Dólares y deuda: el impacto de la crisis global en la economía argentina

Si bien la suba de los aranceles decidida por Estados Unidos afecta en primer lugar al comercio con ese país, los analistas consultados destacan que existe un impacto indirecto significativo para la Argentina, como el que podrían recibir la estrategia cambiaria del Gobierno (la devaluación del tipo de cambio oficial del 1% mensual) y la estrategia financiera (salir a buscar fondos al mercado internacional tras el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional).

Según Gabriel Caamaño, economista y director de la consultora Outlier, esta crisis llega en un momento complicado, porque, si se extiende este contexto externo y con precios de commodities a la baja, claramente la presión cambiaria va a ser mayor. “Lo que está muy complicado es unificar a este nivel de tipo de cambio oficial”, explicó.

Ranking: tres multinacionales manejaron casi el 40% de las exportaciones de granos y subproductos de la Argentina

Por otro lado, la consultora 1816 indicó en su informe semanal que, si no baja rápidamente el riesgo país y no se puede acceder al mercado internacional de deuda, un eventual primer desembolso del FMI por US$8000 millones no sería suficiente para mantener en el Banco Central las divisas sin una modificación “sustancial” en el régimen cambiario. “Decimos esto porque, si bien desde la asunción de Milei el Central compró cerca de US$24.000 millones en el mercado oficial de cambios, las reservas netas apenas aumentaron US$2000 millones en el mismo período. La diferencia entre un número y el otro se explica principalmente por pagos de deuda pública que hasta el momento no se han podido refinanciar en el exterior”, añadieron.

En este sentido, Nery Persichini, head of Research & Strategy de GMA Capital, también subrayó que la Argentina corre con una desventaja respecto de los países de la región, ya que aún no ha recuperado el acceso a los mercados de deuda. “Por lo tanto, el incremento del riesgo país por encima de los 900 puntos básicos dilataría aún más la necesaria vuelta a los mercados. Estos factores complican la estrategia de mantener el crawling peg al 1% mensual, incluso con la ayuda del FMI”, sostuvo.

Un informe de Quantum Finanzas justamente analiza el comportamiento del riesgo país argentino frente al de los demás países de la región. Según el estudio, entre el último trimestre de 2023 y principios de 2025, el indicador había pasado de 2700 puntos básicos a menos de 560 puntos. Pero el 9 de enero pasado comenzó a aumentar, no solo por la creciente incertidumbre a nivel internacional, sino también por cuestiones propias de la Argentina. “Más aún, entre el 9 de enero de este año y el 4 de abril, el rendimiento de la deuda soberana argentina aumentó 286 puntos básicos, mientras que en el resto de los países se registraron caídas del orden de 50-60 puntos, en línea con la caída del bono del Tesoro de Estados Unidos a 10 años, que pasó de 4,7% a 3,9% anual”, agregaron.

Sin embargo, Fernando Baer, economista asociado de Quantum Finanzas, dijo que los fundamentos locales no deberían complicar a la Argentina más que a otros emergentes en la búsqueda de financiamiento, aunque habló de “tiempos vertiginosos”.

Para Fernando Camusso, director de Rafaela Capital, si el mercado sigue sin creerle al Gobierno y la incertidumbre aumenta, volverá a tomar cobertura de futuros. Como consecuencia, la tasa en dólares sigue estando por encima de la tasa en pesos y el BCRA seguirá vendiendo reservas, sin poder frenar ese proceso.

“Paralelamente, al subir los tipos de cambio financieros, sube la brecha, lo que te obliga o a intervenir más, o incluso a volver a poner ciertas restricciones para el acceso a dólares. Si la brecha sube más del 40%, la presión cambiaria aumenta y pone en riesgo el proceso desinflacionario. O sea, lo internacional te acorta mucho los tiempos”, juzgó Camusso.

Por último, el analista financiero Christian Buteler dijo que el actual escenario es lo que se denomina viento de frente. “La economía hoy está recibiendo un viento de frente con un contexto mundial que, la verdad, no favorece a nadie. Creo que esto perjudica a todo el mundo en general, pero cuando tenés una economía más frágil, ese impacto es mayor”, cerró.

Si bien la suba de los aranceles decidida por Estados Unidos afecta en primer lugar al comercio con ese país, los analistas consultados destacan que existe un impacto indirecto significativo para la Argentina, como el que podrían recibir la estrategia cambiaria del Gobierno (la devaluación del tipo de cambio oficial del 1% mensual) y la estrategia financiera (salir a buscar fondos al mercado internacional tras el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional).

Según Gabriel Caamaño, economista y director de la consultora Outlier, esta crisis llega en un momento complicado, porque, si se extiende este contexto externo y con precios de commodities a la baja, claramente la presión cambiaria va a ser mayor. “Lo que está muy complicado es unificar a este nivel de tipo de cambio oficial”, explicó.

Ranking: tres multinacionales manejaron casi el 40% de las exportaciones de granos y subproductos de la Argentina

Por otro lado, la consultora 1816 indicó en su informe semanal que, si no baja rápidamente el riesgo país y no se puede acceder al mercado internacional de deuda, un eventual primer desembolso del FMI por US$8000 millones no sería suficiente para mantener en el Banco Central las divisas sin una modificación “sustancial” en el régimen cambiario. “Decimos esto porque, si bien desde la asunción de Milei el Central compró cerca de US$24.000 millones en el mercado oficial de cambios, las reservas netas apenas aumentaron US$2000 millones en el mismo período. La diferencia entre un número y el otro se explica principalmente por pagos de deuda pública que hasta el momento no se han podido refinanciar en el exterior”, añadieron.

En este sentido, Nery Persichini, head of Research & Strategy de GMA Capital, también subrayó que la Argentina corre con una desventaja respecto de los países de la región, ya que aún no ha recuperado el acceso a los mercados de deuda. “Por lo tanto, el incremento del riesgo país por encima de los 900 puntos básicos dilataría aún más la necesaria vuelta a los mercados. Estos factores complican la estrategia de mantener el crawling peg al 1% mensual, incluso con la ayuda del FMI”, sostuvo.

Un informe de Quantum Finanzas justamente analiza el comportamiento del riesgo país argentino frente al de los demás países de la región. Según el estudio, entre el último trimestre de 2023 y principios de 2025, el indicador había pasado de 2700 puntos básicos a menos de 560 puntos. Pero el 9 de enero pasado comenzó a aumentar, no solo por la creciente incertidumbre a nivel internacional, sino también por cuestiones propias de la Argentina. “Más aún, entre el 9 de enero de este año y el 4 de abril, el rendimiento de la deuda soberana argentina aumentó 286 puntos básicos, mientras que en el resto de los países se registraron caídas del orden de 50-60 puntos, en línea con la caída del bono del Tesoro de Estados Unidos a 10 años, que pasó de 4,7% a 3,9% anual”, agregaron.

Sin embargo, Fernando Baer, economista asociado de Quantum Finanzas, dijo que los fundamentos locales no deberían complicar a la Argentina más que a otros emergentes en la búsqueda de financiamiento, aunque habló de “tiempos vertiginosos”.

Para Fernando Camusso, director de Rafaela Capital, si el mercado sigue sin creerle al Gobierno y la incertidumbre aumenta, volverá a tomar cobertura de futuros. Como consecuencia, la tasa en dólares sigue estando por encima de la tasa en pesos y el BCRA seguirá vendiendo reservas, sin poder frenar ese proceso.

“Paralelamente, al subir los tipos de cambio financieros, sube la brecha, lo que te obliga o a intervenir más, o incluso a volver a poner ciertas restricciones para el acceso a dólares. Si la brecha sube más del 40%, la presión cambiaria aumenta y pone en riesgo el proceso desinflacionario. O sea, lo internacional te acorta mucho los tiempos”, juzgó Camusso.

Por último, el analista financiero Christian Buteler dijo que el actual escenario es lo que se denomina viento de frente. “La economía hoy está recibiendo un viento de frente con un contexto mundial que, la verdad, no favorece a nadie. Creo que esto perjudica a todo el mundo en general, pero cuando tenés una economía más frágil, ese impacto es mayor”, cerró.

 

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