Eduardo Costantini: Reconoció que el país estaba al borde de una híper y anticipó cómo salir del cepo

Creador de Nordelta, fundador de Consultatio, coleccionista de arte, desarrolador inmobiliario y padre. Esas son, quizás, algunos de los conceptos que definen a Eduardo Costantini, uno de los empresarios argentinos más importantes del país y de las propiedades.

En el marco del noveno capítulo del summit de Real Estate, evento organizado por LA NACION, el ejecutivo dialogó con José Del Río, secretario general de Redacción de este medio, a sala llena y con miles de espectadores al otro lado de la pantalla. Siendo voz autorizada en el sector, compartió su visión respecto al devenir de la Argentina, las medidas de Gobierno y la actualidad.

Párrafo aparte, dedicó algunos momentos a su colección de arte, con emoción mediante al recordar a un amigo, y el deseo de regresar al país a vivir el año próximo para el nacimiento de su octavo hijo. En el cierre del evento del año del mercado inmobiliario, el ejecutivo dejó varias definiciones y una frase: “No quería ser una cuenta corriente”, al hablar de su vida personal.

En este video, un resumen de la charla

Eduardo Constantini: “Ser empresario es una vocación”

-¿Cómo está viendo esta etapa?

– En general, bien. Pensemos lo que es la Argentina, lo que tomó este Gobierno. Una Argentina quebrada por donde la mires, reservas negativas, importaciones no pagas, un tipo de cambio atrasado, todo el mundo pensando en dólares, baja demanda de dinero, una curva en pesos difícil de controlar, precios retrasados, déficit enorme. Realmente, Argentina estaba al borde de la híper y con muy malas expectativas.

Lo que logró el Gobierno fue producir un cambio violento de expectativas en relación al peligro de la hiper. Nadie pensó en esa posibilidad, hubo una fuerte inflación y una fuerte baja. En el medio, tuvimos el comportamiento de los flujos por comercio exterior y las inversiones especulativas, traicioneras porque acentúan la volatilidad. Tenemos un Gobierno que ideológicamente cree en el superávit fiscal y en la idea de sanear el balance del Banco Central.

-¿Qué tenemos que mirar de este dólar a lo que viene? ¿Lo ve en buena relación con el peso o caro?

– Lo difícil es que tenés que poner en equilibrio a la política cambiaria con el sector externo, lo fiscal y lo monetario, siempre con un ojo puesto en el nivel de actividad y el crecimiento. Sobre todo eso, tenés las expectativas. Ha habido un cambio de expectativas muy grande referido a la política monetaria y ahí hay un problema, que tiene que solucionar el Gobierno.

El viernes, se hizo un comunicado sano para tratar de normalizar la actividad del Banco Central, pero no da respuestas con relación a los flujos del sector externo, que no están siendo favorables y no estamos pudiendo comprar los dólares para hacer frente a los compromisos en dólares. Me parece que el ideal sería lograr un acuerdo con el Fondo [Monetario Internacional], que ingresara dinero y, en todo caso, producir un toque marginal en el tipo de cambio. Me parece que el Gobierno ha conseguido algo muy favorable que fue reducir la tasa de inflación y haber logrado que, a pesar de la fuerte caída de la actividad, a partir de marzo/abril la economía se esté recuperando a niveles mucho más bajos.

A la Argentina se le pide pagar los intereses y vencimientos de la deuda, que no es algo insólito, pero es imposible. No podés pagar el vencimiento de la deuda de capital de un país. Los países renuevan. Nadie habla, pero Estados Unidos tiene una deuda que va a atravesar el 100% del PBI y un déficit del 7% anual.

El dólar en Argentina tiene un cambio muy volátil y siempre estamos comparando esa volatilidad. Si el dólar está muy bajo, aumenta mucho el costo de la construcción y después tenés una suba violenta y, entonces, cae. Tenemos que tratar de llegar al equilibrio macro y pensar en aquello que te da la composición del costo de construcción que es, en todo caso, la apertura de la economía.

-¿Hizo bien el Gobierno en no salir del cepo? Hay un debate entre los economistas sobre si es o no una buena medida…

– La experiencia de la tablita a nadie le gusta. Si devaluás, al principio te viene bien porque cambiaste expectativas, tenés ingreso de flujo y bajaste la tasa de interés. Sin embargo, la gente anticipó la política cambiaria. A medida que pasaron los meses, la baja de la tasa nominal la llevaron al 40%, ahí hay una baja del dólar terrible y el carry tiene un riesgo enorme.

Se produce el cambio de expectativas, se viene el cronograma de pagos, el Central deja de comprar reservas, está sacrificando el 20% de la exportaciones que las vende al contado con liqui y no al Banco Central y eso el mercado lee que no cierra. Para salir del cepo tiene que haber un ingreso de dólares para respaldar el flujo del sector externo y puedas flotar. La liberación del mercado tiene que venir con un apoyo financiero.

La charla completa.

Eduardo Constantini mano a mano con José del Rio

-Lo llevo al mundo del Real Estate, ¿cómo fue el momento en el que dijo “este va a ser mi proyecto de vida”?

– Yo empecé mi carrera en el sector financiero, pero desde chico siempre tuve una atracción natural con el desarrollo inmobiliario. Me fue muy bien en lo financiero, pero en un momento de mi vida dije “no quiero ser una cuenta corriente”. Yo tenía el 40% de mi patrimonio líquido y quise empezar a hacer y dejar algo. Ahí fue cuando comencé a desarrollar en la zona de Catalinas y ser desarrollador inmobiliario.

-Y ahora Nordelta está en la etapa final…

– Nordelta tiene dos barrios, pero también está haciendo acuerdos con vecinos y serían cuatro barrios… le quedaría el 20% de los terrenos. Tenemos el Nordelta Centro, que son 38 manzanas, 380.000 metros, donde eso puede llevar 15 años. No sé si lo veré o no, pero están viniendo universidades, está Swiss Medical, estamos con distintos proyectos de viviendas, gastronómicos, de diseño, boutique… es muy interesante y desafiante como centro urbano y corona Nordelta como servicio de ciudad.

-Como inversor, ¿es un momento para invertir en proyectos de Real Estate?

– Nosotros siempre invertimos y pensamos en el largo plazo. Igual que nuestros colegas, pensamos en darle valor a los proyectos que realizamos. Lo que ocurre es que hay proyectos que no lanzamos [hasta que] encontrás el timing del lanzamiento. Por ejemplo, nosotros hemos invertido 140 millones de dólares en la compra de tres terrenos en la zona de Catalinas, los hemos escriturado y salió un Decreto ley que modificó el límite del puerto, desdiciendo un Decreto Ley anterior y al día de hoy estamos trabados. Son tres torres de vivienda y uso mixto, una inversión de más de 200 millones de dólares.

– Arrancar con un marco jurídico y que después cambie, para proyectos como el de ustedes, imagino que es algo que se quiere evitar…

– Los proyectos nuestros son de largo plazo. La Argentina tiene, lamentablemente, una particularidad: vos tenés un sector público quebrado y un privado con más o menos 300.000 millones de dólares. Si nosotros creyéramos en la Argentina, solucionaríamos el sector externo. Si uno hace proyectos buenos, en términos generales la demanda está y, en definitiva, los paga.

Nosotros estamos próximos a cerrar un acuerdo con una institución para vender nuestros proyectos con garantía hipotecaria.

-¿Qué significa eso?

– Que va a poder comprar a un plazo de, mínimo, diez años con una cuota indexada mucho más baja. Esto vuela si la inflación se consolida a la baja, tendríamos que ir convergiendo a mediano plazo a menos del 10%, porque, si no, la indexación hace que la cuota sea muy elevada. Todos los países alrededor nuestro tienen crédito hipotecario.

-¿Qué es para usted lo mejor y lo peor de ser empresario argentino?

– Es una vocación. Creo que uno siempre puede hacer en Argentina, a pesar de la inestabilidad macro. Uno se puede especializar muy bien en su territorio y hacer las cosas bien. Hay que pensar estratégica y creativamente, pero se pueden hacer las cosas. Si el país fuese estable, se podría hacer más y derramar un poco a lo social. La Argentina está muy segmentada educativamente y es un problema grave. Los que tenemos la ventaja de haber sido educados y tener esa posibilidad, tenemos la obligación de desarrollar al máximo nuestra capacidad.

– Ganó un récord en materia de inversión en arte, ¿eso es emoción, racionalidad, una mezcla o una pasión?

– Es una mezcla. Como se le dice, amor al arte. Esto es un proyecto que tiene 40 años. Rindo homenaje a Ricardo Estévez, un amigo mío que está con ciertas dificultades, y yo compro lo que le falta a la colección. La idea fue crear una colección latinoamericana, tuvo un sentido. El Malba tiene la mejor colección de arte latinoamericana exhibida en el mundo.

– Hablábamos del proyecto nuevo que tenés, que es un hijo; si le pudieras hablar hoy, ¿cuál es el país que querés para él? ¿qué le dirías?

– Nuestro plan es volver a la Argentina y que nazca acá.

-Ni más ni menos…

Sí, claro. Es el amor a la Argentina.

Para ver el evento completo hacer clic acá

Creador de Nordelta, fundador de Consultatio, coleccionista de arte, desarrolador inmobiliario y padre. Esas son, quizás, algunos de los conceptos que definen a Eduardo Costantini, uno de los empresarios argentinos más importantes del país y de las propiedades.

En el marco del noveno capítulo del summit de Real Estate, evento organizado por LA NACION, el ejecutivo dialogó con José Del Río, secretario general de Redacción de este medio, a sala llena y con miles de espectadores al otro lado de la pantalla. Siendo voz autorizada en el sector, compartió su visión respecto al devenir de la Argentina, las medidas de Gobierno y la actualidad.

Párrafo aparte, dedicó algunos momentos a su colección de arte, con emoción mediante al recordar a un amigo, y el deseo de regresar al país a vivir el año próximo para el nacimiento de su octavo hijo. En el cierre del evento del año del mercado inmobiliario, el ejecutivo dejó varias definiciones y una frase: “No quería ser una cuenta corriente”, al hablar de su vida personal.

En este video, un resumen de la charla

Eduardo Constantini: “Ser empresario es una vocación”

-¿Cómo está viendo esta etapa?

– En general, bien. Pensemos lo que es la Argentina, lo que tomó este Gobierno. Una Argentina quebrada por donde la mires, reservas negativas, importaciones no pagas, un tipo de cambio atrasado, todo el mundo pensando en dólares, baja demanda de dinero, una curva en pesos difícil de controlar, precios retrasados, déficit enorme. Realmente, Argentina estaba al borde de la híper y con muy malas expectativas.

Lo que logró el Gobierno fue producir un cambio violento de expectativas en relación al peligro de la hiper. Nadie pensó en esa posibilidad, hubo una fuerte inflación y una fuerte baja. En el medio, tuvimos el comportamiento de los flujos por comercio exterior y las inversiones especulativas, traicioneras porque acentúan la volatilidad. Tenemos un Gobierno que ideológicamente cree en el superávit fiscal y en la idea de sanear el balance del Banco Central.

-¿Qué tenemos que mirar de este dólar a lo que viene? ¿Lo ve en buena relación con el peso o caro?

– Lo difícil es que tenés que poner en equilibrio a la política cambiaria con el sector externo, lo fiscal y lo monetario, siempre con un ojo puesto en el nivel de actividad y el crecimiento. Sobre todo eso, tenés las expectativas. Ha habido un cambio de expectativas muy grande referido a la política monetaria y ahí hay un problema, que tiene que solucionar el Gobierno.

El viernes, se hizo un comunicado sano para tratar de normalizar la actividad del Banco Central, pero no da respuestas con relación a los flujos del sector externo, que no están siendo favorables y no estamos pudiendo comprar los dólares para hacer frente a los compromisos en dólares. Me parece que el ideal sería lograr un acuerdo con el Fondo [Monetario Internacional], que ingresara dinero y, en todo caso, producir un toque marginal en el tipo de cambio. Me parece que el Gobierno ha conseguido algo muy favorable que fue reducir la tasa de inflación y haber logrado que, a pesar de la fuerte caída de la actividad, a partir de marzo/abril la economía se esté recuperando a niveles mucho más bajos.

A la Argentina se le pide pagar los intereses y vencimientos de la deuda, que no es algo insólito, pero es imposible. No podés pagar el vencimiento de la deuda de capital de un país. Los países renuevan. Nadie habla, pero Estados Unidos tiene una deuda que va a atravesar el 100% del PBI y un déficit del 7% anual.

El dólar en Argentina tiene un cambio muy volátil y siempre estamos comparando esa volatilidad. Si el dólar está muy bajo, aumenta mucho el costo de la construcción y después tenés una suba violenta y, entonces, cae. Tenemos que tratar de llegar al equilibrio macro y pensar en aquello que te da la composición del costo de construcción que es, en todo caso, la apertura de la economía.

-¿Hizo bien el Gobierno en no salir del cepo? Hay un debate entre los economistas sobre si es o no una buena medida…

– La experiencia de la tablita a nadie le gusta. Si devaluás, al principio te viene bien porque cambiaste expectativas, tenés ingreso de flujo y bajaste la tasa de interés. Sin embargo, la gente anticipó la política cambiaria. A medida que pasaron los meses, la baja de la tasa nominal la llevaron al 40%, ahí hay una baja del dólar terrible y el carry tiene un riesgo enorme.

Se produce el cambio de expectativas, se viene el cronograma de pagos, el Central deja de comprar reservas, está sacrificando el 20% de la exportaciones que las vende al contado con liqui y no al Banco Central y eso el mercado lee que no cierra. Para salir del cepo tiene que haber un ingreso de dólares para respaldar el flujo del sector externo y puedas flotar. La liberación del mercado tiene que venir con un apoyo financiero.

La charla completa.

Eduardo Constantini mano a mano con José del Rio

-Lo llevo al mundo del Real Estate, ¿cómo fue el momento en el que dijo “este va a ser mi proyecto de vida”?

– Yo empecé mi carrera en el sector financiero, pero desde chico siempre tuve una atracción natural con el desarrollo inmobiliario. Me fue muy bien en lo financiero, pero en un momento de mi vida dije “no quiero ser una cuenta corriente”. Yo tenía el 40% de mi patrimonio líquido y quise empezar a hacer y dejar algo. Ahí fue cuando comencé a desarrollar en la zona de Catalinas y ser desarrollador inmobiliario.

-Y ahora Nordelta está en la etapa final…

– Nordelta tiene dos barrios, pero también está haciendo acuerdos con vecinos y serían cuatro barrios… le quedaría el 20% de los terrenos. Tenemos el Nordelta Centro, que son 38 manzanas, 380.000 metros, donde eso puede llevar 15 años. No sé si lo veré o no, pero están viniendo universidades, está Swiss Medical, estamos con distintos proyectos de viviendas, gastronómicos, de diseño, boutique… es muy interesante y desafiante como centro urbano y corona Nordelta como servicio de ciudad.

-Como inversor, ¿es un momento para invertir en proyectos de Real Estate?

– Nosotros siempre invertimos y pensamos en el largo plazo. Igual que nuestros colegas, pensamos en darle valor a los proyectos que realizamos. Lo que ocurre es que hay proyectos que no lanzamos [hasta que] encontrás el timing del lanzamiento. Por ejemplo, nosotros hemos invertido 140 millones de dólares en la compra de tres terrenos en la zona de Catalinas, los hemos escriturado y salió un Decreto ley que modificó el límite del puerto, desdiciendo un Decreto Ley anterior y al día de hoy estamos trabados. Son tres torres de vivienda y uso mixto, una inversión de más de 200 millones de dólares.

– Arrancar con un marco jurídico y que después cambie, para proyectos como el de ustedes, imagino que es algo que se quiere evitar…

– Los proyectos nuestros son de largo plazo. La Argentina tiene, lamentablemente, una particularidad: vos tenés un sector público quebrado y un privado con más o menos 300.000 millones de dólares. Si nosotros creyéramos en la Argentina, solucionaríamos el sector externo. Si uno hace proyectos buenos, en términos generales la demanda está y, en definitiva, los paga.

Nosotros estamos próximos a cerrar un acuerdo con una institución para vender nuestros proyectos con garantía hipotecaria.

-¿Qué significa eso?

– Que va a poder comprar a un plazo de, mínimo, diez años con una cuota indexada mucho más baja. Esto vuela si la inflación se consolida a la baja, tendríamos que ir convergiendo a mediano plazo a menos del 10%, porque, si no, la indexación hace que la cuota sea muy elevada. Todos los países alrededor nuestro tienen crédito hipotecario.

-¿Qué es para usted lo mejor y lo peor de ser empresario argentino?

– Es una vocación. Creo que uno siempre puede hacer en Argentina, a pesar de la inestabilidad macro. Uno se puede especializar muy bien en su territorio y hacer las cosas bien. Hay que pensar estratégica y creativamente, pero se pueden hacer las cosas. Si el país fuese estable, se podría hacer más y derramar un poco a lo social. La Argentina está muy segmentada educativamente y es un problema grave. Los que tenemos la ventaja de haber sido educados y tener esa posibilidad, tenemos la obligación de desarrollar al máximo nuestra capacidad.

– Ganó un récord en materia de inversión en arte, ¿eso es emoción, racionalidad, una mezcla o una pasión?

– Es una mezcla. Como se le dice, amor al arte. Esto es un proyecto que tiene 40 años. Rindo homenaje a Ricardo Estévez, un amigo mío que está con ciertas dificultades, y yo compro lo que le falta a la colección. La idea fue crear una colección latinoamericana, tuvo un sentido. El Malba tiene la mejor colección de arte latinoamericana exhibida en el mundo.

– Hablábamos del proyecto nuevo que tenés, que es un hijo; si le pudieras hablar hoy, ¿cuál es el país que querés para él? ¿qué le dirías?

– Nuestro plan es volver a la Argentina y que nazca acá.

-Ni más ni menos…

Sí, claro. Es el amor a la Argentina.

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