El metro de Nueva York, que fue inaugurado en 1904, celebra 120 años de funcionamiento continuo. Con casi 500 estaciones y cerca de 1.000 kilómetros de vías, no solo conecta una de las ciudades más emblemáticas del mundo, sino que también forma parte de la narración y la evolución de la historia de Nueva York.
En sus inicios, el metro operaba bajo tres compañías: dos privadas (Interborough Rapid Transit Company y Brooklyn-Manhattan Transit Corporation) y una municipal (Independent Subway System). Sin embargo, la competencia y los problemas financieros llevaron a su unificación en 1940, bajo la gestión de la Autoridad Metropolitana del Transporte (MTA), dando paso a una administración más centralizada.
La construcción y el vínculo con los inmigrantes
El metro es el resultado del arduo trabajo de miles de inmigrantes, principalmente irlandeses e italianos, que enfrentaron condiciones laborales extremas para materializar este proyecto. La construcción de las líneas subterráneas requirió técnicas innovadoras para sortear los desafíos geográficos de Manhattan, una isla que se caracteriza por poseer un terreno rocoso.
El método empleado, de acuerdo a Architectural Digest, conocido como “cortar y tapar”, consistía en excavar secciones superficiales y cubrirlas rápidamente, evitando excavaciones profundas y manteniendo al mismo tiempo la estabilidad de la superficie.
La evolución de las tarifas y sistemas de pago
Durante sus primeros 44 años, el costo de un viaje en metro se mantuvo en cinco centavos, un precio que los neoyorquinos llegaron a considerar un derecho. Sin embargo, en 1948, las tarifas se duplicaron a diez centavos debido a la inviabilidad económica del sistema, lo que causó el descontento generalizado de los usuarios.
Hoy en día, un viaje cuesta US$2,90, un valor estándar que no depende de la distancia recorrida ni del tiempo empleado. Este modelo tarifario busca evitar castigar económicamente a los usuarios de barrios periféricos, donde residen muchas familias de menores ingresos.
El sistema de pago también evolucionó con los años. Los tokens metálicos, que durante décadas fueron el símbolo del metro de la ciudad, dieron paso a las tarjetas MetroCard a principios de los 2000. Actualmente, estas tarjetas están siendo reemplazadas por sistemas de pago sin contacto, lo que les permite a los usuarios acceder al servicio mediante teléfonos móviles o tarjetas inteligentes. Así se refleja el compromiso de la MTA con la modernización tecnológica y la eficiencia operativa.
El impacto social del metro
El metro no es solo un medio de movilidad, porque también es un elemento fundamental de la vida en Nueva York. Concetta Bencivenga, directora del Museo del Tránsito de Nueva York, dijo, en una entrevista con La Conexión USA, que “vivir en la ciudad tal como lo hacemos no sería posible sin el metro”. Su influencia va más allá de lo práctico, debido a que moldea barrios y conecta culturas en una ciudad vibrante y multicultural.
Barrios como Queens o el Bronx deben gran parte de su crecimiento a la conectividad que ofrece el metro. La línea 7, por ejemplo, fue un motor clave en el desarrollo de Queens, atrayendo negocios, residentes y diversidad cultural. Este impacto pone de manifiesto el poder transformador de la red subterránea, que le provocó a Nueva York una expansión continua.
Happy Birthday, #NYCsubway! The subway turns 120 today! #OnThisDay in 1904, the IRT (Interborough Rapid Transit) subway opened. This #NYTMCollection video, shot just months after the subway opened, shows a train pulling into 14 St Station and continuing uptown. #SubwayAt120 pic.twitter.com/mTFj2F50dg
— NY Transit Museum (@NYTransitMuseum) October 27, 2024
Parte de películas emblemáticas
También, el metro de Nueva York incursionó en el mundo del espectáculo porque fue escenario de innumerables películas y series, convirtiéndose en un ícono cultural. Películas como The Warriors (1979), Fiebre del sábado noche (1977) y Cazafantasmas 2 (1989) inmortalizaron sus vagones y estaciones, dotándolos de un aura casi mística.
En adición, en lo que resalta la cuestión social del subterráneo, el programa Music Under New York, creado por el Departamento de Transporte y liderado por MTA Arts for Transit desde 1985, permite a artistas seleccionados tocar en estaciones de metro, ofreciendo un viaje más agradable a los pasajeros y promoviendo el talento.
Como contó City Travel NYC, los finalistas se presentan en Grand Central ante jueces que evalúan calidad, diversidad cultural y espectáculo, garantizando que solo los mejores entretengan a los viajeros.
Financiación y retos a futuro
En la actualidad, el metro enfrenta desafíos significativos relacionados con la financiación, la congestión y la eficiencia energética. La MTA, que opera el sistema, depende en gran medida de los nuevos impuestos a los vehículos que ingresan a Manhattan, una medida que comenzará a aplicarse en enero de 2025. Se espera que esta iniciativa genere US$16.5 mil millones, que serán destinadas a mejoras clave, como la instalación de ascensores en estaciones, solicitadas durante años por asociaciones de personas con discapacidades.
El consejero delegado de la MTA, Janno Lieber, defendió la seguridad y eficiencia del sistema, y señaló que, a pesar de las críticas, el metro de Nueva York es “mucho más seguro que otros lugares del país”. También remarcó la capacidad del ente encargado del control para operar con presupuestos limitados y adaptarse a las necesidades de los usuarios.
El metro de Nueva York, que fue inaugurado en 1904, celebra 120 años de funcionamiento continuo. Con casi 500 estaciones y cerca de 1.000 kilómetros de vías, no solo conecta una de las ciudades más emblemáticas del mundo, sino que también forma parte de la narración y la evolución de la historia de Nueva York.
En sus inicios, el metro operaba bajo tres compañías: dos privadas (Interborough Rapid Transit Company y Brooklyn-Manhattan Transit Corporation) y una municipal (Independent Subway System). Sin embargo, la competencia y los problemas financieros llevaron a su unificación en 1940, bajo la gestión de la Autoridad Metropolitana del Transporte (MTA), dando paso a una administración más centralizada.
La construcción y el vínculo con los inmigrantes
El metro es el resultado del arduo trabajo de miles de inmigrantes, principalmente irlandeses e italianos, que enfrentaron condiciones laborales extremas para materializar este proyecto. La construcción de las líneas subterráneas requirió técnicas innovadoras para sortear los desafíos geográficos de Manhattan, una isla que se caracteriza por poseer un terreno rocoso.
El método empleado, de acuerdo a Architectural Digest, conocido como “cortar y tapar”, consistía en excavar secciones superficiales y cubrirlas rápidamente, evitando excavaciones profundas y manteniendo al mismo tiempo la estabilidad de la superficie.
La evolución de las tarifas y sistemas de pago
Durante sus primeros 44 años, el costo de un viaje en metro se mantuvo en cinco centavos, un precio que los neoyorquinos llegaron a considerar un derecho. Sin embargo, en 1948, las tarifas se duplicaron a diez centavos debido a la inviabilidad económica del sistema, lo que causó el descontento generalizado de los usuarios.
Hoy en día, un viaje cuesta US$2,90, un valor estándar que no depende de la distancia recorrida ni del tiempo empleado. Este modelo tarifario busca evitar castigar económicamente a los usuarios de barrios periféricos, donde residen muchas familias de menores ingresos.
El sistema de pago también evolucionó con los años. Los tokens metálicos, que durante décadas fueron el símbolo del metro de la ciudad, dieron paso a las tarjetas MetroCard a principios de los 2000. Actualmente, estas tarjetas están siendo reemplazadas por sistemas de pago sin contacto, lo que les permite a los usuarios acceder al servicio mediante teléfonos móviles o tarjetas inteligentes. Así se refleja el compromiso de la MTA con la modernización tecnológica y la eficiencia operativa.
El impacto social del metro
El metro no es solo un medio de movilidad, porque también es un elemento fundamental de la vida en Nueva York. Concetta Bencivenga, directora del Museo del Tránsito de Nueva York, dijo, en una entrevista con La Conexión USA, que “vivir en la ciudad tal como lo hacemos no sería posible sin el metro”. Su influencia va más allá de lo práctico, debido a que moldea barrios y conecta culturas en una ciudad vibrante y multicultural.
Barrios como Queens o el Bronx deben gran parte de su crecimiento a la conectividad que ofrece el metro. La línea 7, por ejemplo, fue un motor clave en el desarrollo de Queens, atrayendo negocios, residentes y diversidad cultural. Este impacto pone de manifiesto el poder transformador de la red subterránea, que le provocó a Nueva York una expansión continua.
Happy Birthday, #NYCsubway! The subway turns 120 today! #OnThisDay in 1904, the IRT (Interborough Rapid Transit) subway opened. This #NYTMCollection video, shot just months after the subway opened, shows a train pulling into 14 St Station and continuing uptown. #SubwayAt120 pic.twitter.com/mTFj2F50dg
— NY Transit Museum (@NYTransitMuseum) October 27, 2024
Parte de películas emblemáticas
También, el metro de Nueva York incursionó en el mundo del espectáculo porque fue escenario de innumerables películas y series, convirtiéndose en un ícono cultural. Películas como The Warriors (1979), Fiebre del sábado noche (1977) y Cazafantasmas 2 (1989) inmortalizaron sus vagones y estaciones, dotándolos de un aura casi mística.
En adición, en lo que resalta la cuestión social del subterráneo, el programa Music Under New York, creado por el Departamento de Transporte y liderado por MTA Arts for Transit desde 1985, permite a artistas seleccionados tocar en estaciones de metro, ofreciendo un viaje más agradable a los pasajeros y promoviendo el talento.
Como contó City Travel NYC, los finalistas se presentan en Grand Central ante jueces que evalúan calidad, diversidad cultural y espectáculo, garantizando que solo los mejores entretengan a los viajeros.
Financiación y retos a futuro
En la actualidad, el metro enfrenta desafíos significativos relacionados con la financiación, la congestión y la eficiencia energética. La MTA, que opera el sistema, depende en gran medida de los nuevos impuestos a los vehículos que ingresan a Manhattan, una medida que comenzará a aplicarse en enero de 2025. Se espera que esta iniciativa genere US$16.5 mil millones, que serán destinadas a mejoras clave, como la instalación de ascensores en estaciones, solicitadas durante años por asociaciones de personas con discapacidades.
El consejero delegado de la MTA, Janno Lieber, defendió la seguridad y eficiencia del sistema, y señaló que, a pesar de las críticas, el metro de Nueva York es “mucho más seguro que otros lugares del país”. También remarcó la capacidad del ente encargado del control para operar con presupuestos limitados y adaptarse a las necesidades de los usuarios.