Una década y media tuvieron que esperar los fans de Los Piojos para revivir el ritual, con un show que comenzó, pasadas las 21.50, a desandar los clásicos de la banda, durante más de dos horas y media. “Te diría”, “Desde lejos no se ve” y “Babilonia” fueron las que abrieron el juego a la fiesta. Y hay otra veintena por delante, que sonará hasta pasada la medianoche. Se trata del primero de la saga de siete recitales ya agotados que la banda planeó en el Estadio Único de La Plata, a 15 años de haberse separado.
En la previa
Dos horas antes del recital, el viento platense aumentaba su fuerza sobre la avenida 32, y el bulevar se convertía en una gran feria de remeras (una por 15.000, dos por 25.000). La cerveza y el fernet eran la constante en las cuadras previas a los ingresos. En la boletería todavía se entregaban entradas, y las parrillas de chulengos humeaban entre choris y hamburguesas. Tampoco faltaron las heladeritas rojas o azules de manijas blancas, bien provistas de bebidas, quizás para los que no iban a entrar pero quisieron escuchar desde afuera.
El clima de fiesta se vivía en la previa, y el buen augurio siempre estaba presente para que no aparecieran desentonados buscando pelea, especialmente con la gente de seguridad. Lejos de los clásicos platenses, uno con camiseta de Boca le deseaba suerte a otro que tenía la de Huracán para el partido del día siguiente. Dentro del estadio no faltaron las promociones para contrarrestar la oferta callejera: “Con la compra del merch dentro del estadio, te llevás un regalo sorpresa y participás del sorteo de un vinilo autografiado”.
Claro que muchos ya tienen colecciones completas de remeras porque son fans de la primera hora de la banda, como Guillermo (67) y Peggy, su esposa, que fueron con sus hijos y con su nuera. Sacaron chapa de socios vitalicios de esta tribu al decir que su nieto se llama Ciro. Ludmila, de 25, parecía querer reeditar en esa noche platense aquel primer recital de Los Piojos que vio a los seis años, en un Quilmes Rock.
En la misma platea había otro clan: las primas Valen y Tatiana, madre y madrina, respectivamente, de Joaco, que, a sus 10, llegaba por primera vez a un show piojoso. Su padre lo miraba orgulloso y hablaba del buen público que tiene la banda.
Final de la espera
Para que se produjera la vuelta de la banda a los escenarios, a 15 años de su último concierto, no se necesitó milagros, sino ese devenir que hasta parece predestinado y guionado en estos tiempos de la industria de la música. Incluso, la secuela puede mostrar algún spin-off que no tiene que ver con nuevas historias paralelas, sino con otras vías laterales para alimentar la evocación.
Desde que comenzaron a sonar fuerte los rumores de la vuelta a los escenarios, el consumo de música de la banda en Spotify aumentó un 60%, sobre todo por el impulso que le dio la presencia en la plataforma del último recital en vivo de Los Piojos. Para principios de septiembre, trepaban las reproducciones de canciones emblemáticas: “Tan Solo” (81 millones), “Bicho de Ciudad” (47 millones), “Como Alí” (34 millones).
Quince (años) fue un buen número para el regreso. Solo hacía falta que se alinearan algunos planetas y que luego saltara algún chispazo, algún cortocircuito, para alimentar el cotilleo en la trastienda del rock. Si se puede fijar un mojón que acredite el punto de partida para que la maquinaria se pusiera en marcha, ese será el recital que Ciro dio con su banda Los Persas en el estadio de Vélez, el 9 de septiembre de 2023.
Allí tuvo a Pity Fernández como invitado. Juntos interpretaron “Bicho de ciudad” y “Pacífico” y renovaron las esperanzas de la vuelta de Los Piojos, tanto propias como las del público. Meses después, Micky Rodríguez, bajista fundador, decidió no ser parte del regreso, y su lugar fue ocupado por Luciana Valdés (Luli Bass), convocada especialmente para estas actuaciones.
“¡15 años después volvemos a encontrarnos! Sabemos que desde el primer momento muchas almas esperaron volver a congregarse en un Ritual Piojoso más. Compartir con sus hijos que nunca lo vivieron, aquello que llevan tatuado. También están los que, por edad o el destino, nunca pudieron vivirlo. Ahora y por unos meses podremos disfrutarlo. Es tremenda la respuesta que tuvo nuestro llamado. Estamos sorprendidos y movilizados. Para nosotros también será una experiencia única. Volveremos a compartir un escenario Ciro, Piti, Dani, Roger, Chucky y el Chango. Más Juan Abalos, quien se probó en 2008 y no quedó por un tema de agenda. Tavo (Kupinski, fallecido en enero de 2011) estará presente, no solo en la música y nuestros corazones, sino en el acompañamiento de su hija Lara”, escribieron en sus redes, y se desafiaron a cumplir con la promesa. En eso están.
Quedan por delante seis funciones en La Plata, con entradas que van de los 50.000 a 90.000 pesos (más costos de servicio) y una actuación en el festival Quilmes Rock, el 13 de abril del año próximo, en Tecnópolis.
Una década y media tuvieron que esperar los fans de Los Piojos para revivir el ritual, con un show que comenzó, pasadas las 21.50, a desandar los clásicos de la banda, durante más de dos horas y media. “Te diría”, “Desde lejos no se ve” y “Babilonia” fueron las que abrieron el juego a la fiesta. Y hay otra veintena por delante, que sonará hasta pasada la medianoche. Se trata del primero de la saga de siete recitales ya agotados que la banda planeó en el Estadio Único de La Plata, a 15 años de haberse separado.
En la previa
Dos horas antes del recital, el viento platense aumentaba su fuerza sobre la avenida 32, y el bulevar se convertía en una gran feria de remeras (una por 15.000, dos por 25.000). La cerveza y el fernet eran la constante en las cuadras previas a los ingresos. En la boletería todavía se entregaban entradas, y las parrillas de chulengos humeaban entre choris y hamburguesas. Tampoco faltaron las heladeritas rojas o azules de manijas blancas, bien provistas de bebidas, quizás para los que no iban a entrar pero quisieron escuchar desde afuera.
El clima de fiesta se vivía en la previa, y el buen augurio siempre estaba presente para que no aparecieran desentonados buscando pelea, especialmente con la gente de seguridad. Lejos de los clásicos platenses, uno con camiseta de Boca le deseaba suerte a otro que tenía la de Huracán para el partido del día siguiente. Dentro del estadio no faltaron las promociones para contrarrestar la oferta callejera: “Con la compra del merch dentro del estadio, te llevás un regalo sorpresa y participás del sorteo de un vinilo autografiado”.
Claro que muchos ya tienen colecciones completas de remeras porque son fans de la primera hora de la banda, como Guillermo (67) y Peggy, su esposa, que fueron con sus hijos y con su nuera. Sacaron chapa de socios vitalicios de esta tribu al decir que su nieto se llama Ciro. Ludmila, de 25, parecía querer reeditar en esa noche platense aquel primer recital de Los Piojos que vio a los seis años, en un Quilmes Rock.
En la misma platea había otro clan: las primas Valen y Tatiana, madre y madrina, respectivamente, de Joaco, que, a sus 10, llegaba por primera vez a un show piojoso. Su padre lo miraba orgulloso y hablaba del buen público que tiene la banda.
Final de la espera
Para que se produjera la vuelta de la banda a los escenarios, a 15 años de su último concierto, no se necesitó milagros, sino ese devenir que hasta parece predestinado y guionado en estos tiempos de la industria de la música. Incluso, la secuela puede mostrar algún spin-off que no tiene que ver con nuevas historias paralelas, sino con otras vías laterales para alimentar la evocación.
Desde que comenzaron a sonar fuerte los rumores de la vuelta a los escenarios, el consumo de música de la banda en Spotify aumentó un 60%, sobre todo por el impulso que le dio la presencia en la plataforma del último recital en vivo de Los Piojos. Para principios de septiembre, trepaban las reproducciones de canciones emblemáticas: “Tan Solo” (81 millones), “Bicho de Ciudad” (47 millones), “Como Alí” (34 millones).
Quince (años) fue un buen número para el regreso. Solo hacía falta que se alinearan algunos planetas y que luego saltara algún chispazo, algún cortocircuito, para alimentar el cotilleo en la trastienda del rock. Si se puede fijar un mojón que acredite el punto de partida para que la maquinaria se pusiera en marcha, ese será el recital que Ciro dio con su banda Los Persas en el estadio de Vélez, el 9 de septiembre de 2023.
Allí tuvo a Pity Fernández como invitado. Juntos interpretaron “Bicho de ciudad” y “Pacífico” y renovaron las esperanzas de la vuelta de Los Piojos, tanto propias como las del público. Meses después, Micky Rodríguez, bajista fundador, decidió no ser parte del regreso, y su lugar fue ocupado por Luciana Valdés (Luli Bass), convocada especialmente para estas actuaciones.
“¡15 años después volvemos a encontrarnos! Sabemos que desde el primer momento muchas almas esperaron volver a congregarse en un Ritual Piojoso más. Compartir con sus hijos que nunca lo vivieron, aquello que llevan tatuado. También están los que, por edad o el destino, nunca pudieron vivirlo. Ahora y por unos meses podremos disfrutarlo. Es tremenda la respuesta que tuvo nuestro llamado. Estamos sorprendidos y movilizados. Para nosotros también será una experiencia única. Volveremos a compartir un escenario Ciro, Piti, Dani, Roger, Chucky y el Chango. Más Juan Abalos, quien se probó en 2008 y no quedó por un tema de agenda. Tavo (Kupinski, fallecido en enero de 2011) estará presente, no solo en la música y nuestros corazones, sino en el acompañamiento de su hija Lara”, escribieron en sus redes, y se desafiaron a cumplir con la promesa. En eso están.
Quedan por delante seis funciones en La Plata, con entradas que van de los 50.000 a 90.000 pesos (más costos de servicio) y una actuación en el festival Quilmes Rock, el 13 de abril del año próximo, en Tecnópolis.