deslizó. Aquel problema técnico no le impidió seguir con el espíritu poderoso de su presentación. Continuó con “Starlight”, su lanzamiento más reciente y “Humo digital”, una pieza más antigua de su disco Elevado. Hacia el final, y como acostumbra a hacer en sus shows, invitó a su hija Vida a cantar “Olvídalo” y cerró su set haciendo participar al público de un enérgico instrumental.

Los Cafres

En el escenario contiguo, Los Cafres heredaron aquella energía bailable pero en un tono mucho más relajado, sumando al festival su cuota de roots reggae. Haciendo un paseo por distintos momentos de su discografía, fueron desde temas de discos de los noventa como “Suena la alarma” y “Es la música” hasta aquellos de los 2000, como “Aire” y “De mi mente”. “Tus ojos” y “Si el amor se cae” fueron los más acompañados por el público, en un set que se caracterizó por un clima cálido y festivo, llevado adelante con una particular soltura y cercanía hacia quienes disfrutaban del show.

El rock en todas sus formas

Pasado el mediodía todavía resonaba la buena apertura de esta edición. El set de Dillom, el show de Andrés Calamaro, los cruces a los que el Quilmes tiene acostumbrado a su público: Milo J apareció sobre el escenario PopArt para compartir una canción con Turf, Lali hizo lo propio para acompañar a Miranda! en otro show de gran producción que Ale Sergi y Juliana Gattas suelen ofrecer a ojos y oídos de sus fans. Hasta hubo Himno Nacional Argentino, a cargo de Flavio Cianciarulo, que estuvo acompañado por un ex Combatientes de Malvinas.

La grilla del domingo dice que Flavio vuelve, pero con Los Fabulosos Cadillacs, que tocarán El Mató un Policía Motorizado, Las Pastillas del Abuelo, Ratones Paranoicos y que habrá un homenaje a Serú Girán, uno de los sets más esperados de esta edición.

Primeras horas

Uno de los primeros en abrir la tarde fue Florián, que inauguró el escenario Quilmes con su aire indie pop entonando “TKM” y “Soy de Fábrica” para los primeros curiosos que comenzaban a acercarse desde temprano al predio. “Es un honor estar participando de esta hermosa celebración de la música argentina. Quiero invitar al mejor cantor que mis oídos han escuchado”, pronunció, mientras aparecía en escena Santiago Motorizado, para hacer juntos “Rincón”, un tema en clave de tango que comparten en De Fábrica, el último álbum de Florián, que lanzó el año pasado. El clima tanguero continuó con acordeón y contrabajo en escena, para dar lugar a “Curarme” y “Cantor”, donde invitó a una experimentada en el género: Julieta Laso, con quien finalizó a dúo el set con entereza y tintes bien porteños.

Mientras tanto, quien estuvo dispuesto a la caminata podía aventurase por las callecitas del predio hasta dar con Delfina Campos, que apareció en el escenario PopArt con look rockero vintage (botas, cinturón de tachas, glam ochentoso en los bolados de su cuello y una remera blanca con la leyenda “Fingiendo enfrente de la gente”). Y lo cierto es que, de cara a elegir algunas de las líneas estéticas que viene cultivando desde que salió al ruedo de la música, hace unos años, el perfil que puso sobre el escenario de este festival es el mas rockero de su vidriera sonora.

Un rato después la salteña Feli Colina llevó un set folklórico de fusión. Comenzó copleando versos, siguió con un clásico de Cuchi Leguizamón, el “Carnavalito del duende” pero recontextualizado a partir de la percusión y un rato después sacó de debajo de la maga uno de esos ases de la música nativa: “Chacai manta”. Lo afrolatino atravesó casi toda su presentación, y le dio al festival un toque diferente.

Los Ratones Paranoicos y su escuela de rock (and roll)

Si un festival argentino ha de tener la palabra rock en su nombre, entonces los Ratones Paranoicos tiene que estar en lo alto de la grilla. Y así fue para el domingo. Homenaje a Serú Girán, Los Fabulosos Cadillacs, Las Pastillas del Abuelo y cierre a puro rock and roll. Clásico y a la vieja escuela.

La épica de Carmina Burana (Carl Orff) en los parlantes musicalizaba imágenes de archivo de Los Ratones Paranoicos en sus años de juventud, cuando paseaban su salvajismo por todo el escenario. Al término, los actuales Ratones, con mucho más aplomo, entraron a escena sin demasiados ademanes. Probaron sus instrumentos y dieron comienzo a su show con “Ceremonia en el hall”. “Sucio gas” e “Isabel” completaron la trilogía inicial, con vientos y teclas aportando al sonido diseñado por esos cuatro orfebres del rock and roll que son Juanse, Sarcófago, Memi y Roy Quiroga. Acto seguido, “Piti” Fernández de Las Pastillas del Abuelo se sumó para “Ya morí”.

“Vicio”, “Rock del gato” (en la que Juanse le cedió toda la primera estrofa al público) , “Sigue girando” y “Para siempre” como único bis, fueron parte de una recta final que puso a agitar banderas por todo Tecnópolis. “Viva el rock, viva la Virgen y viva Argentina”, dijo Juanse como su propio “Dios, Patria y Familia”. Con el show terminado, la pantalla de fondo mostraba un cartel extraño: “Nos vemos en 2027″. Anuncio críptico o chiste. Cualquiera de las dos son opciones válidas en el universo de los Ratones Paranoicos.

El enigma del quinto escenario

El recorrido por el Quilmes Rock 2025 se hace desde la calle principal de ingreso a Tecnópolis hasta las calles que van guiando al público a los distintos escenarios (a menos que alguien quiera hacer alguna parada en el patio cervecero, en los puestos de comida y activaciones). Pero quienes no tengan el mapa del festival a mano quizá se pasen por alto un escenario que está sobre la calle de acceso, a la izquierda. Se trata de Enigma, el único escenario cubierto. Escondido dentro de un gran domo de tela (es como un glamping gigantesco, pero no para acampar sino para dar conciertos) con una estructura interior de hierro y una platea a 45 grados, que es sacudida por una buena potencia de decibeles. Por ese espacio pasan artistas del indie, que no siempre encuadran en los géneros musicales más convencionales.

Este domingo por la tarde, una de ellas fue Paula Maffia, al frente de un power trío al que bautizó Las Malas Lenguas. Con todo el fiato de su fuerza canora, compartió canciones de un próximo álbum y matizó temas de rock poderoso con baladas y pinceladas bluseras de paisajes oníricos.

En las pantallas

Durante todo el fin de semana, el festival también se puede ver desde casa o desde dispositivos móviles. Hay transmisión en vivo por Flow y por Disney+ y, en radio, puede seguirse por La Mega. Al finalizar cada jornada, los shows estarán disponibles para verlos por 30 días en las plataformas. En ambos casos, solo estará disponible para los suscriptores de estos servicios.

Quienes quieran ver la emisión a cargo de Flow, lo podrán seguir en vivo durante los cuatro días en los canales 605 y 606. Se transmitirán los shows de los escenarios Quilmes y Rock por el 605, mientras que aquellos que ocurran en el escenario Popart se transmitirán en el 606.

Accesos

El acceso peatonal se realiza por la entrada principal de Tecnópolis, sobre la Avenida General Paz. Los colectivos que pasan por la puerta son los de las líneas 21, 28 y 117. Pero sobre la Avenida de los Constituyentes, también se pueden encontrar las paradas de las líneas 111, 140, 110, 127, 175 y 176. Aunque no llegan hasta el predio, una manera de acercarse en tren es con el Ferrocarril Mitre (Ramal José Suárez), en Estación Migueletes; Ferrocarril Belgrano, en Estación Padilla; y Mitre (Ramal Bartolomé Mitre) Estación J.B. Justo. Habrá, además, acceso para bicicletas y motos por la entrada peatonal. Cada persona deberá llevar su candado de seguridad.

 

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